martes, 31 de mayo de 2011

Patarroyo lamenta falta de apoyo a la ciencia en Latinoamérica

INICIO / ACTUALIDAD / PAÍS Publicado: 05/30/2011

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Foto: Archivo Semana, Científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo.

El colombiano Manuel Elkin Patarroyo, creador de la primera vacuna sintética contra la malaria, lamentó "la ausencia" de políticas de Estado para impulsar la ciencia en Latinoamérica, la gran asignatura pendiente, a su juicio, de la región en este ámbito.

"Y eso que llevamos 40 años moviendo la ciencia en Colombia. ¡40 años! Esto lo comencé yo muy temprano, movilizando el país entero: 'Hombre mire, la ciencia es útil, es productiva, no es una cuestión de loquitos. Esto es algo que realmente cuenta para la humanidad, para el país, para las personas'", enfatizó.

"Yo no digo que sea indiferencia, yo diría que es ausencia de política de Estado para impulsar la ciencia, que es lo que ha sido más difícil", dijo el investigador en una entrevista con Efe en Madrid, antes de impartir una conferencia en la Casa de América.

Una situación que el Premio Príncipe de Asturias de la Ciencia en 1994 contrastó con la que encuentra en España, que "se involucró en el proceso de desarrollo de una masa crítica de científicos y creó una serie de instituciones e institutos de investigación".

"Y hoy en día no es extraño encontrar, casi a diario, publicaciones científicas de altísimo nivel escritas por los españoles", en prestigiosas revistas como Nature o Science, añadió Patarroyo, que recibirá mañana el premio Príncipe de Viana de la Solidaridad en Navarra (norte español).

"En Latinoamérica, así, que descuellen, hay dos países, que son México y Brasil, y ya", dijo Patarroyo, que acaba de presentar su hallazgo de los principios químicos a partir de los cuales poder crear vacunas sintéticas contra la práctica totalidad de las 517 enfermedades infecciosas conocidas.

El descubrimiento, "resultado de 33 años de trabajo", son "unas reglas de juego definidas" que servirán para prevenir enfermedades, entre ellas la malaria, la tuberculosis, la hepatitis y el dengue, que causan millones de muertes en el mundo.

"Nosotros postulamos hace 33 años que las vacunas se podían hacer químicamente y lo hicimos con la primera vacuna, que es la célebre SPF-66 o la vacuna colombiana contra la malaria", capaz de proteger hasta al 40 por ciento de las personas vacunadas con ella.

El científico trabaja ahora en la segunda generación de esta vacuna, la denominada "Colfavac", que aspiran a empezar a probar en junio de 2012 en humanos tras obtener "algo más de un 90 por ciento" de protección en monos, el "mismo resultado" que, está convencido, darán esos ensayos.

"Nosotros no estamos saltando del ratón o del conejo al humano. Estamos saltando de un único animal, que tiene un sistema de defensas prácticamente idéntico al humano, al humano", explicó.

El científico no va a ceder su nueva vacuna de la malaria a la Organización Mundial de la Salud (OMS), como hiciera con la primera, "porque la OMS la archivó, simple y llanamente".

"Fue un gesto del cual me enorgullezco, mucho, por la sencilla circunstancia de que yo creo que es lo que hay que hacer, en el sentido de que éstas son soluciones de vida. Esto no es un negocio y no tiene por qué ser un negocio. Si se encuentra una solución, tú tienes que entregársela a quien le pertenece, que es la humanidad", dijo.

Explicó que cuenta con el apoyo de un grupo de gente que "está queriendo que se cree un consorcio donde se pueda producir la vacuna y se entregue gratis a la humanidad o al coste".

Los ensayos de la nueva vacuna llevarán "dos-tres años", "ponle cinco", lo que les dará tiempo para trabajar en otras vacunas, dijo. "Ya estamos trabajando durísimo en tuberculosis. Vamos como una moto. Es la siguiente", señaló Patarroyo, quien, pese a los logros alcanzados, destacó que "queda mucho" por hacer hasta que "se logre vacunar a la gente". "Ha pasado la generación mía, la generación del hijo y hasta la de la nieta", dijo el científico que aseguró que su fórmula para poder abarcar todo lo que hace es dormir "muy poco": "Vivir dos días en un solo día. Ése es el truco, así de sencillo".

lunes, 30 de mayo de 2011

Los Príncipes de Asturias presiden la entrega de los Premios Príncipe de Viana

Este martes en Pamplona


Los Príncipes de Asturias presiden la entrega de los Premios Príncipe de Viana. Foto: EP/GOBIERNO DE NAVARRA

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Por la mañana, Don Felipe y Doña Letizia acudirán a Leyre para participar en el tradicional homenaje a los Reyes de Navarra

PAMPLONA, 29 May. (EUROPA PRESS) -

Los Príncipes de Asturias, Don Felipe y Doña Letizia, presidirán este martes, 31 de mayo, la entrega de los Premios Internacionales de Navarra 'Príncipe de Viana', en las tres categorías de cultura, solidaridad y atención a la dependencia.

El acto tendrá lugar a las 19 horas en Pamplona, en el Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra-Baluarte ante más de un millar de invitados, según ha informado en un comunicado el Gobierno de Navarra.

Previamente, por la mañana, los Príncipes de Asturias acudirán al Monasterio de Leyre para presidir el tradicional homenaje a los Reyes de Navarra, en una ceremonia religiosa que concelebrarán el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Francisco Pérez González, al abad mitrado de Leyre, Juan Manuel Apesteguía, y el resto de sacerdotes de la comunidad benedictina.

En esta edición de los premios 'Principe de Viana', segunda con proyección internacional, el premiado en la categoría de Cultura ha sido Faustino Menéndez-Pidal de Navascués, considerado como el más prestigioso de los heraldistas españoles y el gran renovador de esta disciplina en el ámbito hispanoamericano.

Por su parte, el Premio Príncipe de Viana a la Solidaridad ha recaído en Manuel Elkin Patarroyo, en reconocimiento a su labor durante más de 30 años dedicado a la búsqueda de soluciones para las enfermedades que afectan principalmente a los habitantes de los países en desarrollo, mediante la obtención de vacunas, y en especial contra la malaria.

Finalmente, el Premio Príncipe de Viana de Atención a la Dependencia será para la Empresa 'Iriscom', por el proyecto 'Vida a través del iris', que le ha llevado a crear un sistema alternativo de comunicación que controla el sistema informático por el iris del ojo, a fin de facilitar el acceso a la comunicación de personas con máxima discapacidad e incomunicación.

domingo, 22 de mayo de 2011

Bill Gates quiere ser visto como el ministro de Salud del planeta


El Colombiano Germán Velásquez, ex directivo de la OMS, critica entrada de capital privado al ente.

El último cargo que ocupó en la OMS fue el de Director del Secretariado para la Salud Pública. Foto: Archivo / EL TIEMPO

Por: BERNARDO BEJARANO GONZÁLEZ | 11:33 p.m. | 21 de Mayo del 2011

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La Asamblea Mundial de la Salud que finaliza este martes en Ginebra (Suiza) ha sido una de las más movidas de la historia. A temas como la gripa pandémica y la radiación nuclear se le sumó una intensa polémica alrededor de la crisis económica de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el crecimiento del capital privado dentro de su presupuesto.

