A Manuel Elkin Patarroyo y
la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia –FIDIC-se les identifica
mundialmente por su trabajo pionero en malaria y por el desarrollo de la
metodología para producir vacunas sintéticas, un paso importante hacia la
prevención de más de medio millar de enfermedades infecciosas, causantes de la
muerte de 17 millones de seres humanos cada año, para las cuales se dispone actualmente
de apenas 16 vacunas biológicas cuya adecuada conservación –requieren cadena de
frío- es muy difícil en zonas aisladas y carentes de electricidad, que es donde
más se necesitan.
Menos visible pero no menos
importante es la gestión social que desarrolla la FIDIC en el Departamento del
Amazonas, particularmente en lo relacionado con la prevención del cáncer de
cuello uterino, causado por el Virus de Papiloma Humano, VPH, el que más
muertes ocasiona en Colombia después del cáncer de mama. En asocio con la
gobernación del Amazonas y las Secretarías de Planeación y Salud, la FIDIC
ejecuta actualmente un convenio que busca “Desarrollar
un plan para controlar la presencia del cáncer de Cuello Uterino en la
población del departamento de Amazonas”.
Existen más de 100 tipos de
VPH, pero solo algunos, como los tipos 16 y 18, tienen el potencial de producir
cáncer y otras enfermedades, como verrugas (papilomas) en manos, pies, cuello,
boca y pene. Este virus ocasiona el 5% de todos los cánceres en humanos, el 10%
del cáncer en mujeres y el 15% de los cánceres en mujeres de países en vías de
desarrollo, como Colombia. Se contagia fácilmente al tener relaciones sexuales,
no necesariamente penetrantes, y tarda varios años en aparecer, lo que facilita
su propagación y dificulta mucho su control. El tabaquismo, el sobrepeso, la
inmunodeficiencia, las infecciones por clamidia, el uso prolongado de
anticonceptivos orales, la mala alimentación, el inicio temprano de la vida
sexual y los factores genéticos se consideran factores de riesgo importantes.
En el Amazonas el problema
adquiere dimensiones catastróficas, especialmente en las zonas aledañas a los
ríos navegables, donde debido a la mayor movilidad social el riesgo de contagio
y de mortalidad aumenta. Según datos de la página “Así
Vamos en Salud”, en el año 2012 se presentó una tasa de
mortalidad por cáncer de cuello uterino de 8,46 muertes por cada 100.000
mujeres en Colombia. En el Amazonas se presenta una de las mayores tasas de
mortalidad por este mal, 11.8%, bastante más alta que el promedio nacional, que es de 7,2%.
Es un grave problema de salud pública que requiere soluciones efectivas e inmediatas
en el país y en el Amazonas, especialmente.
Durante el año 2012 se
reportaron, solamente en Colombia, 6815 nuevas pacientes de las cuales
fallecieron 3296, más del 48% de los casos diagnosticados. Hay varios factores
que influyen en las altas tasas de mortalidad registradas: el aislamiento, las
dificultades de transporte, las distancias, el desconocimiento de medidas de
protección eficaces, el diagnóstico tardío, además de los tabúes y prejuicios existentes,
que son una de las barreras más difíciles de romper a la hora de prevenir o
tratar las infecciones de transmisión sexual.
El equipo de investigadores
conformado por la FIDIC para desarrollar esta labor es dirigido por los científicos
Manuel Elkin y Manuel Alfonso Patarroyo, con el apoyo de los investigadores Marina
Muñoz, Sandra Milena Camargo, Luisa Del Rio-Ospina, Sara Cecilia Soto, PhDs en
Ciencias Biomédicas y Genética, Edith Quiñonez, Microbióloga, el médico
epidemiólogo Dr. Ricardo Sánchez y el Doctor español Antonio Pérez-Prados,
exrector de la Universidad Pública de Navarra y miembro del Consejo Asesor para
la Ciencia y la Tecnología del Gobierno de España, entre otros cargos
importantes. Sin duda un grupo de los mejores que es posible conformar en el
país.
No es una labor emprendida
recientemente para aparecer en la televisión en época de elecciones, o en algún
periódico. Es un trabajo humanista, hecho en silencio y de gran impacto para la
salud de las mujeres amazonenses, por eso debe ser conocido –y reconocido- por
el país entero, tan escaso de buenas noticias. Este grupo viene investigando y publicando
artículos científicos de alto impacto sobre VPH en Colombia desde el año 2011,
lo cual les proporciona un vasto caudal de conocimientos y experiencias puestos
al servicio del Amazonas y sus habitantes.
La coordinación del programa
y la difícil labor de convencer, informar y acompañar a las mujeres
amazonenses, indígenas muchas de ellas, se le encomendó a una joven psicóloga
bogotana, Anny Rodríguez, quien cambió los tacones altos por tenis y los
domingos de cine y helados por interminables viajes en lancha a las regiones
más apartadas del Amazonas. San Martín de Amacayacu, Pozo Redondo, Mocagua y Tarapoto en lugar del Centro Andino,
Chía y el parque de la 93.
“Lo
más difícil ha sido convencer a los curacas, los líderes de las comunidades
indígenas, para que permitan la realización de las pruebas, pero ya hemos
logrado hacer 1400 citologías de las cuales 707 han sido normales. Las demás,
desafortunadamente, han presentado malignidades y el 37.5% de ellas son casos
confirmados de VPH. Son casos muy difíciles pero tenemos el compromiso de hacer
todo lo necesario para salvarlas”, dice Anny.
“Afortunadamente
ya contamos con el primer laboratorio de biología molecular en el Amazonas, en
Leticia específicamente, a la altura de los mejores del país, lo que nos
facilitará enormemente el trabajo. De otra forma sería necesario enviar las
muestras a Bogotá y perder un tiempo valioso esperando los resultados. Vamos en
la mitad de todo, ahora tengo que convencerlas de permanecer en el programa
para que se hagan los exámenes y tratamientos con la regularidad necesaria y
que vengan a reclamar los resultados. Es muy difícil pero vale la pena, se
trata de vidas humanas, de huérfanos, eso no se puede permitir”.
Los beneficios para la
comunidad amazonense se pueden resumir en cuatro aspectos principales: toma gratuita
de las citologías vaginales, acceso a una prueba específica para identificar el
tipo de VPH presente en el cérvix, participación en la implementación de un
nuevo método para detectar la presencia del virus a través de una muestra de
orina y sensibilización e información precisa respecto a la enfermedad y la
toma de citologías. Muchas mujeres de la zona no se la practican por pudor y
por el mito de que es un procedimiento doloroso, prejuicios que cuesta mucho
trabajo deshacer y que cuestan muchas vidas humanas.
Ojalá quienes se oponen al
trabajo de Patarroyo entiendan que es importante, urgente y necesario; que de
el dependen la salud y la vida de muchas mujeres que de otra forma estarían
condenadas a muerte, como ha ocurrido; más de 9 mujeres murieron cada día, sin
que los acusadores de oficio, -por costumbre o interés- hubieran realizado ninguna gestión para
ayudarlas. La defensa de los animales y los recursos amazonenses, su argumento
preferido, no pueden convertirse en un obstáculo adicional en la difícil labor
de salvar la vida de seres humanos, que no es menos importante que la de los
animales. La animafilia no puede convertirse en humanofobia.
Fernando Márquez
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