sábado, 30 de agosto de 2014

FALLA DEL CONSEJO DE ESTADO

El 5 de Julio pasado el Instituto Amazónico de Investigaciones científicas, SINCHI, publicó un estudio que demuestra, con base en pruebas científicas, ADN incluido, que los micos que utilizaban Manuel Elkin Patarroyo y la FIDIC para probar las vacunas en desarrollo son colombianos.  A la misma conclusión habían llegado con anterioridad los investigadores del Instituto de Genética de la Universidad Nacional, IGUN.

    Manuel Elkin Patarroyo -  Foto de EL ESPECTADOR

Estos dos organismos son autoridades en la materia, gozan de credibilidad y confianza en los círculos académicos y científicos del país, cuentan con personal calificado y con equipos que garantizan la exactitud de sus dictámenes, que al fin de cuentas no hicieron sino comprobar técnicamente lo que los indígenas de los resguardos amazónicos vienen diciendo hace tiempo: allí no se ha cometido ningún ilícito.  No es cierto que los micos sean colectados –no cazados– en los países vecinos y vendidos en Leticia. Los micos son colombianos.

Entonces la acusación de tráfico ilegal de especies animales queda sin piso, lo mismo que el fallo del Consejo de Estado que obligó al cierre de la estación de primates que Patarroyo tenía en Leticia, crucial para el desarrollo de vacunas contra la malaria y otras enfermedades.

Le corresponde ahora al Consejo de Estado encontrar rápidamente una solución jurídica que permita revisar el caso y corregir el error cometido. Aquí no cabe el concepto de cosa juzgada ni es aceptable la perpetuación de una condena originada en errores de apreciación y en el desconocimiento de los magistrados que no se asesoraron adecuadamente.  Algo va de los artículos e incisos a los virus y bacterias, por ejemplo.

Cuando los abogados, cuya formación es muy diferente a la de los científicos que trabajan con patógenos, legislan sobre temas que ignoran o lo hacen con base en dichos de otros o en sus personales concepciones del universo y de la justicia, se corre el riesgo de entorpecer investigaciones importantes para resolver problemas relacionados con la salud y la vida humanas o peor aún, de desvirtuar su razón de ser.   

El tiempo perdido es irrecuperable, pero algo bueno puede quedar aún de todo esto: la obligación de que jueces y magistrados convoquen siempre a los mejores expertos disponibles en las materias a juzgar para que lo puedan hacer con certeza e imparcialidad. Errar es humano, pero permanecer en el error a sabiendas es reprobable e indigno. La justicia colombiana no puede seguir siendo objeto de la desconfianza de los colombianos ni instrumento de quienes por cualquier razón se consideran superiores a ella. 

Si hay que revisar, revisemos, con eficacia y prontitud, que lo que está en juego es la vida de centenares de miles de personas que necesitan soluciones urgentes, no alegatos ni discusiones estériles que solo benefician a quienes comercian con la salud y la vida humanas.  A los muertos y sus familias no les sirve de nada el argumento de que las pruebas se produjeron extemporáneamente.   


Fernando Márquez

jueves, 21 de agosto de 2014

El científico Patarroyo sugiere que las farmacéuticas boicotean su vacuna contra la malaria


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Las denuncias de los ambientalistas por el "tráfico ilegal" de monos han retrasado sus investigaciones. El inmunólogo considera que las grandes multinacionales están detrás

EFE Bogotá 20/08/2014 18:48 Actualizado: 20/08/2014 19:07

El inmunólogo colombiano, Manuel Elkin Patarroyo.

El inmunólogo colombiano, Manuel Elkin Patarroyo.- EFE


El inmunólogo colombiano Manuel Elkin Patarroyo considera que el descubrimiento de nuevas vacunas para la malaria, el ébola o diferentes tipos de cáncer puede lograrse en corto tiempo con una metodología desarrollada por su equipo de científicos en Bogotá.

Patarroyo, de 68 años y director de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (FIDIC), descubrió en 1987 la primera vacuna contra la malaria, cuya protección fue del 40 %, y desde entonces busca ampliar su efectividad al 100 %, así como desarrollar una fórmula madre para diferentes vacunas.