El debate se atizó con la presencia del zar del software Bill Gates, que es ya el segundo contribuyente de la OMS, sólo superado por EE. UU. Desde el 2008, la Fundación Bill & Melinda Gates ha desembolsado 558 millones de dólares (alrededor de un billón de pesos) para el ente multilateral.

Uno de los mayores críticos de esta forma de financiación es Germán Velásquez, el colombiano que más alto ha escalado dentro de la OMS y que salió de ella el año pasado, tras criticar la forma como la Organización manejó la pandemia de gripa. Desde su casa, en Francia, este manizaleño, de 63 años, habló con EL TIEMPO.

¿Por qué dice que la OMS se está privatizando?

Hasta hace unos seis años existía la norma de que el 51 por ciento del presupuesto de la Organización debía provenir de las cuotas regulares de los 193 países miembros, que se calculan con base en factores como la riqueza y el número de habitantes. Las contribuciones voluntarias, tanto de los Estados como del sector privado, no podían superar el 49 por ciento. Hoy, el 82 por ciento corresponde a aportes voluntarios.

¿Y eso qué tiene de malo?

En primer lugar, las donaciones, por definición, no tienen que ser regulares, lo cual se traduce en un presupuesto inestable. En otras palabras, la OMS está viviendo de la caridad, o de la 'macrocaridad', como la del señor Bill Gates. Pero lo más preocupante es que el que pone la plata fija las prioridades: un donante no da nada si no se destina al departamento o al programa específico que prefiera.

¿Por ejemplo?

El Programa de Medicamentos Esenciales no cuenta con un centavo de las cuotas regulares. Su principal donante es la Fundación Gates, que pone 20 millones de dólares, exclusivamente para evaluar la calidad de las drogas contra el sida. Es esquizofrénico: ¿Por qué un medicamento debe tener la aprobación de la OMS si es para el sida y no la necesita si es para el cáncer o la hipertensión?

¿Por qué a Bill Gates le interesaría especialmente el sida?

Gates busca temas vistosos, de moda, que le den publicidad y prestigio. Lo que está buscando es que lo vean como el 'ministro de Salud del mundo'. Jamás daría dinero para temas como el que yo trabajé por años: cómo quebrar los monopolios derivados de las patentes para favorecer el acceso a los medicamentos. ¿Cómo podría hacerlo si se hizo millonario gracias a la propiedad intelectual?

A la directora de la OMS (la china Margaret Chan) le acaban de aprobar "las mayores reformas en la administración y las finanzas" de la historia de la OMS, fundada hace 63 años. ¿Qué opina de ellas?

Por primera vez en su historia, la OMS reportó en enero un déficit de 300 millones de dólares, debido a que llegaron menos contribuciones voluntarias de las que se esperaban. Entonces se le pidió a la Directora que hiciera una propuesta de financiamiento a largo plazo. En vez de plantear un aumento de las contribuciones regulares, congeladas hace 20 años -sólo les hacen la corrección monetaria-, ella propuso que los privados den más, a cambio de participación en el gobierno de la entidad.

Su documento habla de crear un Foro Mundial de Salud, compuesto por todos los nuevos actores del sector, como el Banco Mundial, los bancos regionales -el BID, por ejemplo-, fundaciones, ONG y la industria farmacéutica, sin diferenciar su naturaleza ni sus intereses. Un monstruo así, con tantos conflictos de intereses, no tiene por qué dictar las políticas sanitarias del planeta.

¿Qué propone, entonces?

El único porvenir posible para la OMS es usar el artículo 19 de su Constitución, que la autoriza para adoptar convenciones que involucren a todos sus miembros, y que sólo se ha usado dos veces desde 1948: para promulgar el Reglamento Sanitario Internacional y el Convenio para el Control del Tabaco. No puede ser que fumar esté prohibido por ley pero vacunar contra la poliomielitis sea una recomendación, un sermón de iglesia.

BERNARDO BEJARANO GONZÁLEZ
Editor Redacción Domingo

jueves, 19 de mayo de 2011

¿FUNDACION ENTROPIA?

Bogotá, 18 de Mayo de 2011

Doctora
ÁNGELA MALDONADO
Miembro de FUNDACIÓN ENTROPIA


Me atengo al concepto físico según el cual entropía es la cantidad de energía que se pierde y no se convierte en trabajo)


Teniendo en cuenta sus reiterativos ataques al al Dr. Patarroyo y a la FIDIC y como conocedor del trabajo que desarrollan, me permito sugerirle la inclusión de un punto en la agenda del, que será eso, ¿seminario?, ¿congreso? dejémoslo en “evento”, que podría ser el último o inmediatamente después del refrigerio, que podría llamarse “Obsesiones y compulsiones: caso de estudio” en el que podría intentarse un análisis de lo que pasa en la psiquis de este tipo de personas, en particular de las que convierten la persecución de otra en su objetivo de vida.

También le pediría el favor de tener en cuenta que durante la hora y cuarenta minutos que al parecer durará su intervención en el evento en mención se habrán capturado 0.015 micos y habrán fallecido por malaria alrededor de 200 personas, la mayoría de ellos niños.

Espero que este pensamiento la distraiga bastante de sus estrategias y obsesiones, a ver si construye en lugar de destruir.

Ni servidor ni amigo,

Fernando Márquez
CCNM (Ciudadano Colombiano No Manipulable)

martes, 17 de mayo de 2011

Don Felipe y Doña Letician entregan el 31 de Mayo los "Príncipes de Viana"


17-05-2011 / 11:10 h >> Leer artículo en ABC, España

Pamplona, 17 may (EFE).-Don Felipe y doña Letizia viajarán el próximo 31 de mayo a Pamplona para entregar, como tradicionalmente hacen cada año, los Premios Internacionales de Navarra "Príncipe de Viana 2011" a Faustino Menéndez Pidal, Manuel Elkin Patarroyo y la empresa Iriscom.

El heraldista Menéndez Pidal recibirá el Premio Príncipe de Viana de la Cultura 2011, mientras que el científico colombiano Elkin recogerá el de la Solidaridad y la empresa Iriscom, el de Atención a la Dependencia por su proyecto "Vida a través del iris".

Doctor en Ingeniería de Caminos por la Universidad Politécnica de Madrid, ciudad en la que reside desde hace muchos años, Menéndez Pidal (Zaragoza, 1924) es vicedirector de la Real Academia de la Historia, académico de número de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, director de la revista "Hidalguía" y miembro del consejo de edición de la revista "Emblemata".

Desde 1955 participa en congresos y coloquios internacionales de heráldica, en 1960 recibió el premio Salazar y Castro del Instituto Internacional de Genealogía y Heráldica, en 1975 se le concedió el Adam Even de la Académie Internativonale d'Heraldique y en 1977 el mismo Instituto le otorgó el premio Manucci.

Por su parte, el Premio Internacional Príncipe de Viana de la Solidaridad 2011 pretende reconocer a Elkin Patarroyo el trabajo que ha desarrollado durante más de 30 años en la búsqueda de soluciones para enfermedades, como la malaria, que afectan principalmente a los países en desarrollo.

Entre otros aspectos, el jurado valoró que Patarroyo donara en 1995 los derechos de la vacuna contra la malaria a la Organización Mundial de la Salud para beneficio de la humanidad, así como que su trabajo coincida con varios de los Objetivos del Desarrollo del Milenio.

Con el Premio de Atención a la Dependencia, la empresa Iriscom verá recompensada una tecnología que permite manejar el ratón del ordenador con el movimiento del ojo.

