domingo, 29 de diciembre de 2013

"No hay nadie más cerca de la vacuna de la malaria que nosotros": Patarroyo

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El científico Manuel Elkin Patarroyo asegura que, pese a que detuvieron sus experimentos, halló la solución a 140 años de investigaciones en malaria.

Por: Margarita Vidal Garcés | El País Domingo, Diciembre 29, 2013

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Manuel Elkin Patarroyo, científico colombiano.    
Elpaís.com.co | Colprensa

El Consejo de Estado decidió cancelarle definitivamente a la Fundación Instituto Colombiano de Inmunología, que dirige el doctor Manuel Elkin Patarroyo, desde hace 33 años, el permiso para capturar los monos Aotus con los cuales ha venido haciendo largos, pacientes y exitosos experimentos en su laboratorio de Leticia (Amazonas), para buscar la manera científica de producir vacunas sintéticas contra cientos de enfermedades infecciosas, entre ellas la malaria.

Esta decisión, en segunda instancia, confirma el fallo del Tribunal Administrativo de Cundinamarca a favor de la acción popular por tráfico de especies, instaurada por el abogado Gabriel Vanegas y la ecologista y primatóloga Ángela Maldonado.

Sostienen los demandantes que el doctor Patarroyo utilizaba micos capturados en Perú y que excedía el número de animales autorizados. El resultado es el cierre del Instituto de Inmunología, el despido de 68 científicos, de 16 funcionarios de la Estación de Leticia, el cese de trabajo para 254 indígenas colectores -y sus familias- que trabajaron con el Instituto durante muchos años. Y lo que es peor, el retraso, no se sabe por cuánto tiempo, de una solución para los 17 millones de personas que anualmente mueren en el mundo, víctimas de centenares de enfermedades infecciosas.

Según Manuel Elkin Patarroyo, él está, desde hace dos años, ad portas de culminar exitosamente estas investigaciones, frenadas hoy en forma inapelable. Anuncia, además, que, en breve, la revista Vaccine publicará su último “paper” (publicación científica) aprobada por los pares, sobre el éxito de sus descubrimientos.

A lo largo de su carrera este médico tolimense ha denunciado persecuciones dentro y fuera del país, y sostiene que como hay poderosas compañías que persiguen los mismos fines, hay muchos interesados en torpedear su trabajo.

Argumenta ser el único que se ha acercado lo suficiente a la solución, a través de años de experimentar con mezclas de vacunas. En un momento determinado, dice Patarroyo, una de las mezclas funcionó y… ¡bingo!

¿Qué quiere decir eso?

Que esa mezcla produjo títulos de anticuerpos altísimos de una enfermedad contra la otra. Si mezclaba polio con paperas, para ponerle un ejemplo, obtenía anticuerpos contra polio y anticuerpos contra paperas. No se aniquilaban entre sí, como pasaba siempre. Y como yo tenía la estructura tridimensional de las moléculas, encontré que había un denominador común y seguí haciendo mezclas. Otra cosa importante es que las vacunas no solamente no se inhibían sino que los títulos altísimos de anticuerpos duraban tres años. Estaba en el proceso de repetir el experimento, cuando me tocó liberar a los micos, en 2010, pero la verdad es que encontré la solución a 140 años de investigaciones. Esos estudios están a punto de ser publicados en la revista británica Vaccine, la más importante en materia de vacunas. Y eso que los ingleses son mis peores enemigos.

Siempre se ha dicho que usted estaba en pos de la vacuna de la malaria, pero en realidad estaba buscando la fórmula para fabricar vacunas sintéticas en laboratorio, para diferentes enfermedades infecciosas...

Sí, esto va más allá de la malaria, puesto que, efectivamente, es la búsqueda de una metodología lógica y racional para el desarrollo químico de cualquier vacuna. La razón es sencilla: hay 17 millones de muertos al año como consecuencia de todas las enfermedades infecciosas, de manera que ese ha sido nuestro gran reto. En cuanto a la malaria, hay entre 200 y 300 millones de casos al año, de acuerdo con una medición hecha entre 1980 y 2010. De esas personas mueren 1.5 millones al año, el 90 % de los cuales son niños, es decir, más de un millón de infantes. Una cifra equivalente a seis bombas de
Hiroshima. Ese es el problema que hemos estado tratando de resolver.

¿Por qué la malaria sin tratamiento mata tan rápidamente?

Porque se transmite por la picadura del anofeles que deja una larva que va por la sangre hasta el hígado donde busca una célula para reproducirse. Crece y se reproduce 30.000 veces en cinco días y acaba con el hígado.

¿Qué tan cerca está de lograr la vacuna?

No hay nadie que esté más cerca que nosotros de lograr la fórmula para fabricar sintéticamente esa vacuna y todas las demás.

¿De qué monto ha sido la inversión de todas las investigaciones sobre malaria, en el mundo?

Hasta el momento se han invertido US$12.000 millones y se han ensayado más de 167 vacunas diversas con resultados absolutamente negativos. Algunas causan shock, anemia y otros efectos secundarios en la gente.

¿La única vacuna que funciona en el momento es la suya?

