Durante el año 2010, según estadísticas de la OMS, la malaria produjo 219 millones de casos clínicos y mató 660,000 personas, la mayoría niños africanos pobres. La comercialización de medicamentos tiene que ser una opción secundaria al desarrollo de vacunas para prevenir la enfermedad, aunque ello suponga una disminución de las utilidades que obtiene la industria farmacéutica por este concepto.
domingo, 3 de abril de 2011
Manuel Elkin Patarroyo: "Siempre he sido un lobo solitario"
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Por: Lisbeth Fog * / Especial para El Espectador
A punta de ensayo y error, su vacuna parecería cada vez más cerca. En ciencia, esto puede significar aún varios años.
El inmunólogo Manuel Elkin Patarroyo lleva años tratando de resolver la pregunta que se formuló desde 1970: ¿cómo lograr una vacuna sintética? Esta semana hizo un nuevo anuncio que alertó al país y trascendió fronteras. ¿Está más cerca de lograrlo?
El Espectador quiso ir más allá del promisorio anuncio sobre el logro de la vacuna sintética, ya no solamente para la malaria, sino para 517 enfermedades infecciosas que matan a 17 millones de personas al año. ¿Noticia? Por supuesto. ¿Realidad? Más científica que de salud pública… Aún no podemos vacunar a nuestros hijos contra ellas. Pero la revista Chemical Reviews, la séptima más leída por la comunidad científica, le abrió sus páginas para que informara sobre el alcance de sus investigaciones. El camino no está del todo recorrido. El científico habló sobre sus aciertos y fracasos.
¿Cómo empezó todo?
Estábamos trabajando en una vacuna contra la tuberculosis (TB), pero nos estrellamos porque al curí, el modelo en el cual se pueden ensayar las vacunas contra esta enfermedad, le da TB hasta con la misma vacuna.
¿Por eso cambió de TB a malaria?
Porque el modelo experimental no era el apropiado. Podía resolver rápidamente el problema químico, pero no el inmunológico.
¿Por qué una vacuna sintética?
Primero, por el bagaje donde había estudiado, en Rockefeller University, donde estaba Henry Kunkel, quien junto a su alumno Gerald Edelman averiguaron la estructura química de los anticuerpos. Pero a 20 metros tenía su laboratorio el profesor Bruce Merrifield, quien hacía lo opuesto, síntesis química de proteínas y por eso a Edelman le dieron el Premio Nobel en 1972 y a Merrifield el de Química en 1984. Yo prácticamente me crié en ese medio, ni siquiera fue algo planeado. Por eso desde el principio pensé en vacuna sintética.
¿Cómo funcionaba la primera vacuna que anunció contra la malaria, la SPf66?
Mezclé los dos componentes: no la trabajé solamente contra el merozoito (el segundo estado del parásito en el organismo humano), sino que incluí un pedacito del esporozoito (etapa embrionaria). Es la primera vacuna multiestadio, porque incluye las dos fases.
¿Cuál fue la razón por la cual la SPf66 obtuvo resultados diferentes en los ensayos realizados en diferentes países?
Variaciones genéticas de la población de los individuos.
¿Y frente a los realizados en los ensayos en Mozambique y Tailandia, donde la vacuna no demostró eficacia?
La de Tailandia no fue producida por nosotros sino por el ejército de los EE.UU. En Mozambique el estudio falló porque la estrategia en recién nacidos debe ser completamente diferente, porque el sistema inmune del recién nacido no está desarrollado.
¿Les faltaban todavía algunas piezas para armar el rompecabezas de la vacuna?
Sin duda. Para mí quedó muy claro desde el principio que al no lograr yo superar el 55% (de efectividad), el vaso lo tenía medio vacío y que por consiguiente tenía que frenar en seco, independientemente de que se me viniera el mundo encima, y dedicarme a buscar lo que faltaba. Era deshonesto de mi parte, sabiendo que las vacunas imperfectas pueden llegar a incrementar el riesgo de desarrollo de la enfermedad.
¿Cuáles son las ventajas de una vacuna sintética?
En las vacunas sintéticas usted puede modificar las moléculas, puede producir grandes cantidades, son estables, se mantienen a temperatura ambiente, cada lote es reproducible, lo que no pasa con las biológicas. Además son baratísimas.
Mencionó dos fases de evolución del parásito en el organismo del ser humano. ¿Le apuntan ahora a una de ellas en especial?
Lo que hemos descrito hasta el momento es la fase que se encuentra en la sangre, el merozoito, que es el “segundo anillo de seguridad”. Pero tenemos muy avanzado el primero. Estamos trabajando a fondo para tener una vacuna que proteja contra las distintas etapas de la enfermedad.
En este momento, lo que tienen claro es el mecanismo por el cual se infecta el glóbulo rojo, que es la segunda fase.
