Un
pequeño grupo, 7 u 8 personas, realizó frente al Palacio de Justicia una
“manifestación” para protestar por el uso de animales para pruebas biomédicas.
A algunos de los jóvenes participantes los
disfrazaron de monos y a otro le pusieron una máscara simulando al Profesor
Manuel Elkin Patarroyo, con el evidente objeto de llamar la atención sobre su
protesta, que no contó con ningún tipo de atención por parte de la ciudadanía, que diferencia muy bien entre el maltrato gratuito e innecesario, como las riñas
de gallos, las peleas de perros y las corridas de toros, y la utilización
necesaria, legal y ética de animales para la realización de pruebas,
gracias a las cuales se protegen y salvan vidas humanas.
Los
animales se emplean en todo el mundo para probar vacunas y medicamentos y no
existe, de momento, una opción diferente. El fármaco experimental TKM ha
demostrado, por primera vez, efectividad para curar a primates infectados por
la cepa responsable del actual brote de ébola en África, según un estudio
publicado por la revista NATURE. Casi
sin excepción todos los medicamentos y vacunas se prueban en animales antes de emplearlos
en humanos. Sobra decir que los voluntarios brillan por su ausencia y no se
encuentran ni siquiera entre quienes con vehemencia alegan defender los
animales. Seguramente, como todos nosotros, harán uso de medicinas que de otra
forma no podrían utilizar, incoherencia comprensible cuando se trata de
recuperar la salud perdida o de protegerse contra alguna enfermedad.
No
parece probable que los manifestantes o sus patrocinadores demanden o protesten
contra la Unidad Médica de la Universidad de Texas, EE. UU. que probó la
eficacia de la vacuna en macacos Rhesus previamente infectados, o contra la
Navy norteamericana que tiene actualmente en Puerto Maldonado, Lima e Iquitos instalaciones
en las cuales realiza pruebas con los mismos monos que se ha impedido utilizar
a Patarroyo, (Namru 6 Experience), financiadas por Oxford
University (CRADA NMR-11-3922), - Military Infectious Disease Research Program
(MIDRP) - 0398_14_LI, - y la United States International Development Agency
(USAID), sin que se tenga
noticia sobre oposición o demanda alguna.
El
aspecto clave es regular la utilización de los animales, que se haga con
respeto y dentro de estrictos parámetros bioéticos, pero sin pretender impedir
su utilización, que es inevitable, a menos que la experimentación se haga
directamente en humanos, con todos los riesgos que ello implica. Los monos que
se utilizan en la FIDIC, por ejemplo, son colectados, -no cazados- se tratan,
desparasitan y alimentan hasta que estén en óptimas condiciones para la
realización de las pruebas, se vacunan con el péptido en estudio, 20 días
después se les inocula el parásito y se observa, mediante muestras de sangre,
en que se medida se protege el animal. Esa es la razón por la cual se sabe con
exactitud en que porcentaje protege la vacuna en experimentación. Todos los monos utilizados son tatuados con un
número, lo cual garantiza que solo se utilicen una vez para las pruebas.
La
cantidad de parásitos inoculados permite manipular los resultados para mostrar
niveles de protectividad que en la práctica no existen, lo cual se hace, como
acostumbra la industria farmacéutica, con fines publicitarios. Para las pruebas
que se realizan en la FIDIC se inoculan cien mil parásitos en monos y se demuestra
que el animal se protegió cuando no se encuentra ningún parásito, cero, durante
las pruebas.
RTS,S la vacuna que promociona GSK, se prueba en campo,
directamente en humanos, niños generalmente, y, según sus promotores, el
hallazgo de cinco mil parásitos por microlitro de sangre basta para probar la
eficacia de la vacuna, que se ha asociado a episodios severos de fiebre,
convulsiones y casos de meningitis. No
se encuentran registros sobre el estado actual de los pacientes vacunados que
han presentado reacciones adversas.
También se le ha acusado de presentar
resultados incompletos, “la no
descripción del método de aleatorización o la falta de enmascaramiento en la
investigación de resultados, por lo que se puede producir un sesgo tanto de
selección como de averiguación. Se describen las pérdidas, que suponen un 15%
del total de la muestra (13%, 18% y 14% en los grupos 1, 2 y control,
respectivamente) aunque no se especifican todas las causas de exclusión del
protocolo ATP (According to protocol). Se ha realizado un análisis de
tratamiento por protocolo que valora la inmunogenicidad en las mejores
condiciones, aunque resta la reproductibilidad que habría proporcionado añadir
el análisis por intención de tratar, sin que se justifique la ausencia de este
tipo de ajuste en los resultados.”
Después
de las pruebas los monos entran en cuarentena, se tratan nuevamente y se
liberan en las mismas zonas en que se colectaron, por lo cual acusaciones como
la del peligro de extinción, la crueldad y otras sin fundamento, resultado de
campañas patrocinadas, resultan ridículas y obedecen a intereses puramente
económicos, por esa razón el Consejo de Estado tumbó el fallo del Magistrado
animalista Enrique Gil Botero y le devolvió al Profesor Patarroyo la posibilidad –y el
derecho- a utilizar los monos. Las vacunas y procedimientos desarrollados por
la FIDIC son GRATUITOS, a diferencia de los desarrollados por la industria
farmacéutica, que se tasan en dólares.
Sus
resultados se presentan en publicaciones científicas sin que le haya sido
posible a nadie cuestionar la metodología, hallazgos y conclusiones, por lo que
se apela a argumentos pseudoambientalistas y a exacerbar la sensiblería, que es muy
diferente a la sensibilidad.
Fernando
Márquez
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