Absolutamente sí, nuestra primera vacuna protegió entre el 30 y el 40 % de la gente vacunada y es la única que está en pie. A partir de esos primeros resultados seguimos investigando durante varios años y ya habíamos llegado al 90 % de protección en los micos Aotus. Para la forma del parásito que ya ha infectado el glóbulo rojo en la sangre la vacuna presenta un 90 % de efectividad, y para la forma del parásito que infecta el hígado está en un 30 %. Hay que atacarlo en ambos niveles. Por eso necesitábamos entre 800 y 1000 micos más y unos 18 meses adicionales.

¿Por qué se han convertido los micos en una especie de campo de batalla?

Por la similitud de su sistema inmune con el humano. Eso significa que en vez de utilizar un millón de seres humanos, como se ha hecho en las diversas investigaciones, hasta este momento, en el resto del mundo, con resultados negativos, nosotros hemos utilizado solo veintiún mil y pico de monos Aotus, de los cuales han muerto relativamente pocos.

¿Esos micos se encuentran solamente en el Amazonas?

Se encuentran en Suramérica, desde el norte de Colombia hasta el norte de Bolivia. La ventaja de trabajar en Leticia, Amazonas, es que se pueden hacer los estudios y comprobar los efectos de las vacunas, cumpliendo estrictamente con las normas de manejo de los animales. Y para que quede claro, le cuento que nosotros no podemos recibir los micos sino los viernes en la mañana, de 8:00 a 12:00, en presencia de los biólogos y funcionarios de CorpoAmazonía. A pesar de eso estamos recibiendo un trato de delincuentes.

¿Después de los estudios y experimentos, qué pasa en los micos?

Como estamos en el área apropiada, los mantenemos en cuarentena para que no vayan a transmitir la enfermedad. Cuando están perfectamente sanos los liberamos en los sitios más cercanos al lugar donde fueron colectados.

¿Se les hace seguimiento para ver qué pasa con ellos?

Es prácticamente imposible, pero el Instituto de Genética de la Universidad Nacional adelantó un estudio, por solicitud del Ministerio del Medio Ambiente, de CorpoAmazonía y de la Procuraduría, con 269 micos que colectó en esa misma área. Encontró que el 11 % tenía nuestros tatuajes, que casi todos llevaban entre 3 y 4 años de liberación, de acuerdo con los registros, y que se habían readaptado perfectamente.

¿Y eso qué demuestra?

Que si en una población escogida al azar usted encuentra que el 11 % de los micos pasaron por el laboratorio de Patarroyo y que ya llevan tres, cuatro o más años habiendo conformado familias, esa es una evidencia de que nuestros animales se reintegran y se recuperan.

¿Quiénes están liderando esto que usted llama persecución?

Un par de ecologistas, una de ellas es Ángela Maldonado, a quien han convertido en heroína en Colombia y un abogado al que nadie conoce, llamado Guillermo Vanegas. Lo que yo puedo decir sobre ellos es que están financiados desde el exterior y concretamente desde Inglaterra.

¿Y cómo puede usted hacer esa afirmación?

Porque ellos la publican en su página web. Le recomiendo a usted y a sus lectores que entren a www.entropika.org/en/partners. Allí están los nombres de las compañías que los financian. Verán que son fundaciones inglesas. Más abajo hay una lista de organizaciones colombianas que Ángela Maldonado reporta, pero que no son donantes.

¿En qué se basó el Consejo de Estado para prohibirle seguir utilizando los micos en sus investigaciones?

En algo completamente falso: que hay tráfico ilegal. Una afirmación que quedó desvirtuada en forma contundente por los estudios de la Universidad Nacional que demuestran que los micos son en un 90 % colombianos.

¿Y cómo lo demostró?

Por ADN, con un 99.9 % de certeza.

Entiendo que Los Angeles Times le ha hecho eco a Ángela Maldonado...

Sí, ella se mueve. El periódico ha dicho que “el doctor Patarroyo tiene permiso legal para experimentar en 50.000 micos”. ¡Ya quisiera yo!

¿Y de dónde sacó eso?

Ella lo dice y por eso somos tres los denunciados: CorpoAmazonía, por darme el permiso, el Ministerio del Medio Ambiente, por autorizar a CorpoAmazonía y la Procuraduría, por no castigarnos a todos. Iban a meter también al Ministerio de Relaciones Exteriores, pero los mandaron para la porra. Ella sostiene, además, que más del 80 % del presupuesto anual de investigación de Colombia va para el Instituto de Inmunología. Y la verdad es que Colciencias acaba de darme mil millones porque, simple y llanamente, me iban a hacer desahucio porque no teníamos con qué pagar $800 millones de arrendamientos, impuestos y servicios que debemos.

¿Qué pasará con sus investigaciones y su laboratorio?

Pues no hay otra alternativa que la de cerrar. Espero que todos los que intervinieron en este caso absurdo asuman la responsabilidad frente a lo que significa retrasar la fabricación de vacunas contra enfermedades que causan la muerte de un millón de niños cada año.

¿Que hay de cierto en que el cambio climático del mundo podría reactivar la malaria en zonas donde ya estaba erradicada?