"Hoy en día -agregó- tenemos capacidad de protección del orden del 80 %" en la vacuna de la malaria, proceso que se ha retrasado por una denuncia de ambientalistas que acusaron a su equipo de "tráfico ilegal" de monos en la región amazónica de la triple frontera de Colombia con Brasil y Perú. Esa denuncia, acogida por el Consejo de Estado es, según el científico, "injustificada" y "absolutamente absurda", pues no es siquiera por maltrato o muerte de los animales, sino porque supuestamente los monos son capturados a unos metros de la frontera selvática, donde prácticamente no hay límites entre los tres países.

"¿Qué intereses negros, oscuros hay detrás de todo eso? A mí sí me gustaría que algún día alguien los descubriera", explicó Patarroyo, y lamentó que de no ser por este problema, que ya dura cuatro años, la vacuna mejorada contra la malaria habría estado lista hace dos años.

Una vacuna contra la malaria beneficiará a unos 3.500 millones de personas en todo el mundo, y la de la tuberculosis serviría para 4.200 millones de personas, un negocio millonario para las multinacionales farmacéuticas. "En 2013 hubo en el mundo 207 millones de casos de malaria y unas 700.000 muertes, el 95 % de las cuales fueron niños menores de cinco años", aseguró.

Patarroyo donó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la patente de su primera vacuna, que tenía un coste de producción de siete centavos de dólar (unos cinco céntimos de euro) y se quejó de que "la quieran cobrar a cien euros las multinacionales farmacéuticas". "Pero durante ese tiempo no nos hemos quedado quietos. Hemos venido buscando el desarrollo de otras vacunas" mediante "una metodología lógica, racional, de tipo físico, químico y matemático para sintetizarlas", y ese es el programa en el que trabaja.

El programa de nuevas vacunas consiste en descubrir las "manitas" con las cuales los microbios se pegan a las células que van a infectar y, a partir de la estructura molecular de esos organismos, fabricarlas químicamente. "Y con esas reglas del juego descubiertas, que ya tenemos la mayoría de ellas, se puede desarrollar cualquier otra vacuna contra la tuberculosis, el ébola, la hepatitis, el linfoma de Burkitt y muchísimos cánceres, puesto que ya se sabe que cerca del 50 % de los cánceres están inducidos o causados por virus, bacterias o parásitos", añade.

Esta investigación, reitera, también podría ir más adelantada si no tuviera el impedimento de usar los monos de la especie Aotus, cuyo genoma es idéntico al de los humanos. "Puede que a mí me detengan un rato, pero los que están pagando (...) son los seres humanos por ese retraso", alertó.

Patarroyo está convencido de que con esa metodología, que ya ha presentado en conferencias internacionales, puede encontrar una vacuna contra el ébola, que ha causado más de un millar de muertes en África. "Si nos dejan trabajar con los monos, puedo garantizar  que tendremos pronto una respuesta, digo pronto porque las reglas de juego para hacer las vacunas están dadas", afirmó.

El inmunólogo recordó que su vida científica comenzó a los 19 años "trabajando con los virus hermanos del ébola" de la mano de su maestro, el profesor estadounidense Ronald Mackenzie, descubridor en 1963 del virus de la fiebre hemorrágica de Bolivia.

Pese a que ha sido reconocido mundialmente con premios como el Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica (1994), y en el mismo año con el Robert Koch, el más prestigioso galardón científico de Alemania, desde hace cuatro años el Gobierno colombiano no aporta dinero a su centro de investigación.

El Instituto funciona con la ayuda que recibe de España, particularmente de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID) y la regional Agencia Vasca de Cooperación, mientras que la Universidad del Rosario de Bogotá paga los salarios de la plantilla. "A nivel nacional, tengo que decir tristemente, el apoyo es cero por parte del Estado a lo largo de los últimos cuatro años", precisó.

Colombiano Patarroyo dice contar con metodología para hallar nuevas vacunas


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    Malaria cerebral

20/08/2014 (17:53)

Jaime Ortega Carrascal

, 20 ago.- El inmunólogo colombiano Manuel Elkin Patarroyo considera que el descubrimiento de nuevas vacunas para la , el ébola o diferentes tipos de cáncer puede lograrse en corto tiempo con una metodología desarrollada por su equipo de científicos en .

Patarroyo, de 68 años y director de la Fundación Instituto de Inmunología de (FIDIC), descubrió en 1987 la primera contra la , cuya protección fue del 40 %, y desde entonces busca ampliar su efectividad al 100 %, así como desarrollar una fórmula madre para diferentes vacunas, dijo en entrevista con .