Esta herramienta informática permite a las personas con graves problemas motóricos poder comunicarse, relacionarse con el entorno, aprender a leer y escribir.EFE.

domingo, 15 de mayo de 2011

EL DECÁLOGO DE PATARROYO Y LAS MANIOBRAS DE LAS FARMACÉUTICAS


El pasado 12 de Mayo, ante la Academia Nacional de Medicina y un auditorio compuesto en su mayoría por científicos y académicos, presentó Manuel Elkin Patarroyo su decálogo para la fabricación de vacunas sintéticas. Fue una presentación objetiva, expuesta en términos muy sencillos, que puso al alcance de todos uno de los temas más complejos que hayan sido abordados por científico alguno en muchos años, la solución a la carencia de vacunas para más de 500 enfermedades infecciosas que ocasionan más de 17 millones de muertes por año.

Es una buena noticia, sin duda, excepto para quienes han hecho de la enfermedad su fuente de ganancias, como la industria farmacéutica, cuyas utilidades trillonarias dependen de que la gente enferme. Sin enfermos no hay ganancia, por lo tanto las vacunas, que se crean para evitarlo, van en contravía de sus intereses, a menos que sean patentadas y comercializadas por ellos, a sus precios y con poca o ninguna consideración por quienes las necesitan. En este negocio, por duro que suene, la vida y la salud son un objeto de comercio, nada más, los ejemplos están a la vista de quien quiera verlos.

No es exageración: recientemente el Vicepresidente Angelino Garzón denunció que algunos laboratorios venden (los medicamentos) al doble y hasta 5 ó 10 veces el precio con el que son vendidos a otros países como Ecuador, Perú y Venezuela y aseguró que se tomarán acciones legales contra estas compañías. No pueden aumentar sus utilidades en miles de millones de pesos a costa de la vida de la población de Colombia, dijo.

La preocupación por mantener boyante su negocio explica muchos de los ataques de que han sido objeto Patarroyo y su equipo, los que en ningún caso han sido de orden científico sino por “Ilícito aprovechamiento de recursos naturales renovables y experimentación ilegal en especies animales o vegetales”, para mencionar un ejemplo, delitos por los que ha sido denunciado y exonerado en repetidas ocasiones sin que sus demandantes se detengan a considerar la necesidad urgente de proteger la vida de los seres humanos que enferman y mueren por causa de estas enfermedades, 500 millones de enfermos y tres millones de muertos, solo por malaria, cada año.

Después de escuchar la presentación de Patarroyo, en la que además de péptidos, aminoácidos, proteínas, polaridades, núcleos y masas aparecen como protagonistas los monos aotus que por sus similitudes con el ser humano juegan un papel crucial en la investigación, se entiende el interés por bloquear la utilización de estos animales para la realización de pruebas, lo cual supondría un frenazo devastador y de costosas consecuencias en términos de calidad de vida para las poblaciones afectadas pero de incremento o de conservación, en el peor de los casos, de las extravagantes utilidades de los laboratorios farmacéuticos, extranjeros en su gran mayoría.

Ya estos han demostrado suficientemente que no vacilan a la hora de apelar a prácticas reñidas con la ética y con la ley en muchos casos, como el financiar estudios que demuestren las bondades de sus productos, no siempre tan buenos como dicen, de convertir en enfermedades que deben ser medicadas algunos procesos naturales, de modificar cifras como las de tensión arterial, lo que hace que de la noche a la mañana aumente el número de hipertensos clientes, el patrocinio de congresos y seminarios hechos a su medida, la publicación de artículos pagados, la financiación de viajes y el otorgamiento de “premios” y “reconocimientos especiales” a sus obsecuentes servidores, cuyo lema pareciera ser “Yes, sir”.

Por eso parece tan sospechoso el extenso informe de 28 páginas de Ángela Maldonado, titulado TRÁFICO DE MONOS NOCTURNOS AOTUS SPP, que pese a estar plagado de cifras, cuadros, estadísticas y nombres técnicos, resulta desvirtuado por una carta de media página de los curacas de la zona, en la que dicen con toda claridad que “Para la colombiana que ganó el Oscar Verde, Ángela Maldonado, esta organización desconoce la investigación que hizo en esta zona fronteriza, en especial dentro de este resguardo indígena Ticoya, porque no existe ningún permiso por esta organización ni mucho menos autorización alguna para que haga la investigación sobre el Asaí.”

Conviene pues mirar un poco más allá de los alegatos ambientalistas de ciertos grupos y personas que, de buena fe la mayoría y por intereses oscuros los otros, resultan comprometidos en el crimen de lesa humanidad que constituye impedir o retardar el desarrollo de vacunas para la protección de un número tan grande de seres humanos cuya vida debería resultarles por lo menos tan valiosa como la de los micos que dicen proteger y que de todas maneras son devueltos a su hábitat en buenas condiciones, bajo la supervisión de las autoridades competentes y de un comité de bioética, lo que invalida de entrada la afirmación de manejos indebidos por parte de la FIDIC y convierte en grandísimos mentirosos a sus propaladores.

Así de simple es la cuestión, y así de grave para todos; aquí no puede tener cabida la ya famosa frase de que se trata solo de negocios, nada personal, porque de caer en esta trampa más temprano que tarde nos resultará impagable el precio que nos impongan los verdaderos traficantes, los que con banderitas verdes comercian con la vida y la salud de todos nosotros.

Fernando Márquez

martes, 10 de mayo de 2011

Un cómic y un mono nocturno son clave en la guerra química de Elkin Patarroyo contra la malaria

Laura Vargas-Parada en Bogotá | Academia 2011-05-10 | Hora de creación: 22:43:02| Ultima modificación: 01:43:56

“Nunca me consideré médico. Lo que necesitaba era el respaldo para hacer investigación”, refiere Patarroyo. Foto: Laura Vargas-Parada

(Tercera y última parte)

>> Leer artículo en LA CRONICA DE HOY, México.

Fue la lectura de un cómic en 1955 lo que le cambió la vida a Manuel Elkin Patarroyo, científico colombiano mundialmente conocido por haber fabricado la primera vacuna sintética contra la malaria. La tira cómica Louis Pasteur, descubridor de vacunas, benefactor de la humanidad no sólo convirtió a Pasteur en su ídolo sino en un ejemplo a seguir. Patarroyo tenía entonces nueve años y hacer vacunas contra enfermedades infecciosas se convirtió en una obsesión.

“Desde niño yo nunca pensé nada distinto” dice en entrevista para Crónica en su oficina de Bogotá. Cuando se le hace notar que Pasteur era químico y se le pregunta por qué estudió medicina y no química, se levanta de su silla como empujado por un resorte y se dirige a un enorme cuadro donde aparece Pasteur. “A Pasteur no lo dejaban vacunar a nadie [por ser químico]. Yo dije: a mi no me va a pasar esto que le pasó a mi ídolo”.

Sin embargo, Patarroyo estaba convencido que para hacer vacunas había que trabajar con moléculas y comenta “en el primer año de medicina me aparecí con la doble hélice del ADN hecha en pedacitos de cartón. Te estoy hablando de 1965”. Mientras sus compañeros pensaban en las células, él tenía claro que la esencia de la vida estaba en una molécula.