Absolutamente cierto. ¿Por qué cree usted que es mi angustia, mi premura de querer redondear la investigación sobre el método para desarrollar las vacunas en laboratorio? No quiero ser apocalíptico, pero la verdad es que estamos abocados a un desastre universal, porque ya las drogas antimaláricas no funcionan. Nos estamos quedando sin herramientas y lo mismo sucede con la tuberculosis.

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Margarita Vidal entrevista a Manuel Elkin Patarroyo


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¿33 años de investigación tirados a la basura para favorecer los intereses de la industria farmacéutica multinacional?  Que los, estos si, cazadores, de Patarroyo, respondan ante la humanidad por cada uno de los muertos que pudieron haberse evitado. 

















sábado, 28 de diciembre de 2013

Obstaculizando a Patarroyo

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27 diciembre 2013

Por Germán Uribe


OPINIÓNLas trabas que se le vienen creando dan la sensación de que se quiere el cierre de su laboratorio. ¿Qué papel juegan en esto las transnacionales farmacéuticas?

Obstaculizando a Patarroyo.

Foto: SEMANA

Es sabido que de tiempo atrás, 33 años para ser precisos, el doctor Manuel Elkin Patarroyo, un científico inmunólogo y virólogo colombiano que ha puesto al país en un lugar de privilegio tanto en universidades como en las comunidades científicas de todo el mundo con sus investigaciones y contribuciones sobre el lupus, la leucemia, la tuberculosis, la lepra y la fiebre reumática, entre otras enfermedades, viene librado una fuerte batalla para consolidar su vacuna sintética contra la afección de la malaria. Sobre sus trabajos y estudios con resultados sorprendentes, es más lo que nos podemos informar en medios o publicaciones científicas de otros países que en fuentes nacionales. Al menos eso me ocurrió cuando algún día me dio por saber más a fondo de su trayectoria. 

En estos días Patarroyo hizo noticia -¿noticia? No, una breve nota en Caracol Radio y un reportaje con El Tiempo- a raíz de la decisión del Consejo de Estado de impedir definitivamente la captura y uso de primates en las investigaciones que su laboratorio desarrolla en la búsqueda definitiva de la vacuna contra la malaria. Pues bien, el científico, sin mayor eco en las autoridades colombianas, denunció que tal medida frena unos ensayos que están a 18 meses de su feliz término, y que como es de suponer, podrían muy seguramente salvar la vida de millones de personas que en los 5 continentes sufren de la malaria y la tuberculosis. “Se aleja la posibilidad de evitar la muerte de un millón de niños por malaria al año y de descubrir las reglas para desarrollar vacunas contra enfermedades que matan a 17 millones de personas anualmente”, dice. Y sobre esta renuencia persistente a  facilitarle los instrumentos requeridos para su labor científica y humanitaria, tanto en lo económico como en lo experimental con animales, pienso que definitivamente hay detrás una mano oscura organizada y bien instrumentada por la publicidad y los medios disfrazada con el nombre de empresas privadas multinacionales dedicadas a la producción de medicamentos bajo el denominativo mercantil de farmacéuticas.   

Dramáticamente el doctor Patarroyo pega un grito que nosotros recogemos con el propósito de solidarizarnos con su causa, confiando en que nuestra voz de repudio y protesta alcance los oídos de autoridades determinantes u organismos gubernamentales o privados que puedan influir para que estos proyectos suyos no se detengan. 

Tras aseverar que diferentes conceptos muy serios comprobaron que con sus trabajos no se estropearon los bosques ni el hábitat normal de los primates reclama abrumado: “Dicen que nos asignan el 80 por ciento del presupuesto nacional de ciencia, y lo cierto es que en los últimos tres años no hemos recibido un solo centavo. Primero nos quitaron el laboratorio, nos embargaron, retiraron el presupuesto y ahora el Consejo de Estado no quita la única posibilidad de terminar esta investigación” 
Y es que desde hace mucho tiempo la opinión pública y nosotros mismos hemos venido siendo testigos mudos de las dificultades y trabas que constantemente se le vienen creando. Tal es la insistencia en ello, en frenarlo torpedeándolo, que en el ambiente queda la sensación de que, o se le quiere expatriar con todo y sus “delirios” científicos, o simplemente se pretende que cierre definitivamente su laboratorio. Y esto, evidentemente, no se puede entender sin que de por medio no haya algún interés superior que como en casi todos los casos obedece a interese económicos.   

¿Será acaso que sus anhelos de salvar vidas a una gran masa humana empobrecida, enferma y sin esperanzas a costos muy inferiores a los especulativos de las grandes transnacionales farmacéuticas nos da la respuesta que estamos buscando?  
Por ello bien vale la pena desentrañar a quiénes en concreto sirve esta perversa persecución. 

Naturalmente que el gran público, aquel que compra y paga los costosísimos medicamentos mientras llena las arcas de sus fabricantes, desconoce que estos hacen parte de un mercado de “libre” oferta y demanda que, sin embargo, dentro del sistema capitalista en el cual se mueven, es a través de sus influencias con los gobiernos que consiguen las mayores ganancias en sus ventas, llegando a la conformación de monopolios que les dejen a su capricho la regulación de los precios y al alcance de la mano toda clase de marrullerías tanto en los costos de materias primas que deben consumir, como en las ventas de los productos ya elaborados.