"Hoy en día -agregó- tenemos capacidad de protección del orden del 80 %" en la de la , proceso que se ha retrasado por una denuncia de ambientalistas que acusaron a su equipo de "tráfico ilegal" de monos en la región amazónica de la triple frontera de con y Perú.

Esa denuncia, acogida por el Consejo de Estado es, según el científico, "injustificada" y "absolutamente absurda", pues no es siquiera por o muerte de los animales, sino porque supuestamente los monos son capturados a unos metros de la frontera selvática, donde prácticamente no hay límites entre los tres países.

"¿Qué intereses negros, oscuros hay detrás de todo eso? A mí sí me gustaría que algún día alguien los descubriera", explicó Patarroyo, y lamentó que de no ser por este problema, que ya dura cuatro años, la mejorada contra la habría estado lista hace dos años.

Una contra la beneficiará a unos 3.500 millones de personas en todo el mundo, y la de la tuberculosis serviría para 4.200 millones de personas, un negocio millonario para las multinacionales farmacéuticas.

En 2013 hubo en el mundo 207 millones de casos de y unas 700.000 muertes, el 95 % de las cuales fueron niños menores de cinco años, aseguró.

Patarroyo donó a la () la patente de su primera , que tenía un coste de producción de siete centavos de dólar (unos cinco céntimos de ) y se quejó de que "la quieran cobrar a cien euros las multinacionales farmacéuticas".

"Pero durante ese tiempo no nos hemos quedado quietos. Hemos venido buscando el desarrollo de otras vacunas" mediante "una metodología lógica, racional, de tipo físico, químico y matemático para sintetizarlas", y ese es el programa en el que trabaja.

El programa de nuevas vacunas consiste en descubrir las "manitas" con las cuales los microbios se pegan a las células que van a infectar y, a partir de la estructura molecular de esos organismos, fabricarlas químicamente.

"Y con esas reglas del juego descubiertas, que ya tenemos la mayoría de ellas, se puede desarrollar cualquier otra contra la tuberculosis, el ébola, la hepatitis, el linfoma de Burkitt y muchísimos cánceres, puesto que ya se sabe que cerca del 50 % de los cánceres están inducidos o causados por , bacterias o parásitos", añade.

Esta investigación, reitera, también podría ir más adelantada si no tuviera el impedimento de usar los monos de la especie Aotus, cuyo genoma es idéntico al de los humanos.  "Puede que a mí me detengan un rato, pero los que están pagando (…) son los seres humanos por ese retraso", alertó.

Patarroyo está convencido de que con esa metodología, que ya ha presentado en conferencias internacionales, puede encontrar una contra el ébola, que ha causado más de un millar de muertes en África.

"Si nos dejan trabajar con los monos le garantizo que tendremos pronto una respuesta, digo pronto porque las reglas de juego para hacer las vacunas están dadas", afirmó.

Patarroyo recordó que su vida científica comenzó a los 19 años "trabajando con los hermanos del ébola" de la mano de su maestro, el profesor estadounidense Ronald Mackenzie, descubridor en 1963 del de la fiebre hemorrágica de .

Pese a que ha sido reconocido mundialmente con premios como el Príncipe de de Investigación Científica y Técnica (1994), y en el mismo año con el Robert Koch, el más prestigioso galardón científico de , desde hace cuatro años el Gobierno colombiano no aporta dinero a su centro de investigación.

El Instituto funciona con la ayuda que recibe de , particularmente de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID) y la regional Agencia Vasca de Cooperación, mientras que la Universidad del Rosario de paga los salarios de la plantilla.

"A nivel nacional, tengo que decir tristemente, el apoyo es cero por parte del Estado a lo largo de los últimos cuatro años", precisó.



martes, 19 de agosto de 2014

UNA MANERA FÁCIL DE AUTOPROMOCIONARSE


Por si algo hacía falta para demostrar que los señalamientos a Manuel Elkin Patarroyo y su grupo se convirtieron en un suculento botín promocional para algunos, un señor que dice llamarse David Rodríguez Goyes, sobre cuyas investigaciones y artículos no se encuentra ninguna referencia en los sitios web especializados, apenas un video autopromocional, en representación de una organización sobre cuyos logros tampoco hay referencia alguna, entidad que se nota únicamente por utilizar un nombre gringo y pomposo, solicita “para llevar a cabo una investigación científica”, el contenido de una carta dirigida al Consejo de Estado, firmada por 150 representantes –no 18 como dice Goyes– de organizaciones, esas sí científicas, de Colombia, poniendo de manifiesto la inconveniencia de un fallo que atenta contra la investigación desarrollada en nuestro país. 