Patarroyo estudió medicina en la Universidad Nacional de Colombia, pero no fue un alumno destacado, ya que la mayor parte del tiempo se la pasaba encerrado en el laboratorio. Sabía que no iba a ejercer jamás y que lo suyo era la química y la inmunología: “Nunca me consideré médico. Lo que necesitaba era el respaldo para hacer investigación. Le debo a mis profesores el que hubieran entendido claramente qué era lo que yo quería, y que me dejaran hacer mi carrera a mi modo, a mi manera. Por eso mi canción preferida es A mi manera cantada por Frank Sinatra”.

SOBRE LOS HOMBROS DE GIGANTES. Recién inició sus estudios universitarios Patarroyo comenzó a trabajar con Ronald Mackenzie, virólogo descubridor del virus de la fiebre hemorrágica boliviana. Patarroyo compartió con Mackenzie que pensaba que las vacunas podían hacerse químicamente. “Yo no sé nada de eso” contestó Mackenzie “pero puedo enseñarte cómo se hacen biológicamente”. Patarroyo aprendió con él inmunología básica, virología, vacunología biológica. “Trabajaba con Mackenzie día y noche” pero Patarroyo seguía insistiendo en que quería hacer vacunas químicamente. Ocho meses después, Mackenzie le tenía una sorpresa: “Toma, esta es una invitación formal para que vayas a la Universidad de Yale” le dijo, y Patarroyo recuerda “tuve que buscar un butaco para sentarme porque se me aflojaron las piernas”.

En Yale, Patarroyo conoció a Max Theiler (quien recibió el premio Nobel por su descubrimiento del virus de fiebre amarilla) y a Delphine H. Clarke. Recordando aquella época Patarroyo recuerda: “Comencé a preguntar: ¿alguien sabe cómo sintetizar proteínas? ¿Alguien sabe cómo aislar proteínas? Clarke dijo que ella no, pero su amigo Henry Kunkel, sí”. Kunkel, era un inmunólogo muy respetado de la Universidad de Rockeffeller en Nueva York. Al día siguiente, Clarke y Patarroyo tomaron el tren de las 6 a.m., con destino a Nueva York. La vida de Patarroyo estaba por cambiar.

“Tenía 19 añitos cuando fui a parar a la Universidad de Rockefeller a trabajar con los científicos que averiguaron la estructura química de los anticuerpos: Henry Kunkel y su alumno Gerald Edelman” dice Patarroyo con evidente orgullo. Cuando Patarroyo conoció a Kunkel le preguntó si era posible producir vacunas sintetizadas químicamente. Kunkel respondió: “Es lógico, pero nadie lo ha hecho”. Patarroyo insistió: “¿cree que pueda ser posible?” y para su deleite, Kunkel respondió “sí”. Con Kunkel, dice Patarroyo “aprendí a aislar proteínas, a averiguar secuencias de aminoácidos, la verdadera química”.

A 20 metros de distancia del laboratorio de Kunkel se encontraba el laboratorio de Bruce Merrifield. “Merrifield realizó la síntesis química de la primera proteína en la historia” explica Patarroyo. Kunkel ayudó a Patarroyo para que pudiera continuar su formación profesional con Merrifield. En 1972 Edelman recibió el premio Nobel y Merrifield en 1984. Patarroyo se apresura a concluir: “Tengo dos premios Nobel detrás mío.”

AMIGO DE LOS MONOS. En la búsqueda por una vacuna contra la malaria hay un protagonista vital. Un pequeño mono que habita la selva amazónica, desde Panamá hasta el norte de Bolivia. Los monos Aotus, también llamados micos nocturnos, desarrollan la malaria humana y su sistema inmune es prácticamente idéntico al del humano, lo que los hace muy valiosos para el estudio de las vacunas.

Algunos grupos ambientalistas han acusado a Patarroyo de capturar miles de Aotus, lo que él niega al afirmar que sería simplemente imposible manejar tantos animales a la vez. Otros grupos, han acusado al científico de tráfico de especies. Pero Patarroyo se mantiene firme con un estricto protocolo que controla a las personas que capturan a los monos, las condiciones en que entran al laboratorio y en las que salen luego de haber recibido su vacuna.

Para Patarroyo “los micos son los protagonistas de todo”. Consciente de su importancia para el trabajo que realiza, los cuida al máximo. En la estación de campo, en el puerto de Leticia, en el amazonas colombiano, los Aotus se mantienen en jaulas individuales en habitaciones blancas, tan asépticas como su laboratorio de Bogotá. Los monos que llegan al laboratorio (este año tiene permiso para capturar 800 primates), son valorados, purgados y mantenidos en aislamiento por un mes. Pasado este tiempo, los monos se vacunan y luego son infectados con el parásito de la malaria con el fin de determinar si la vacuna los protege o no de la infección. Los monos que enferman son tratados con medicamentos antimaláricos.

Cuando el experimento termina, se ponen en cuarentena para verificar su estado de salud para luego ser liberados cerca del lugar donde los capturaron, en parejas, respetando los núcleos familiares originales y en presencia de un Comité de Ética. Patarroyo ha dicho que menos del cinco por ciento de los monos mueren en cautiverio.

Aún así, enfrenta varias demandas internacionales. De dos procesos ya ha sido eximido de los cargos. Los otros, aún se dirimen en los juzgados.

A SU MANERA. Canta Sinatra “But through it all, when there was doubt/ I ate it all, and spit it out/I facet it all and I stood tall and did it my way” (Pero a pesar de todo, cuando hubo duda/lo comí, y lo escupí/lo enfrenté todo y estuve orgulloso/y lo hice a mi manera).

Patarroyo ha enfrentado todo. Críticas por ser mediático, por consumir gran parte del presupuesto gubernamental para ciencia en su país, por su trabajo con los micos, por sus métodos poco convencionales. Ha enfrentado la pérdida de los apoyos financieros, de su instituto, de su gente.

A pesar de todo, este científico de voluntad inquebrantable se enorgullece de su trabajo de casi 3 décadas y afirma con su característica jovialidad: “Los científicos somos gente que simple y llanamente dedica todo su esfuerzo y toda su disciplina a resolver un problema sin dejar de tener una alegría enorme de vivir”.

Por lo pronto, el próximo 31 de mayo, el profesor Manuel Elkin Patarroyo recibirá de manos de los príncipes de Asturias y de Viana, el Premio Internacional Príncipe de Viana de la Solidaridad que otorgan el Gobierno de Navarra y Caja Laboral en la ciudad de Pamplona, España en “reconocimiento a su labor durante más de 30 años dedicado a la búsqueda de soluciones para las enfermedades que afectan principalmente a los habitantes de los países en desarrollo, mediante la obtención de vacunas, y en especial contra la malaria”.

lunes, 9 de mayo de 2011

Nueva esperanza contra la malaria


Una mujer atiende a una enferma de Malaria en Agartala (India). :: PARTHAJIT DATTA / AFP

10.05.11 - 00:12 -
J. L. ÁLVAREZ | MADRID.

>> Leer artículo en ELDIARIOMONTANES, España.




El proyecto será financiado por un grupo de multimillonarios, tras el fracaso de las negociaciones con la industria farmacéutica

Patarroyo anuncia una vacuna mejorada que comenzará a probar en humanos el próximo año

«Es un descubrimiento que sienta muy mal a los laboratorios, como un puntapié en la cara»

Manuel Elkin Patarroyo ha vuelto a poner un nuevo cerco a la malaria o paludismo, la enfermedad producida por parásitos que cada año suma 210 millones de casos y cuya incidencia de muertes es de más de dos millones de personas, de las que el 90% viven en África. El inmunólogo colombiano, tras pelear con la industria farmacéutica por abaratar costes y el precio final para que la nueva vacuna pueda suministrarse a los más necesitados, anunció ayer que ha encontrado a 25 mecenas multimillonarios dispuestos a crear un consorcio para producirla.