Y Es así como estas multinacionales farmacéuticas, cuyo único interés son los beneficios económicos propios, vienen desplegando dos estrategias diabólicas: 

Primero, amparadas en la publicidad y con la complacencia de los medios periodísticos que ellos mismos ayudan a financiar, crean enfermedades a las cuales de inmediato ofrecen remedios. De cuando acá, por ejemplo, y quién dijo que así era, ¿el embarazo es una enfermedad? Pues estos pulpos de la industria de los fármacos nos vendieron tal idea y de ñapa nos ofrecieron muchas otras. El periodista alemán Ray Moynihan en su libro "Medicamentos que nos enferman", nos aclara con suma lucidez lo que él define como enfermedades inventadas y que no son otras que aquellas que "transforman procesos naturales o etapas de la vida normales en algo que debe recibir medicamentos", y enumera, entre otras, la menopausia, la disfunción eréctil, el colesterol, la calvicie, la timidez, la tristeza, la baja estatura, la pereza, la disfunción sexual femenina, el aumento de peso, la osteoporosis y la andropausia, rematando: "La mayoría son empresas farmacéuticas y grupos de médicos que aumentan síntomas o crean dolencias. Es un negocio. Para cada droga inventan un mal. Procesos normales como el envejecimiento, el embarazo, el parto, la infelicidad o la muerte, tienen un fármaco a su servicio."

En segundo lugar, dirigen sus baterías de guerra con quien ose proponer soluciones a bajo precio para combatir enfermedades, esas si reales. Y para este segundo caso, Patarroyo y su equipo muy probablemente vienen siendo una de sus tantas víctimas.  

guribe3@gmail.com


Nota: Esta es una buena aproximación a lo que le pasa a Patarroyo y su gente. Quizá deba agregar que todo ese poder económico sirve para poner a su servicio -el de las multinacionales farmacéuticas- algunos funcionarios con poder de decisión y otros personajes a quienes se les financian viajes, se les da página entera en algunos medios, se les condecora y hace publicidad gratuita para torpedear un trabajo serio y bien hecho en beneficio de los que trafican con la salud y la vida de las personas.

Lo cierto del caso, demostrado hasta la saciedad, es que el negocio de estas empresas es la enfermedad, no la prevención. Sin enfermedad no hay negocio y si las vacunas que las previenen son, además, gratuitas, como las de Patarroyo, hay que sacarlo del camino a como de lugar. Se valen toda suerte de trampas y sobornos.  

martes, 24 de diciembre de 2013

La UQ es grande en investigación científica

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Manuel Elkin Patarroyo estuvo como conferencista invitado en la universidad del Quindío con motivo de los 20 años del centro de investigaciones biomédicas de esta institución que además lleva su nombre.

¿De qué trató la conferencia que dictó en la universidad del Quindío?
Debo decir que hace aproximadamente 12 años no visitaba a Armenia y que el motivo de estar aquí son los 20 años que está cumpliendo el centro de investigaciones biomédicas Manuel Elkin Patarroyo de la universidad del Quindío, lo que es un honor para mí que lleve mi nombre. En la conferencia hablé sobre el desarrollo de las vacunas, ya que en este tiempo se han presentado unos avances espectaculares, por ejemplo, en África estamos adelantando los nuevos estudios y ensayos de vacunación en seres humanos y lo que hice fue compartir los resultados de algunas investigaciones y de alguna manera la metodología lógica para llegar a realizar cualquier tipo de vacuna.

¿Cómo califica el trabajo que se hace en el centro de investigaciones biomédicas de la universidad del Quindío?
Es un trabajo muy bien estructurado desde la rectoría de la universidad y sus decanaturas tanto de ciencias como de medicina para que se desarrolle una labor investigativa básica muy buena, sobre todo en lo que se refiere a toxoplasmosis —enfermedad infecciosa transmitida por el protozoo toxoplasma gondii, cuyo hospedador principal es el gato y otras especies de felinos, por lo que se debe evitar el contacto con sus heces, pero además consumir alimentos o agua contaminada y carne mal cocida—, patología en la que han obtenido unos resultados sobresalientes en cuanto al reconocimiento de los mecanismos de invasión de este parásito en las distintas células y ya tienen un candidato de vacuna y esa es la razón por la que están trabajando de manera activa en ese contexto con el doctor Manuel Alfonso Patarroyo, mi hijo. También tienen otros productos de origen natural, no solo para la infección del virus del dengue, sino también para otras enfermedades y sé que desde tiempo atrás han trabajado arduamente en la tipificación y caracterización de las distintas cepas del toxoplasma gondii que ha tenido unos patrones de virulencia distintos en el Quindío con respecto a los del resto del mundo, lo que permite establecer mejores maneras de tratamiento y también han diseñado una serie de catálogos para el reconocimiento e identificación de este parásito.
De esta manera, no solo tiene un avance en el campo científico, sino en el educativo, pues se ha logrado establecer un grupo de gente muy capacitada.

¿Cuál es uno de los problemas que se evidencia en el campo de la ciencia en Colombia?
No hay continuidad en las políticas de ciencia en el país, aspiramos que la doctora Paula Arias la nueva directora del departamento administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación, Colciencias, permanezca bastante tiempo en este cargo para tratar de mejorar esta situación, pero estoy casi seguro que al terminar el gobierno del presidente Juan Manuel Santos —en siete meses e independiente de que sea reelegido— es seguro que se va a reemplazar a esta persona y ya serían cuatro o cinco directores de esta importante entidad en tan solo cuatro años.

