La declaración de los indígenas de la Comunidad Aticoya, del Amazonas, que no es nueva ni es la primera vez que se pronuncian al respecto, demuestra que hay falacias, mentiras, verdades y verdades a medias en torno a las acusaciones contra Patarroyo y la Fidic por un supuesto tráfico internacional de especies animales, acusación con la que se ha urdido una trama digna de película de suspenso y de algunas libras esterlinas. Me quedo con las palabras de los Indígenas, gentes humildes y honestas que no temen llamar a las cosas por su nombre. Para ellos un mico es un mico y un mentiroso es un mentiroso, sin adornos de ninguna clase.
Algo del material que sirve de base para las acusaciones y para la postulación de proyectos a programas de financiación internacional ha sido muy pobremente traducido al español. De todas maneras publicamos para los interesados la versión en Inglés y la tristemente traducida al Español. Lo mínimo que se debería esperar de quienes demuestran tanta eficiencia en otro terreno es que sean respetuosos de la ortografía, la gramática y la sintaxis de nuestra lengua castellana ya que no lo son de las autoridades indígenas, de los jueces y autoridades colombianas, corruptas y venales según los autores del libelo.
Fernando Márquez
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