Por: CARLOS F. FERNÁNDEZ | 8:15 p.m. | 09 de Julio del 2012
Foto: Efe
Manuel Elkin Patarroyo pidió que se reconsidere el cierre del laboratorio de Leticia.
Dice que fallo que revoca permisos para trabajar con monos en el Amazonas afecta búsqueda de vacuna.
El viernes el inmunólogo colombiano Manuel Elkin Patarroyo, director de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (Fidic), se notificó del fallo del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, que le revocó los permisos que tenía vigentes hasta el 2015 para el uso científico de 4.000 monos nocturnos, en el desarrollo de la vacuna contra la malaria.
De acuerdo con los magistrados, Patarroyo utilizó una especie de ese primate, conocida como 'Aotus nancymaae' (que vive en Brasil y Perú), luego de introducirla a Colombia sin permiso.
A partir del próximo jueves, Patarroyo y su equipo no podrán seguir con la última etapa de la investigación que pretende dar con la vacuna. "Al revocarse estos permisos se tiene que cerrar el laboratorio en Leticia y hay que parar los estudios", dice el inmunólogo.
¿Cómo iba esa investigación?
Está muy adelantada; vamos en las mezclas finales. Tanto que en una semana la revista 'Expert Reviews of Vaccine', quizá la más importante en vacunas, publica resultados que demuestran efectividad en laboratorio de más del 90 por ciento en estos monitos, para todos los estadios de la malaria, algo que jamás se había logrado.
El fallo dice que usted captura micos en Perú y Brasil y los trae a Colombia...
Es curioso que nuestros estudios, que demuestran que los micos que se utilizan en este trabajo se encuentran en Colombia, no se consideren legítimos, pero que se acepten los de los demandantes, que dicen lo contrario. A pesar de eso, desde hace tiempo, y aceptando las recomendaciones de Corpoamazonía, solo recibimos micos traídos por colectores colombianos, entrenados para hacer la captura y autorizados por los curacas, que son la máxima autoridad de los indígenas; certifican con firma y huella que todos los micos son capturados en Colombia.
Pero el Tribunal insiste en lo contrario...
Tenemos los comunicados de la Asociación de Ticunas, Coamas y Yaguas y de la Asociación de Comunidades Indígenas del Trapecio Amazónico (Ascaíta), que agrupan más de 35 comunidades y resguardos, que certifican que ellos son los encargados de la captura de los micos.
¿En qué consistía el manejo de los micos?
Nos apegamos a normas nacionales e internacionales. No se permiten maltratos y deben devolverse en perfectas condiciones. Tanto la captura como la liberación se hacen en áreas asignadas y coordinadas por Corpoamazonía: no es cierto que la liberación sea arbitraria.
¿Viola usted los principios éticos y legales que fundamentan la investigación con animales?
Por favor... No creo que en mis 40 años de vida científica se me haya criticado nada en ese sentido. No tengo ninguna contradicción entre la investigación científica y la protección del medio ambiente, y menos con los micos que para la humanidad, en este caso, han sido tan valiosos. Preocupa que alguien recién llegado deseche 40 años de trabajo serio de casi cien científicos. Todo esto lo revisa un comité de ética conformado por representantes del ICA, de Corpoamazonía, y de la Sociedad Protectora de Animales, entre otros, que evalúan la salud de los micos. Todos se liberan en buenas condiciones.
¿Es cierto que al liberar los micos con malaria se pone en riesgo la salud pública de la región?
Eso es desconocer la malaria; como es curable, tratamos los micos y los dejamos en observación 40 días; cuando están sanos, los liberamos. Hasta ahora ninguno ha muerto por eso y tampoco hemos encontrado resistencia a la cepa del parásito con la que trabajamos. No se liberan micos infectados. ¡Por Dios! Por encima de todo soy médico.
¿Es cierto que creó un microambiente en Colombia ocupado sólo por los micos peruanos con los que experimentó?
Increíble: primero me demandaron porque esos micos no existían en Colombia, y ahora que se los encuentran en el país dicen que yo los traje. Eso es sobrestimar mis posibilidades.
¿Tiene que investigar en micos?
Según la Organización Mundial de la Salud, cada medio minuto muere un niño por malaria... En total, en menos de dos días mueren muchos más niños que los 4.000 monitos con los cuales hemos trabajado en cinco años. Sin esos animalitos, la ciencia tendría que investigar directamente en niños de áreas maláricas, es decir, de las más pobres, y yo no estoy dispuesto a eso.
¿Qué cree que hay detrás de todo esto?
No sé si sea un problema jurídico, legal, medioambiental, de estatuto de fronteras... No sé. Pero no es la primera vez que alguien trata de parar este trabajo. Aquí se mueven muchos intereses, que no estoy dispuesto a discutir.
¿Qué pasa si la estación se cierra?
Pues que no habrá vacuna contra la malaria.
¿Qué pide usted?
Debemos acatar los fallos, pero respetuosamente le solicitamos al Tribunal que reconsidere el cierre de la estación. Es un golpe mortal para la investigación en América Latina.
CARLOS F. FERNÁNDEZ asesor médico de EL TIEMPO
Durante el año 2010, según estadísticas de la OMS, la malaria produjo 219 millones de casos clínicos y mató 660,000 personas, la mayoría niños africanos pobres. La comercialización de medicamentos tiene que ser una opción secundaria al desarrollo de vacunas para prevenir la enfermedad, aunque ello suponga una disminución de las utilidades que obtiene la industria farmacéutica por este concepto.
martes, 10 de julio de 2012
Si cierran laboratorio, no habrá vacuna contra la malaria: Patarroyo
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COn el debido respeto lo siguiente:
ResponderBorrarIndependientemente de si tienen o no razón, Patarroyo y la FIDIC pueden interponer recursos de apelación en efecto suspensivo. Eso implica suspender temporalmente la decisión del Tribunal, así que CorpoAmazonia no estaría obligada a revocar los pérmisos. (esto requiere más análisis) Podrían aprovechar el tiempo que dure el Consejo de Estado resolviendo la apelación, para mejorar el manejo de los micos Aotus, y de una vez por todos considerar establecer un zoocriadero y optimizar su manejo ambiental. Basta de patalear!. Se puede conciliar ciencia con ambiente, pero hay que ceder un poco, y estar dispuesto a elevar los estandarés