Pese a las dificultades que se presentan en el país, ¿cómo está el nivel investigativo de los jóvenes colombianos?
Los jóvenes en Colombia sí están investigando y una de las cosas que me es grata es poder decir que hace 40 años, cuando nosotros comenzamos a hacer investigación científica, hacer ciencia era un ave rara. Hoy en día en Colombia realmente hay una conciencia de investigar más no en los directivos, definitivamente los dirigentes no han tomado conciencia de la importancia de hacer ciencia, los muchachos saben y quieren trabajar en este campo, porque saben que ese es el camino del desarrollo de los pueblos, pero los mandatarios no la tienen y no hay un apoyo ni un esfuerzo por parte de estos a los científicos y el problema está ahí, si no hay unas políticas estructuradas, los universitarios o graduados van a tener muchas dificultades en los trabajos investigativos que decidan realizar, porque es como construir una catedral, tarda mucho tiempo e inclusive es una labor de generaciones que necesita mucho el apoyo de los dirigentes políticos para lograr un mejor desarrollo científico y tecnológico de Colombia.

¿Qué ha pasado con el permiso para recolectar primates con fines científicos de la Fundación Instituto de Inmunología, Fidic?
Lo único que espero es que se acabe la locura de algunos ecologistas que convencieron a dos personas del Consejo de Estado de la subsección C, para que cerraran nuestras estaciones de micos en el Amazonas, basados en una información falsa en la que se nos acusa de tráfico de fauna silvestre desde el otro lado de la frontera. Afirman que nosotros trabajábamos con monos que traíamos del otro lado del río Amazonas o sea del Perú pero resulta que los datos a nivel de DNA aportados por la universidad Nacional de Colombia demuestran que los monos se encuentran en la misma proporción en Perú y en Colombia y por la mentira de que teníamos micos peruanos para las investigaciones estamos al borde del cierre de la Fundación Instituto de Inmunología, Fidic.

¿Cuál fue el primer proyecto investigativo en el que trabajó?
Yo era un niño cuando eso, a los 19 años comencé a hacer investigación científica en virus que causan una enfermedad parecida al ébola que se denominan fiebre hemorrágica boliviana y uno de esta misma fiebre pero colombiana que se llama machupo, y nunca he cambiado de línea siempre he estado enfocado en la búsqueda de vacunas. Pero en sí, fue a los 9 años que inspirado por un cuento cómic que me regalaron mis padres sobre la vida de Luis Pasteur que yo decidí que quería ser científico y principalmente trabajar para hacer vacunas.

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domingo, 22 de diciembre de 2013

Manuel Elkín Patarroyo criticó el Gobierno de Santos

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Caracol | Diciembre 21 de 2013

El científico colombiano, Manuel Elkin Patarroyo Murillo. / Foto: Colprensa
 
Según el científico colombiano en este Gobierno van 4 directores en Colciencias lo que genera retroceso en investigación

 Durante su visita a Armenia donde participó de los 20 años del laboratorio de biomédicas de la Universidad del Quindío, el científico colombiano, Manuel Elkin Patarroyo Murillo, criticó de forma vehemente a los gobiernos y en especial al del presidente Juan Manuel Santos.

Patarroyo Murillo señaló “En Materia de investigación estamos como en retroceso, pero no por las personas, sino porque no hay políticas coherentes, uno mira y en este gobierno ya hubo 4 directores de Colciencias, y de esa manera es imposible consolidar un proyecto serio en investigación”.

"Por más que esté la gente y el estudiante estructurado y con ganas, pero si no hay políticas es muy difícil" y añadió “la construcción de la ciencia es como la construcción de las catedrales en el medioevo, eso toma tiempo, siglos en desarrollarse”.

Finalmente indicó que "la gente joven quiere pero la clase dirigente de este país no tiene claro eso, se mueven en otros intereses".


 
Claro, y además  de que la gente esté estudiando y haya estudiantes estructurados y con ganas, es necesario y urgente que el gobierno decida que el país necesita Instituciones generadoras de conocimiento, científicos de verdad, que su deber moral y constitucional es apoyar la investigación y la ciencia y que detrás de toda la alharaca en contra de Patarroyo hay intereses enormes y gente dispuesta a venderle su alma al diablo.
 
Si les parece absurda esta afirmación, que alguien nos explique como es posible que tengamos medicamentos que en Colombia exceden miles de veces el precio que alcanzan en otros países, incluyendo los europeos, si no es con la anuencia de los encargados de decidir al respecto, es decir, altos funcionarios del gobierno. Pónganle el rótulo que quieran a estos cargos y piensen si el acto criminal de traficar con la salud y la vida de todos los colombianos pudiera ser gratuito y ejecutado pensando en el interés general y no en el de las grandes y multimillonarias empresas farmacéuticas trasnacionales. 
 
Lo de Patarroyo es sonora una bofetada para la humanidad entera, para la más pobre y vulnerable especialmente, y el silencio de todos nosotros es, por lo menos, cómplice. ¿Hasta cuando seguirá el país asistiendo impasible a la feria de nuestros recursos, incluidos los científicos?  