En el 90%.
¿Qué secretos han revelado estos estudios?
Primero, el concepto: para poder desarrollar vacunas hay que buscar los fragmentos con los cuales los microbios se agarran a las células. Segundo, que esos fragmentos son invisibles al sistema de defensas. Tercero, que había que cambiar ciertos aminoácidos. Cuarto, que eso lleva a unas características estructurales de las moléculas que tienen reglas propias, independientes de la enfermedad; eso permitía ajustar perfectamente la molécula o el fragmento modificado en lo que se denomina la sinapsis del sistema inmunitario para activarlo y producir las defensas. Esos son algunos de los secretos del decálogo planteado.
Ahora hay una segunda generación de la vacuna y la han llamado Colfavac (Colombian Falciparum Vaccine) ¿En la práctica, cómo han demostrado la efectividad?
A nivel de la etapa que invade al glóbulo rojo, fue relativamente sencillo (en los ensayos con monos). Sin embargo, a nivel de la fase del hígado es muy difícil. Por eso decidimos dejar este primer anillo de seguridad para el futuro, cuando ya tuviéramos reglas del juego.
¿Cuál ha sido la efectividad de los ensayos con micos?
Esta nueva mezcla que tenemos da el 90%.
¿Iniciará ensayos en humanos?
Primero tengo que patentar y el problema es que eso vale cerca de medio millón de dólares. Segundo, hay que escribir los protocolos de acuerdo con los principios jurídicos y bioéticos. Hoy en día hay unos criterios muy difíciles porque no se pueden hacer ensayos ni de drogas, ni de vacunas en gente que tenga dependencia jerárquica y eso complicará la selección del personal. Tercero, debo producir tres lotes distintos de cada molécula para tener siempre un punto de referencia. Debo hacer contratos con laboratorios de empresas privadas que tengan buenas prácticas de laboratorio, pero como no hay nadie que haya hecho síntesis de proteínas químicas, eso vale cualquier cantidad de dinero. Esto no va a ser antes de un año, acelerando el proceso.
¿Cuál ha sido la inversión de esta investigación?
Desde que nos organizamos como laboratorio en 1978, llega a $80.000 millones.
¿Y cuánto le falta?
Yo vivo el día a día, no le pongo cuidado a eso.
Pero la patente, ensayos en humanos…
Además del funcionamiento del laboratorio serían entre 3 y US$4 millones.
Frente a la vacuna de Glaxo Smith Kline, ¿cómo es esta relación?
Si usted suma lo recibido para crear dos institutos, para educar a 1.108 personas, para sacar 30 doctores, 100 másteres, para hacer la investigación de 360 publicaciones mundiales, eso no es nada, porque Glaxo ha invertido sólo en esa vacuna, sin hablar de los laboratorios, US$1.000 millones. Lo nuestro es escasamente un 5% de lo que ha invertido Glaxo.
Sin embargo, Glaxo ya está en ensayos humanos y ¿qué tan efectivos han sido los resultados?
Van desde el 8 al 47%.
La publicación se basa en estudios del parásito de la malaria. Pero ustedes han dicho que los hallazgos permiten extrapolar las conclusiones y aplicarlas a 517 enfermedades infecciosas. ¿Es eso así de simple?
Estamos hablando de moléculas, no de microbios. Estas son reglas de las moléculas y da lo mismo si es bacteria, parásito o virus.
Lo que su grupo de investigación puede mostrarle al mundo es el concepto, no es aún la vacuna.
Póngalo en letras mayúsculas. Es el concepto y el método, y un producto que es una vacuna contra la malaria al 90%.
Probada sólo en monos.
En monos.
¿Se aliará con otras entidades científicas para lograr una vacuna que sirva para humanos?
Yo siempre he sido un lobo solitario, porque muchas veces en las alianzas si bien es cierto se pueden potenciar las cosas, también pueden volverse más lentas. Prefiero tener un grupo sólido aquí adentro. Las asociaciones serán fundamentales en el momento cuando se comiencen las vacunaciones masivas; en la investigación no.
Treinta y tres años de investigación, tanto conocimiento y tantos resultados, ¿ha significado también muchos fracasos?
Cantidades. Como la ciencia es un camino que no está escrito, yo fracaso entre el 95 y el 99%, y no ha sido por perezoso, ni por indisciplinado, ni por ignorante, sino por la complejidad del problema. Pero ya estamos al final del túnel, ese 5 o 1% ya es un faro enormemente grande.
¿La SPf66 fue un fracaso?
No fue fracaso. Llegó hasta donde debía llegar debido al conocimiento de esa época.
* Periodista científica
Lisbeth Fog * / Especial para El Espectador | Elespectador.com Tags de esta nota: Malaria Manuel Elkin Patarroyo
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