Colombia
debe ser uno de los pocos países del mundo, sino el único, en el que existen
organismos oficiales encargados de hacer respetar la ley pero que son
los primeros en violarla con total impunidad o, si llegan a ser sancionados, es mediante un proceso que puede tomar años.
El
Consejo de Estado, que había fallado en contra del científico colombiano Manuel
Elkin Patarroyo condenándolo a suspender su trabajo de investigación, enmendó
su propio error y produjo el 12 de diciembre de 2014 un fallo mediante el cual
tuteló los derechos del investigador y con él los de toda la comunidad
científica colombiana, amenazada por las sistemáticas demandas de una entidad
animalista que se opone al empleo de animales, monos Aotus en este caso, para la realización de pruebas biomédicas.
Foto:
Archivo/VANGUARDIA LIBERAL
El fallo del Consejo de Estado le ordena a la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonia, Corpoamazonia, entidad oficial, que “en el término de treinta (30) días proceda a establecer si la (Fundación Instituto de Inmunología de Colombia), FIDIC, ha cumplido con las exigencias y condiciones impuestas para el otorgamiento de los permisos concedidos para desarrollar el proyecto Captura y estudio de investigación científica en diversidad biológica de primates en la cuenca del Río Amazonas en el Trapecio Amazónico Colombiano.” (sic). Hoy, casi seis meses después, Corpoamazonía sigue sin cumplir lo ordenado por el Consejo de Estado, con lo cual mantiene en estado de parálisis el trabajo de Patarroyo y la FIDIC, que ya cumple cuatro años en esa situación.
Semejante estado de cosas los obligó a interponer ante el mismo Consejo de Estado un incidente de desacato contra Corpoamazonia, es decir, le tocó a los ciudadanos iniciar acciones legales para obligar a la autoridad a actuar en derecho y no al contrario, como debería ser. El mundo al revés.
Sería extremadamente grave para el país
y para la ciencia hecha en Colombia que los “enemigos
agazapados” que denuncia Patarroyo estén dentro de estas
instituciones. “Lo que veo es que ahí,
dentro del Ministerio (de Ambiente) definitivamente hay gente que está
obstaculizando nuestro trabajo, dijo el científico; creo que es más
dentro del Ministerio que dentro de Corpoamazonia. Por eso creo que vale la pena
que salgan todos esos enemigos agazapados de la vacuna contra la malaria”. Grave acusación que es necesario aclarar
con prontitud y transparencia para tranquilidad de todos, empezando por los
altos funcionarios señalados.