 Fernando Márquez








sábado, 21 de diciembre de 2013

Patarroyo valoró nuevas medicinas creadas en el país

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Regional  / Diciembre 21 de 2013

Manuel Élkin Patarroyo.
Colombia es un país que ha progresado en nuevas medicinas, pero se puede avanzar más. Este fue el mensaje del científico Manuel Élkin Patarroyo, durante su estadía ayer en el departamento.
Así lo reveló durante la jornada académica y de conferencias con la que el centro de investigaciones biomédicas de la universidad del Quindío conmemoró sus primeros veinte años de labores.

El profesional, que trabaja desde hace años en estrategias para contrarrestar manifestaciones como la malaria, resaltó las acciones que se han desarrollado para mejorar la calidad de reacción a la hora de hacerle frente a una enfermedad.

“El dengue, la malaria, la toxoplasmosis, entre otras se le ha podido dar la respuesta que no se tenía en años atrás gracias a la investigación y también por tener dentro de las instituciones superiores como este un centro biomédico”, indicó Patarroyo.

Espera que se le dé apoyo a este tipo de acciones con el fin de profundizar en la investigación y que el país se convierta, ante el continente y el mundo, en modelo.


El resto de la jornada
No solo fue la intervención del científico Patarroyo la que comprendió la jornada de capacitaciones, se tuvo además a otros profesionales quienes expusieron acerca de aspectos como el dengue.

“Durante el día se habló de asuntos que se relacionan con esta dolencia como el síndrome febril en el Quindío, productos naturales para el dengue, curcumina, entre otros”, señalaron coordinadores del evento.

Para ello se tuvo la participación de expertos como Maylin Álvarez, del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kouri de Cuba, Leidy Lorena García, Jhon Carlos Castaño, Leonardo Padilla, Andrés Rodríguez y Delia Recalde.

Nota:
Patarroyo es y seguirá siendo el punto de referencia cuando se hable de ciencia e investigación en Colombia, a diferencia de los súbditos de alguna multinacional farmacéutica recientemente multada por prácticas deshonestas. Si, ustedes... 

Fernando Márquez

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martes, 17 de diciembre de 2013

Patarroyo dice que se llevará su investigación contra la malaria a otro país


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Si el país permite que la gente que crea, que piensa, que produce, tenga que irse del país porque aquí no se les proporcionan los medios para trabajar y si se le alcahuetea a los interesados en meterle otro palo a la rueda de la investigación, tendremos el retrato perfecto del país de cafres de que hablaba el Maestro Echandia y muchos millones de muertos evitables, que deben quedar sobre la conciencia de los que ahora se solazan con la desgracia de la gente pobre que ve perderse su esperanza.  Será un logro vergonzoso, hediondo y criminal de sus enemigos.  En todo caso, aquí o allá, más temprano que tarde, los resultados tendrán que darse, porque si de algo pueden tener la certeza absoluta es de que Patarroyo es dueño de una convicción a prueba de todo. Es invencible. 

Fernando Márquez



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POR DIFICULTADES ECONÓMICAS


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NOTICIAS/Ciencia y Salud

Patarroyo dice que su proyecto contra la malaria lleva un retraso de dos años

Patarroyo dice que su proyecto contra la malaria lleva un retraso de dos años
Manuel Elkin Patarroyo, científico colombiano. AFP
El científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo afirmó este viernes que el proyecto que dirige para conseguir una nueva vacuna contra la malaria acumula un retraso de dos años, por lo que se han demorado las pruebas en humanos, que inicialmente estaba previsto que comenzasen el próximo otoño.

Patarroyo, que asistió en la ciudad española de Málaga a la presentación del XI Foro de Manos Unidas, manifestó en rueda de prensa que han tenido muchas dificultades para seguir adelante con el proyecto, principalmente de índole financiera.

"Tenemos bastantes palos en la rueda", dijo Patarroyo, quien añadió que hay gente a quien no le interesa este proyecto y otros prefieren "que no salga" por distintas razones que no entiende, aunque acepta.

A esto se añade que les fue denegado el acceso a los monos utilizados como modelo experimental en la investigación hasta hace aproximadamente un mes, explicó.

El inmunólogo, artífice en 1987 de la primera vacuna contra la malaria -que tiene una eficacia relativa-, confía en poder acortar los plazos de su investigación, aunque no puede precisar una fecha final.

Patarroyo pretende obtener una vacuna de total eficacia para una enfermedad que cada año afecta a millones de personas.

Preguntado sobre la incidencia que pueden tener los recortes económicos en la investigación, el científico expresó su confianza en que puedan continuar las ayudas, aunque dijo que entiende las "limitaciones" y no mantienen una actitud "egoísta".

Dedicado desde hace más de treinta años a la investigación de la malaria y las vacunas, Patarroyo aseguró que "más que las políticas de gobierno" le preocupan las actitudes, y abogó por que el mundo busque "una ética de la solidaridad".

En ese sentido, dijo que los gobernantes emplean la sanidad y la educación para recabar el apoyo del electorado pero se vuelven "amnésicos en microsegundos".