La carta con todas las firmas se encuentra publicada en varios sitios de Internet. Que Goyes deba pedirla es un asunto que ya arroja serias dudas sobre su capacidad como investigador. Y que sea un colombiano el que está presto a saltarle al cuello a quien sí ha representado con argumentos más que serios este país, le muestra a los europeos de que material están fabricados algunos colombianos.

Como es su costumbre, el Profesor Patarroyo probablemente se abstendrá de validar con sus palabras o su presencia los escritos anodinos de quien aspira a lucirse, no por un trabajo bien hecho sino por acusaciones como esta:

“Las prácticas de caza y experimentación sobre monos nocturnos, lideradas por Manuel Elkin Patarroyo, generan daños al ambiente, al ecosistema, a cada uno de los individuos sobre quienes se experimenta, a las comunidades indígenas y a la sociedad en su conjunto, razón por la cual se hace preciso el conocimiento generalizado del peligro inminente que estas prácticas esconden”.

Los que le causan un grave daño y son un peligro inminente al ecosistema, a la sociedad y al universo son los que como Goyes, aspiran a hacerse notar enlodando méritos de otros, que él por su cuenta talvez nunca podrá alcanzar.  Ojalá este señor pueda conseguir los informes del Instituto de Genética de la Universidad Nacional, IGUN, y del Instituto de Investigaciones Amazónicas, SINCHI, que demuestran lo falaz de sus acusaciones, los lea, los comprenda y así pueda orientar sobre bases científicas su tal investigación para que deje de hacer acusaciones ridículas y sin sustento. 


Fernando Márquez

jueves, 14 de agosto de 2014

Lejos de cumplir metas del milenio

Escrito por  Agencia Reforma Publicado en Especiales Jueves, 14 Agosto 2014 10:17

Manuel Elkin Patarroyo ha logrado inducir un 99 por ciento de protección contra la malaria en sus pruebas.
Manuel Elkin Patarroyo ha logrado inducir un 99 por ciento de protección contra la malaria en sus pruebas.

El objetivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de combatir eficientemente, para 2015, enfermedades como VIH/sida, paludismo, cisticercosis o amibiasis está lejos de cumplirse, consideraron investigadores.


Durante el Congreso Internacional de Parasitología, que se realiza en la Ciudad de México, Juan Pedro Laclette San Román y Manuel Alfonso Patarroyo coincidieron en que el principal problema es que dichas enfermedades afectan a los grupos más pobres.

Patarroyo, investigador de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia y especialista en malaria, explicó que es difícil decir cuánto se avanzó o no porque, si bien hay avances, la realidad que se ve en las calles es que miles de personas continúan muriendo por estas enfermedades.

Igualmente, recordó que, desde la década de los 50, se llegó a hablar de la erradicación global del paludismo, lo cual no se dio.
"Hay que ser claros en que se debe trabajar con un enfoque multidisciplinario. Los que desarrollamos vacunas no vamos a resolver el problema sólo con eso, se necesitan medidas de salud pública, más fármacos, etcétera. Se debe tener un trabajo coordinado que nos permita tener un mejor resultado", comentó.

El sexto objetivo propuestos por la ONU destaca combatir para el 2015 el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades.

Sin embargo, a decir de Laclette San Román, especialista del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, lo que ha faltado es un compromiso de las autoridades de salud en los países donde son originarias estas enfermedades y a los organismos multilaterales.

"También (falta compromiso) en la OMS que apoya la investigación internacional sobre parásitos que son muy atractivos, pero descuidan a otros problemas, como el caso de la cisticercosis", explicó Laclette San Román.

México ha realizado un trabajo extraordinario en los últimos 25 años hemos transformado el perfil epidemiológico de la población, de uno dominado por las enfermedades infecciosas donde lo que predomina son las enfermedades degenerativas.

Laclette, quien fuera titular del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, consideró que es necesario apostar por un mayor combate a enfermedades como Chagas que afecta en el país a más de un millón de personas.