La nueva vacuna contra la malaria, llamada 'colombian falciparum vaccine' (colfavac), ha alcanzado una eficacia del 90% en monos aotus y podría ser probada en humanos a partir de junio de 2012. La importancia de su éxito en primates radica en que los parásitos que la originan, del género 'plasmodium', afectaban a los gorilas antes de ser trasmitidos a los seres humanos.

Durante la conferencia 'Nuevas vacunas para las viejas infecciones' pronunciada en Molina de Segura (Murcia), Manuel Elkin Patarroyo explicó que su primera vacuna contra la malaria, la 'Spf66', que descubrió en 1986, solo tenía un grado de inmunización para el hombre de entre el 30 y el 40%, por lo que la considera «incompleta». Con el avance de la ciencia y al descifrarse el genoma de los parásitos que se transmiten al torrente sanguíneo, realizado por el profesor Mauricio Calvo, la vacuna fue perfeccionada.

Según dijo el experto colombiano, la dosis fue mejorándose al descifrar la estructura química del parásito hasta llegar a determinar cómo eran afectados los glóbulos rojos de los infectados. De esta manera, se modificaron aminoácidos y se prepararon las nuevas dosis para luchar contra la invasión.

Patarroyo quiere conseguir que aumente la posibilidad de inmunizar a millones de personas ante una de las enfermedades más mortíferas que se conocen, cuyos primeros síntomas son fiebre, escalofríos, sudoración y dolor de cabeza, que se repetirán de manera cíclica al cabo de los días.

El agravamiento de los afectados llega con la aparición de náuseas, vómitos, tos, heces con sangre, defectos de coagulación sanguínea, insuficiencia renal y hepática y trastornos del sistema nervioso. Los enfermos caen en coma y mueren. Muchos de los afectados no desarrollan los síntomas mientras que otros son resistentes a cualquier tratamiento.

Polémica con las patentes

En un principio, la nueva vacuna de la malaria ha sido financiada por el Gobierno de Colombia. Según Manuel Elkin Patarroyo, ahora parece que se han interesado en el proyecto de su desarrollo la Agencia Española de Cooperación Internacional, la Fundación para la Investigación Solidaria de Navarra y la Universidad de Rosario (Colombia). Sin embargo, el experto no dudó en criticar la política de patentes, exclusivas y vinculaciones de algunas instituciones que impiden a otros científicos trabajar con él.

También arremetió contra la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la que dijo que fue «patética» durante su actuación ante la gripe A, lo que demostró la existencia de «una serie de intereses creados a su alrededor». Por ello, y pese a que cedió la patente de su primera vacuna contra la malaria a la OMS, ahora no tiene previsto hacer lo mismo con la nueva. «Es un descubrimiento que sienta muy mal a la industria farmacéutica, como un puntapié en la cara, porque tienen un mercado más grande que el de las petroleras».

Según recordó, una multinacional farmacéutica le llegó a ofrecer la vacuna a un precio de 75 dólares la dosis. El había calculado que debería rondar los 10 céntimos de euro. Por este motivo, Patarroyo rechazó la oferta de la empresa, dado que de otra manera la vacuna nunca llegaría a los más necesitados, «que es para lo que he estado trabajando durante los últimos 33 años». «No somos instituciones de beneficencia y tenemos que responder ante nuestros accionistas», afirma que le espetó un de los máximos responsables de uno de los laboratorios.

Anunció, además, que tras lograr la fabricación de vacunas sintéticas, el Gobierno cubano le ha propuesto el desarrollo de dosis para combatir el dengue, mientras que en Brasil le han encargado encontrar la solución para luchar contra la amigdalitis, de la que ya tiene la fórmula.

Una nueva vacuna de la malaria será probada en humanos en junio de 2012

>> Leer el comunicado de la agencia EFE

PREPARA PATARROYO LA NUEVA VACUNA SINTÉTICA CONTRA LA MALARIA

Laura Vargas-Parada en Bogotá | Academia 2011-05-09 | Hora de creación: 21:30:54| Ultima modificación: 21:35:11 (Segunda parte)


Peptidoteca. Manuel Elkin Patarroyo muestra uno de los más de 30 mil péptidos de su "biblioteca". Foto: Laura Vargas-Parada

>> Leer artículo en LA CRÓNICA DE HOY, México



Cualquiera podría haberlo llamado siete años de mala suerte. Pero no Manuel Elkin Patarroyo, el científico colombiano más reconocido. “Yo no sabía lo que tenía que hacer. Pensé: ‘los microorganismos no van a ser tan tontos para dejar que el sistema inmune monte la respuesta contra ellos en sus partes críticas’. Fue una revelación”.

Tras el fracaso de su primera vacuna sintética contra la malaria, a mediados de la década de 1990, Patarroyo prefirió no responder a críticas y cuestionamientos. Regresó al laboratorio con el objetivo de estudiar por qué la SPf66, su vacuna sintética contra la malaria, dio resultados tan diferentes. Estaba decidido a trabajar en una metodología lógica y racional que le permitiera seguir haciendo vacunas.

“Me gasté siete años, con tortazos que ni te lo imaginas”, dice con gran satisfacción. Se levanta de su asiento y toma una libreta gastada verde, su bitácora de laboratorio, el diario personal donde cada científico lleva el recuento diario de sus experimentos y resultados. Para Patarroyo, la bitácora de laboratorio es “la génesis del pensamiento”. Animado, pasa hoja tras hoja: “Mira, son fracasos tras fracasos”.

Así es el proceso de la ciencia, de la generación de conocimientos. Pero muchos no lo entendieron así. “El ministro de Sanidad anterior nos quitó el presupuesto. Cien por ciento”, dice Patarroyo, y por primera vez se borra el brillo de sus ojos. “Éramos 115 investigadores y muchos se tuvieron que ir”. Su maravilloso Instituto de Inmunología en el Hospital de San Juan de Dios se fue a la quiebra. Patarroyo tuvo que comenzar de nuevo.

PRIMERAS VACUNAS SINTÉTICAS. Patarroyo inicia el día muy temprano en su oficina ubicada en un edifico de dos pisos de estilo cincuentero, con grandes ventanales horizontales que cubren la fachada y un amplio vestíbulo con columnas y techos altos, cercano a la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá. A las 8:30 horas Patarroyo está en plena actividad, respondiendo llamadas telefónicas de colegas de diversas partes del mundo y siguiendo de cerca las actividades de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia, de la cual es director ejecutivo.

El FIDIC, un proyecto conformado por un grupo multidisciplinario de científicos, se mudó a esta nueva sede en 2001 tras cerrarse el Hospital San Juan de Dios, donde dos décadas antes Patarroyo fundó el Instituto de Inmunología. Vestido con uno de sus característicos suéteres azules, el científico camina por pasillos y puertas blancas que le dan al entorno un aspecto aséptico y muy luminoso. Se adelanta para abrir cada una de las puertas detrás de las cuales se encuentran modernos laboratorios como la sala de modelado molecular (donde se estudian las moléculas átomo por átomo) y el laboratorio de virología (donde se trabaja con el virus del papiloma humano).