El científico, que insistió en la importancia de las actitudes frente a las políticas cambiantes de los gobiernos, subrayó que muchos problemas de salud se pueden resolver con políticas de alcantarillado y agua potable que no requieren grandes inversiones.

En cuanto al papel de las multinacionales, Patarroyo indicó que existe una "crítica enorme" a la Organización Mundial de Salud (OMS) por "haber permitido ese juego de las multinacionales que nos vendieron el estornudo del pollo carísimo", en alusión a la gripe aviar.

A ese respecto recordó que su país, Colombia, que "no tiene demasiados recursos", compró contra esta enfermedad cuatro millones de dosis de fármacos.

"Actualmente nos están vendiendo la vacuna del papiloma", manifestó Patarroyo, quien aseguró que no se enfrenta a las multinacionales sino que las soslaya, porque es la lucha "de un pequeño David contra los gigantescos Goliat".

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Sobran los comentarios, ¿no? 
























sábado, 14 de diciembre de 2013

Vacunas que salvarían a 17 millones de personas, en vilo por fallo

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Por:  |

Manuel E. Patarroyo
El inmunólogo sostiene que siempre utilizó ejemplares capturados por colectores colombianos.

Manuel E. Patarroyo habló de la decisión del Consejo de Estado que prohíbe el uso de monos 'Aotus'.

En un reciente fallo, el Consejo de Estado decidió cancelarle, de manera definitiva, el permiso a la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (Fidic) para capturar monos nocturnos 'Aotus', que son usados en sus investigaciones sobre malaria.
El inmunólogo Manuel Elkin Patarroyo, director de la Fidic, advierte sobre los alcances de esta decisión que, asegura, atenta contra 33 años de trabajo dedicados a lograr una vacuna efectiva contra este mal.
“Siempre he sido muy respetuoso de las instituciones y las leyes -señaló Patarroyo-, por eso pido que el Consejo de Estado también respete los resultados incontrovertibles de la ciencia; no hacerlo es permitir un atropello de lo subjetivo a lo objetivo”.
La decisión, en segunda instancia, confirma el fallo emitido en primera por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, a una acción popular interpuesta, con ese fin, por el abogado Gabriel Vanegas y la primatóloga Ángela Maldonado.
Patarroyo ha sido señalado en este proceso por los demandantes de favorecer el tráfico de especies, al comprar y utilizar monos 'Aotus' capturados en Perú, y de exceder el número de especímenes autorizado.
El inmunólogo respondió las preguntas de EL TIEMPO sobre este tema.
¿Qué argumentos esgrime el Consejo de Estado?
Quiero precisar que el fallo fue emitido por la subsección tercera del Consejo; no fue discutido en sala plena. En él se dice que el permiso se había otorgado para trabajar con los monos ‘Aotus vociferans’ y no con los ‘Aotus nacimaee’, que se creía eran solo peruanos y brasileños. Sin embargo, estudios de ADN hechos por la Universidad Nacional demuestran que en Colombia más del 80 por ciento son de origen que se creía peruano, por consiguiente nunca hubo tráfico ilegal. Trabajamos con micos colombianos, como siempre lo dijimos. Esta confusión hizo que se nos sancionara injustamente con el cierre de la estación en Leticia por más de tres años y ahora definitivamente.
¿Qué efecto tiene esta decisión?
Que se aleja la posibilidad de evitar la muerte de un millón de niños por malaria al año y que se trunca nuestro trabajo, que estábamos terminando, de descubrir las reglas para desarrollar vacunas contra enfermedades que matan a 17 millones de personas anualmente. Creo que no tienen ni idea de los alcances de la decisión que tomaron…
¿Tiene cómo demostrar que usó monos colombianos en su investigación?
Sí. En todas las actas consta que los monos fueron obtenidos de colectores colombianos, aunque puede que alguna vez se colaran unos cuantos del Perú. Más allá de eso, los estudios de ADN de la Universidad Nacional demuestran que los micos con los cuales investigamos eran ancestralmente colombianos. Entonces, ¿de dónde viene la acusación? ¿Dónde se origina el problema? Los demandantes son el abogado Gabriel Vanegas, a quien nadie conoce, y la científica Ángela Maldonado, que exhibe apenas tres publicaciones y viaja por todo el mundo (Bruselas, Londres, Kenia, Taiwán, Estados Unidos) con su campaña de "salvemos los Aotus"...
Es decir que considera que a la demandante le falta fundamento…
Pues juzgue usted: publicó en diferentes medios que hemos recibido más de 100 mil micos y que se mueren. Y eso es falso. El estudio de la Nacional demostró que la vasta mayoría de los monos se reintegran exitosamente al medio ambiente; también dice que nos asignan el 80 por ciento del presupuesto nacional de ciencia, y lo cierto es que en los últimos tres años no hemos recibido un solo centavo del país. De postre nos acusa por escrito de estar amenazándola de muerte, de que hemos talado más de 15 mil hectáreas de bosque, de que hemos atropellado a comunidades indígenas… Por desgracia, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca y la subsección tercera del Consejo de Estado le creyeron esas historias.
¿Con cuántos monos 'Aotus' ha trabajado?
Durante 33 años de investigación hemos trabajado con 21.148 ejemplares. Desde el momento en el que se reciben hasta que son liberados (es decir, no durante el experimento) no muere más del 5 por ciento. Gracias a estos animales desarrollamos la vacuna más efectiva contra la malaria hasta la fecha.
¿Cómo los regresaba a la selva?
Insisto en aclarar que a todos los micos se les mantiene en excelentes condiciones generales, como les consta a todas las autoridades ambientales y a muchas personas que visitaron nuestro Instituto. Antes de ser liberados son evaluados por un comité de ética departamental; veterinarios o biólogos de Corpoamazonía, como consta en innumerables actas, decidían el sitio donde serían devueltos a su hábitat.
¿Y cómo sabe que no se mueren al regresarlos?
El estudio de la Nacional comprobó que de toda la población de 'Aotus' del Amazonas analizada por sus investigadores, el 11 por ciento llevaba nuestro tatuaje, es decir que se habían reintegrado al medio ambiente, algunos desde hacía 3 y 4 años, y habían conformado grupos familiares.
¿Es posible crear un modelo animal para compensar la falta de los monos?
Se pueden crear ratones transgénicos para una sola de las moléculas del sistema de defensas del ser humano, no para todas. Dicho sea de paso, hay muy pocos de esos roedores y tomaría por lo menos 10 años más alcanzar lo que ya habíamos adelantado en los micos. Los 'Aotus' son necesarios para el desarrollo de las vacunas en general, pues su sistema inmune es prácticamente idéntico al de los seres humanos.
¿En qué estado está su vacuna?
Para la forma del parásito que infecta al glóbulo rojo de la sangre (merozoito) está en más de un 90 por ciento de efectividad, pero para la que infecta al hígado está en un 30 por ciento. Al parásito hay que atacarlo en ambos niveles y es la razón por la cual necesitábamos un año y medio más, y más monitos, pero infortunadamente estas demandas nos han detenido por más de tres años y medio, como consta en los distintos procesos sancionatorios. Esta vacuna tan luchada era un logro de la ciencia colombiana, para el bienestar de toda la humanidad.
Se dice que sus investigaciones afectaron la salud amazónica…
¡Qué mentira tan gigantesca! Para empezar, la malaria que existe en el Amazonas es causada por el parásito ‘Plasmodium vivax’ y nosotros trabajamos con el ‘Plasmodium falciparum’. Decir lo contrario es mezclar peras con habas.
¿Qué sigue?
La comunidad científica sabía, por nuestra asistencia a los innumerables foros y congresos a los que se nos invita, y las publicaciones de nuestros resultados, que punteábamos en el desarrollo de una vacuna que les salvaría la vida a un millón de niños por año… ¡A un millón de niños anualmente!
¿Cómo califica todo este proceso y el fallo en el que desembocó?
Que se trató de la batalla de una mentira subjetiva según la cual los monos 'Aotus' no existen en Colombia, algo por lo que siempre se nos sancionó, versus la verdad objetiva de la ciencia, que sí existen.   Otros llaman a la imposibilidad de contar finalmente con una vacuna antimalárica un genocidio. Al final del día serán los demandantes y los jueces quienes respondan ante el mundo entero por sus actos.
CARLOS FRANCISCO FERNÁNDEZ
Asesor médico de EL TIEMPO

