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Virus
como el zika o el chikunguña llegaron “para quedarse” y vendrán otros más por
la falta de vacunas para prevenirlos, ha señalado en una entrevista con Efe el
inmunólogo colombiano Manuel Elkin Patarroyo, quien alerta de que la humanidad
carece de armas para enfrentarlos
Patarroyo
da la voz de alarma: “Se nos
vienen muchas más (…) Apenas estamos comenzando a recibir patologías,
enfermedades que están muy localizadas en otras partes del mundo y que debido a
la posibilidad que tienen de diseminarse rápidamente y también a la ausencia de
mecanismos y métodos de control, pueden llegar a causar epidemias”.
BOGOTA/EFE/JAIME
ORTEGA Jueves 04.02.2016
El científico colombiano Manuel Elkin
Patarroyo/EFE/Leonardo Muñoz
Este
científico, que en 1987 descubrió la primera vacuna contra la malaria y es un
referente mundial en investigación de virus, ha manifestado que por suerte los
que han salido de África, como el ébola, zika o chikunguña “no han sido del
todo letales”, pero el día de mañana “puede llegar una de esas (enfermedades)
en la cual sí estemos totalmente en riesgo toda la especie humana”.
“Eso se
lo puedo decir con la certeza de quien lleva toda la vida dedicado a estudiar estos
microbios y sus posibilidades de contagio”, advierte.
Estos
virus tropicales fueron descubiertos hace décadas pero en los últimos años
llegaron a otros continentes, como América o Europa, por el aumento de la
temperatura del planeta debido al cambio climático o por las facilidades de
movilización modernas que hacen que “los mosquitos que antes volaban, ahora
viajen en jet”.
“El
cambio en la temperatura hace que las larvas de los mosquitos que transmiten
estas enfermedades puedan crecer ya a la temperatura apropiada. Si antes no
podían desarrollarse esas larvas a 2.200 metros, porque usualmente la
temperatura apropiada estaba en 1.600 metros, ahora ya pueden crecer”, afirmó.
La ciencia sin herramientas
Según el
inmunólogo, de 69 años y cuyo trabajo ha recibido numerosos reconocimientos
internacionales, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de Investigación
Científica y Técnica en 1994, la ciencia se está quedando “sin herramientas”
para combatir estas enfermedades porque aparte de que no hay vacunas, los virus
y bacterias cada vez son más resistentes a los fármacos.
“Vengo
insistiendo desde hace más de 30 años en que tenemos que desarrollar
metodologías para obtener vacunas, que es el método más efectivo para
controlarlas. Cuando usted usa un tratamiento o un fármaco ya es para curar la
enfermedad que se ha desarrollado pero si usted obtiene una vacuna es para
impedir que esa enfermedad se desarrolle”, ha expresado a Efe.
Por esa
razón insistió en que los esfuerzos deben centrarse en el desarrollo de vacunas,
pero lamentó que a pesar de que ya se conoce el genoma de muchos virus, falta
apoyo de los gobiernos, de los que dijo que prefieren “estar apagando
incendios, controlando las epidemias, en lugar de impedir que ellas lleguen a
aparecer”.
Las dificultades de las vacunas
“Vacunas
contra el ébola, el chikunguña, contra el dengue y el zika serían relativamente
sencillas pero son demoradas debido a que hay que cumplir con ciertos
protocolos de seguridad”, agrega.
Patarroyo
manifesta que “la investigación está quedándose congelada y atrás” y aunque
asegura que no quiere ser “alarmista” ni “terrorista”, la situación en el campo
de las enfermedades virales es “grave” porque además de su expansión geográfica
se hacen resistentes.
Cita como
ejemplo la malaria, cuyo parásito “ya se volvió resistente hasta al último
antimalárico, que fue desarrollado hace escasamente 20 años y por el cual
recibió el Premio Nobel (de medicina) la doctora Tu Youyou el año pasado”.
Según el
científico, el problema de estos virus no está solo en si son mortales o no,
sino en las secuelas que dejan, como los problemas en las articulaciones por el
chikunguña, o el síndrome de Guillén Barré por el zika, que en los casos de
embarazadas puede hacer que los bebés nazcan con microcefalia.
“Hablemos
de que no son virus mortales pero sí tienen consecuencias secundarias a largo
plazo que son bastante terribles”, apunta Patarroyo, quien considera “inocente”
la recomendación de varios gobiernos latinoamericanos a las mujeres para que
eviten embarazos durante la fase de expansión del zika.
“Eso me
parece de una inocencia… De no ser trágico sería cómico”, concluye en sus
declaraciones a Efe.