Toma su tiempo para presentar con gran cariño a sus colegas, reír con ellos y hacer bromas, antes de continuar el camino. Se dirige a la “peptidoteca”, su más preciado tesoro, donde guarda los miles de péptidos sintéticos que él y sus colaboradores han sintetizado y estudiado a lo largo de más de 30 años de trabajo.

“¿Cómo logra no claudicar?”, le pregunto. “Mis padres nos inculcaron siempre seguridad en uno mismo”, explica con orgullo y refiere el afecto y cariño que recibió de parte de su familia. “Si tú persistes, seguro que llegarás a encontrar el camino”, añade.

En la época en que Patarroyo inició sus experimentos, a principios de la década de 1980, pocos inmunólogos creían posible que péptidos sintetizados en laboratorio pudieran producir una respuesta inmune efectiva. Para determinar si los péptidos sintetizados químicamente pueden producir anticuerpos, Patarroyo inyectó a monos Aotus varios péptidos sintéticos idénticos a las proteínas de P. falciparum.

Otra innovación de Patarroyo fue que la mayoría de las vacunas contra la malaria estaban diseñadas para destruir al esporozoito, la forma en que el parásito entra al torrente sanguíneo cuando el mosquito Anopheles pica a su víctima humana. En cambio, Patarroyo decidió atacar al parásito en su forma de merozoito. Los merozoitos emergen del hígado, tras una etapa inicial de incubación, e invaden los eritrocitos (glóbulos rojos), lo que produce la fase final de la enfermedad, responsable de los síntomas y potencialmente letal.

Una ventaja de usar merozoitos para la vacuna es que si un esporozoito logra evadir la respuesta inmune, puede llegar al hígado en minutos y convertirse en miles de merozoitos que infectarán los eritrocitos y producirán la enfermedad. Una vacuna que ataca al merozoito, aunque sea parcialmente efectiva, reduciría la severidad de la enfermedad.

Para su vacuna, a la que llamó SPf66, Patarroyo seleccionó 4 péptidos entre cientos de candidatos: “uno proveniente de una proteína del esporozoito y tres derivados de proteínas que usa el merozoito para pegarse e infectar a los eritrocitos”. En 1987, Patarroyo mostró que la SPf66 protegió al 50% de los monos vacunados. De esta forma confirmó que la vacuna sintética sí estimula la producción de anticuerpos, los cuales protegieron a los monos de la infección con el parásito.

Conforme otros laboratorios en el mundo probaron su vacuna, se demostró que era segura pero inconsistente en la protección que proveía. La mayoría de los estudios mostraron que la vacuna da protección a entre 30 y 40% de los vacunados. Sin embargo, dos estudios realizados en Tailandia y Gambia acabaron con el optimismo mundial.

En ambos casos, la SPf66 no mostró protección efectiva significativa en bebés y niños pequeños. Patarroyo explica que las inconsistencias en los resultados pudieron deberse a varios factores como que el sistema inmune de los niños muy pequeños es diferente al de los adultos; que la vacuna utilizada en Tailandia no fue idéntica a la producida en su laboratorio; y que las diferencias genéticas entre los individuos producen diferencias en la respuesta inmune.

LA COLFAVAC. “Todo partió de un concepto desarrollado por el inmunólogo Emil Unanue”, dice Patarroyo. Unanue propuso que se pueden alterar las moléculas para disminuir o incrementar su potencia. “Entonces me dije, ¡por ahí es la vaina!”. Patarroyo y su equipo de colaboradores se dedicaron a estudiar la estructura tridimensional de los péptidos y de las moléculas propias del sistema inmune que participan en el reconocimiento de esos péptidos.

Se realizaron cientos de pruebas para “modificar átomo por átomo cada uno de los péptidos de estudio hasta encontrar la estructura tridimensional adecuada para que esos péptidos fueran reconocidos por el sistema inmune”. Con estos ensayos fue posible definir una serie de reglas básicas para lograr que un péptido genere protección contra la malaria. Hasta ahora, se han caracterizado 50 proteínas del merozoito y 20 del esporozoito. “Propusimos una idea, desarrollamos el concepto [para dar lugar a un método] y ahora trabajamos en el producto: la nueva vacuna contra la malaria”, resume Patarroyo.

En 2010 publicaron en la revista PLoS One el primer estudio de vacunación en monos Aotus con un péptido de la nueva generación, con resultados promisorios. Los resultados de un segundo ensayo con otros péptidos serán publicados este año. La que será la vacuna de segunda generación ya tiene nombre: la llaman Colfavac (Colombian falciparum vaccine). El siguiente paso será probarla en humanos.

No puedo evitar preguntarle “¿le tiene Patarroyo miedo a algo?”. Su sonrisa permanente desaparece de sus labios. “Lo que me ha dado siempre miedo es llegarle a hacer daño a alguien. Conozco que estamos sentados en lo más profundo del conocimiento de los microbios y de la inmunología pero también conozco las limitaciones del conocimiento. Por querer hacer el bien, podría hacerle daño a alguien, uno solo, lo que para mí sería fatal. Ése es el miedo que siempre he tenido”.

Mañana lea la última parte de esta entrevista donde Patarroyo cuenta cómo decidió ser científico dentro de la serie Faro Iberoamericano. Éste es un trabajo conjunto entre La Crónica de Hoy y Universia.

domingo, 8 de mayo de 2011

«Soy una piedra en el zapato de la industria farmacéutica»

ENTREVISTA. 08.05.11 - 01:56 - JAVIER PÉREZ PARRA jpparra@laverdad.es |

>> Leer artículo en LA VERDAD, España


Manuel Elkin Patarroyo. Científico

El investigador, que acaba de abrir la puerta a las vacunas sintéticas, ofrece mañana una conferencia en Molina de Segura

«Claro que soy mediático. Cuando reyes y presidentes vienen a ver mi trabajo, ¿qué voy a decir?, ¿quítense de ahí? Eso es imbécil»

Parece increíble que Manuel Elkin Patarroyo (Ataco, Colombia, 1946) acabe de bajar del avión tras 13 horas interminables de vuelo desde Bogotá. Apenas ha pasado por la habitación del hotel para dejar la maleta y reaparece en el vestíbulo como quien se levanta tras una reparadora siesta. Se pide un tonificante vodka -«échele un chorrito más», le pide educadamente a la camarera- y comienza a hablar como un torrente de su gran pasión: las vacunas. Usa sus manos, sus brazos, sus hombros, y también los del periodista, porque su entusiasmo no encuentra barreras.

Premio Príncipe de Asturias en Investigación en 1994, es el 'científico de los pobres', el que le dio con la puerta en las narices a la industria farmacéutica cuando presentó una primera vacuna contra la malaria porque consideró que hay avances a los que no se les puede poner precio.

Hubo quien se cobró su venganza cuando aquel tratamiento demostró una eficacia menor al 50%. Pero el colombiano había dado un gran paso y no cejó en su empeño. Ahora acaba de anunciar, en 'Chemical Reviews', las primeras claves en la busca de vacunas sintetizadas químicamente, capaces de actuar contra decenas de enfermedades infecciosas. Mañana ofrecerá una conferencia en el colegio Paseo Rosales de Molina de Segura (20.00 horas), invitado por la Fundación de Estudios Médicos (FEM) que preside su amigo Manuel Segovia, jefe de la Unidad de Medicina Tropical de La Arrixaca. Después, volverá a Bogotá, donde el jueves presentará su nueva vacuna contra la malaria, basada en los avances publicados en 'Chemical Reviews'.