Hace muy poco la multinacional GSK fué multada con 3000 millones de dólares por prácticas lesivas para la salud humana. Para nadie es un secreto el hecho, muchas veces demostrado, de que para la industria farmacéutica el negocio, extraordinariamente lucrativo, está en la venta de medicamentos para tratar enfermedades, NO EN VACUNAS PARA EVITARLAS, a menos que estas sean comercializadas por ellos.  Y están dispuestos a invertir todo el dinero que sea necesario para evitar la competencia, máxime si esta opera basada en razones altruistas y de humanidad, no comerciales. 
En Colombia esta situación adquiere ribetes verdaderamente dramáticos. Hay medicamentos cuyo precio es en Colombia 2000 veces más alto que en países vecinos.  "La fundación Ifarma, una entidad independiente que se encarga de analizar estos problemas en América Latina y el Caribe, afirma textualmente que “Colombia ocupa el primer lugar mundial en precios de medicamentos, lo que está llevando a la quiebra del sistema de salud”. Que verguenza!
A este estado de cosas solo es posible llegar a través de sobornos y dádivas para algunos funcionarios de alto nivel encargados de proteger la salud y la vida de todos los colombianos, personajes que sin ningún escrúpulo se venden por unas cuantas monedas. Los métodos con los que sobornan a muchos médicos para que receten sus moléculas en diferentes países son bien conocidos: Seminarios, congresos, viajes, cursos, dinero, son parte del menú. Pero no son los únicos, cualquiera dispuesto a facilitarles la tarea de llenarse los bolsillos es bienvenido. 
El afán de lucro es la verdadera razón para obstaculizar el trabajo del Profesor Patarroyo, aunque los alegatos presentados suelan barnizarse de verde encendido. Obstaculizar el desarrollo de vacunas y medicamentos gratuitos o de muy bajo costo, en cualquier lugar del mundo, es un crimen de lesa humanidad, un genocidio de características espantosas que debe ser denunciado y rechazado categóricamente en todos los rincones del mundo. 
Fernando Márquez