- Ha vuelto a revolucionar el mundo científico con la publicación de sus nuevos avances en vacunas sintéticas. ¿Estamos ante la piedra filosofal de las vacunas, ante la fórmula que pondrá fin a millones de muertes por culpa de enfermedades infecciosas?

- Llevamos 33 años trabajando en esta idea. Esto no es de ahora. El objetivo nuestro siempre fue encontrar una metodología lógica, racional, para el desarrollo de vacunas. A mí desde niño me fascinó la química, y también desde chico quise hacer vacunas, porque las vi como uno de los mayores aportes que se pueden hacer a la salud de la humanidad. Así que se me ocurrió que las vacunas se podían hacer químicamente. Toda mi vida ha girado alrededor de esta idea. La gente piensa que para mí el objetivo es la malaria. No. Es un camino, un instrumento. La elegimos como modelo porque es un gran problema de salud pública y porque es una enfermedad en la que podemos hacer las preguntas y obtener las respuestas que buscamos. Fuimos avanzando a base de ensayo-error, y fue así como descubrimos la primera vacuna en 1986, que funciona en el 30-50% de los casos. Pero no teníamos todavía las reglas, la metodología. Ahora hemos publicado los principios que conducen al desarrollo de vacunas químicamente sintetizadas en 'Chemical Reviews', que es la principal revista de Química. Ya no importará si yo soy el parásito de la malaria, la rubia que está en la otra mesa es el bacilo de la tuberculosis o la señora que está enfrente es el virus de la hepatitis. Da igual. Ya hay reglas para hacer vacunas. Hemos pasado de cero reglas a conocer el 80%. Intuyo que todavía me faltan una o dos. Cuando una revista tan seria acepta afirmaciones como que esta metodología abre un campo para controlar las mayores enfermedades transmisibles de la humanidad, responsables de la muerte de más de 17 millones de personas, es porque tú lo has demostrado.

- ¿Cuáles son los pasos siguientes en su investigación?

- Llevamos 33 años y apenas estamos empezando. Esto es como el hilo de Ariadna. Teníamos que encontrar primero la punta del hilito, y ahora ya podemos empezar a tirar. Nosotros tenemos capacidad para resolver dos o tres enfermedades, como son malaria, tuberculosis y papiloma.

- Pero, ¿cuándo se concretará este avance en la nueva vacuna de la malaria? Usted ha dicho que ha demostrado una efectividad del 90% en monos.

- Sí. Eso está en 'Chemical Reviews'. Oficialmente voy a presentarla el jueves en Bogotá. Pero esto va mucho más allá de la malaria. Más aún, va más allá de los microbios. Esto es un principio que puede servir para cáncer, para asma, para enfermedades autoinmunes. Desde el principio intuí que esto era una caja de Pandora.

- Investiga al margen de la industria. ¿Tiene fondos para los ensayos clínicos?

- No tenemos el presupuesto. Estos ensayos supondrían unos 2 o 2,5 millones de euros, nada más que para trabajar con 50 personas. Ahora tengo que empezar a movilizar las fuerzas de mi país para conseguir los fondos pero también para lograr la aprobación legal. Para mí es mucho más fácil resolver esto (señala al ejemplar de 'Chemical Reviews'). No quiero establecer paralelismos, entiéndanme bien, pero he leído que a Mariano Barbacid le han quitado el chorro. Yo conozco bien a Mariano. Es un hombre muy ético. Pero hay a veces contrapunteo dentro de las estructuras entre personalidades. Lo mismo pasa en mi país. Un ministro del gobierno anterior se dedicó a acabarnos, y casi nos acabó. Ahora somos un 36% de lo que éramos. El ministro quería cargarse a Patarroyo. Sin el apoyo de España no habríamos podido seguir. Estoy enormemente agradecido.

- El ministro del que habla no es el único que ha querido cargarse a Patarroyo. Le acusan de exceso de optimismo o de exagerar sus avances. ¿Cree que hay intereses de la industria tras estas críticas? ¿Se siente víctima de una campaña de desprestigio?

- Claro que la hay. Es obvio. Soy una piedra en el zapato. Si yo estuviera trabajando para las multinacionales farmacéuticas sería san Patarroyo. Pero lo hago por convicción. Porque todo esto tiene que ir a la humanidad.

- Cuando le critican por aparecer en los medios, usted responde: «Soy un científico mediático».

- Claro. Imagínate la acusación, que soy mediático. Pues claro. Me enorgullezco, soy amigo de los periodistas, de los periodistas con criterio. También me dicen que soy amigo de los reyes y los presidentes. Cuando vienen a interesarse por mi trabajo, ¿qué les voy a decir? «Quítense de ahí que soy un científico puro». Eso es imbécil. Oiga, discútanme ciencia. Cuando me digan que estos átomos están mal colocados, entonces ahí sí, me quito el sombrero y le digo: «Señor, perdóneme. Siéntese y mirémoslo».

- Ya ha anunciado que no cederá la patente de la nueva vacuna de la malaria a la Organización Mundial de la Salud, con la que usted se siente decepcionado. ¿Qué opina de la gestión que este organismo hizo de la gripe A?

- No quiero entrar a juzgarlos, pero que fue un error garrafal no lo digo yo, lo dice la comunidad científica mundial. Un error en el que cayó la señora Chan (directora general de la OMS) y del cual se beneficiaron las grandes multinacionales. Es que las ventas de Glaxo fueron de 9.000 millones de dólares, y las de Merck de 5.500 millones, en un año. Si fue hecho o no de buena fe, allá ellos. No me voy a meter en eso. Pero a la par, sí hubo algo positivo: los organismos de salud aprendieron las respuestas que deben dar ante una emergencia universal. Eso valió la pena.

- Antes ha hablado de Barbacid. ¿Hay peligro de recortes, de que la ciencia y la investigación paguen el pato de la crisis?

- Hace unos días estaba con el premio Nobel de Medicina en 2008, el descubridor de la vacuna del papiloma humano, y hacíamos una comparación entre Colombia, que bajó el presupuesto, y Alemania, que lo subió un 35%. No lo sabía, y me quedé sorprendido. Con razón se están comiendo el mundo. Cuando llegó la crisis, yo muy respetuosamente le pedí a la ministra y a todos que, por favor, no redujesen el presupuesto. Porque en las etapas de crisis es cuando más se necesita la creatividad.

jueves, 5 de mayo de 2011

ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA DE COLOMBIA


LA ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA
Tiene el gusto de invitar a la sesión especial que se realizará en el auditorio César Augusto Pantoja el JUEVES 12 DE MAYO DE 2011 a las 6:30 P. M.
NUEVA VACUNA PARA EL PALUDISMO
Académico Dr. Manuel Elkin Patarroyo

Comentario de orden:
Académico Dr. Antonio Iglesias Gamarra

lunes, 2 de mayo de 2011

Para crear vacunas hice lo opuesto: Patarroyo


Laura Vargas-Parada en Bogotá | Academia 2011-05-02 | Hora de creación: 21:30:53| Ultima modificación: 21:30:53

>> Leer artículo en La Crónica, Mexico

Destacado. Manuel Elkin Patarroyo es conocido por haber desarrollado la primera vacuna sintética contra la malaria. Foto: Laura Vargas Parada


(Parte 1)

Manuel Elkin Patarroyo es famoso por haber fracasado. Aun así, es el científico más importante y reconocido en Colombia, su país de origen. En su momento logró lo que ningún otro investigador latinoamericano: que los niños colombianos quisieran ser científicos y no futbolistas o cantantes de moda.

Hace 24 años alcanzó fama mundial por elaborar la primera vacuna sintética contra la malaria, una enfermedad que cobra la vida de 4 personas cada minuto. Sin embargo, el entusiasmo inicial pronto desapareció cuando diversos ensayos clínicos demostraron que la vacuna sólo protegía a 3 de cada 10 vacunados, además de resultar inefectiva en recién nacidos y niños pequeños, la población más vulnerable a la enfermedad. Los elogios y reconocimientos desaparecieron para dar lugar a críticas y cuestionamientos, muchos de ellos por parte de otros científicos competidores en la carrera por erradicar esta enfermedad.

Pero la verdadera contribución de Patarroyo no fue la vacuna en sí misma, sino la idea, el concepto de que es posible elaborar vacunas sintéticas efectivas. Patarroyo fue el primero en proponer que no se necesitan los microbios para hacer vacunas: “Sólo es necesario identificar las proteínas clave para que ocurra la infección”, explica en entrevista para Crónica. “Tratándose de moléculas, es posible entonces sintetizarlas químicamente en el laboratorio y estudiarlas átomo por átomo para descubrir qué partes de la proteína pueden servir para alertar las defensas del cuerpo y destruir al microbio”, añade el científico de 64 años.

Contra viento y marea, Patarroyo ha defendido esta idea revolucionaria desde que era un joven estudiante de medicina, movido por un solo objetivo “curar enfermedades”. En las últimas décadas ha trabajado en silencio para dar forma al fundamento teórico de su trabajo. El pasado 28 de marzo, los resultados de este esfuerzo fueron publicados en Chemical Reviews —una de las revistas más importantes en el mundo científico—. En un extenso artículo de 49 páginas, Patarroyo y su equipo fundamentan el método para desarrollar vacunas sintéticas, útiles en teoría, no sólo contra la malaria, sino contra cualquier otra agente infeccioso.

DEL CONCEPTO AL MÉTODO. Tradicionalmente las vacunas se elaboran con el microbio causante de la enfermedad, entero (mutado o muerto) o con moléculas aisladas de éstos (proteínas o ADN). A estas vacunas se les llama biológicas y, al introducirse en el cuerpo, estimulan al sistema inmunológico para que se produzcan defensas contra ese microbio en particular. De esta forma, cuando una persona vuelve a entrar en contacto con ese microbio, su cuerpo está preparado para combatirlo y evitar la infección.

Sin embargo, hasta ahora no ha sido posible elaborar vacunas efectivas contra muchos microbios, incluyendo microbios protozoarios como el Plasmodium falciparum —causante de la malaria—. También conocida como paludismo, esta enfermedad transmitida por la picadura del mosquito Anopheles afecta a unas 500 millones de personas en el mundo.

El artículo publicado en Chemical Reviews sugiere un cambio en el paradigma existente. En lugar de identificar las proteínas de los microbios que son más efectivas en producir una respuesta inmune, Patarroyo y su equipo proponen identificar aquellas que, a pesar de ser cruciales para iniciar la infección, no son reconocidas por el sistema inmune. “Me dediqué a buscar lo opuesto”, dice con una gran sonrisa.

La lógica detrás de esta idea es que esas moléculas “son tan importantes que el microbio se ha asegurado de mantenerlas escondidas de nuestros sistemas de detección y defensa. Es una estrategia de evasión”, explica Patarroyo. El método que proponen él y su equipo permite identificar proteínas clave para la infección que luego modifican átomo por átomo con el fin de “hacer que el cuerpo ahora sí las reconozca y pueda producir defensas permanentes”.

PERSONAJE. Patarroyo es muy reconocido por sus compatriotas. Poco antes de partir a la entrevista, pregunté a Ferley, valet del hotel, si había escuchado hablar del científico. “Por supuesto”, respondió, “hizo una vacuna contra la malaria”.

Sin embargo, muchos de sus colegas lo consideran un personaje controversial, sobre todo por su cercanía con los medios masivos de comunicación.

Patarroyo explica: “No me preocupa lo que piensen de mí. Si me preguntan si soy mediático, la respuesta es sí. Lo hago para motivar a la sociedad, entusiasmarla con la ciencia”. Me muestra el ejemplar de marzo de la revista Gente, que le dedica un reportaje con 8 páginas completas a color, donde Patarroyo aparece nadando en el río Amazonas y jugando con los micos en los cuales prueba su vacuna. “Dime si no es atractivo para un niño. Para que diga, “yo quiero ser como ese que es amigo de los monos’”. La ciencia, dice Patarroyo, “vale la pena. Es hermosa, alegre. Hacer ciencia es divertido”.

Con una sólida carrera científica, Patarroyo tiene más de 300 artículos especializados publicados en las revistas más prestigiosas de ciencia; pocos científicos pueden preciarse de un trabajo académico de tal magnitud. “Las críticas son por mi personalidad. Ninguno ha podido deslegitimar ni uno de los átomos que he colocado”, dice con orgullo.

VACUNAS SINTÉTICAS. Las moléculas modificadas se fabrican en el laboratorio mediante métodos químicos (por eso se les llama moléculas sintéticas), lo que facilita su producción a gran escala (reduciendo los costos) y reproducibilidad (todos los lotes son iguales). El trabajo se simplifica, pues ya no se requiere trabajar con el microbio. Tampoco es necesario refrigerar las vacunas y, más importante aún, no contienen contaminantes que generen reacciones secundarias indeseables. “Se trata de un producto químico, completamente puro”, explica Patarroyo.

En el artículo de Chemical Reviews se presentan las reglas y principios para que cualquier laboratorio del mundo pueda producir vacunas sintéticas. Patarroyo añade que en tres décadas de ensayos y errores, él y su equipo han sintetizado y analizado alrededor de 38,000 fragmentos de proteínas del P. falciparum involucradas en la invasión a las células humanas. Esta titánica tarea les ha permitido establecer la metodología “más sofisticada desarrollada hasta hoy para reconocer la localización de los átomos de una molécula”. Patarroyo y sus colaboradores ya trabajan también con otros agentes infecciosos, como la micobacteria que causa la tuberculosis, el protozoario causante de la leishmaniasis, el virus del papiloma humano y el estreptococo causante de la fiebre reumática.

Sin embargo, para que cualquier método sea efectivo, éste debe probar que puede producir productos efectivos, en este caso, vacunas que protejan de forma eficiente a la población contra las enfermedades para las cuales fueron diseñadas. “No fue un fracaso, así es la ciencia. La ciencia toma tiempo, eso es lo que la gente no ve”, precisa Patarroyo sobre su primera vacuna contra la malaria, la SPf66. Por lo pronto, ya está listo para probar en humanos la nueva generación de vacunas sintéticas contra la malaria.

El próximo lunes lea la segunda parte de la entrevista donde Patarroyo habla sobre la nueva vacuna sintética contra la malaria, dentro de la serie Faro Iberoamericano. Este es un trabajo conjunto entre La Crónica de Hoy y Universia.