martes, 23 de julio de 2013

“El colombiano es un individuo muy imaginativo y trabajador”: Patarroyo

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En Especial 20 de Julio:

Por: Tomás Aguirre | @TomAguirreP | Julio 17, 2013
El científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo (Foto: Tomado de internet)
El científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo Foto: Tomado de internet
Manuel Elkin Patarroyo es originario del municipio tolimense de Ataco. Su carrera en la ciencia inició al ser admitido en la Universidad Nacional para estudiar Medicina. Durante la década de los ochenta desarrolló el primer intento para crear una vacuna sintética contra la malaria y desde entonces viene trabajando en la cura de esta enfermedad que afecta a millones de personas en el mundo.


El doctor Patarroyo es fundador y actual director de la FIDIC -Fundación Instituto de Inmunología de Colombia-, asociada a la Universidad Nacional; director de la línea de investigación en Relación Estructura-Función en la Búsqueda de Vacunas Sintéticas en el doctorado en Ciencias Biomédicas de la Universidad del Rosario; profesor de la misma universidad así como del Centro Colaborador de la Organización Mundial de la Salud, para el desarrollo de vacunas sintéticas contra la malaria, la tuberculosis y la lepra.

Confidencial Colombia habló con Manuel Elkin Patarroyo para que contara el significado de ser colombiano y la relación de este imaginario con la ciencia: “Un gran orgullo. Me siento enormemente  orgulloso de ser colombiano. Desafortunadamente Colombia no tuvo demasiados antecedentes en ciencia y por la misma razón, algunos hemos tenido que venir abriendo camino para que la ciencia se inserte en la conciencia de los colombianos. Es llamativo ver cómo, a nivel de las nuevas generaciones, hay un gran ímpetu del conocer científico para impulsar el desarrollo científico, tecnológico, económico, político y social de nuestro país y la humanidad. Es esa la razón por la cual yo me siento muy orgulloso, no solamente de ser colombiano, sino de participar en esa fantástica aventura del desarrollo científico y tecnológico de Colombia”.

Patarroyo destacó el valor de ser colombiano, así como las características únicas de la idiosincrasia nacional: “Nuestro país tiene unas profundas raíces. Pero, primero que todo, vale la pena decir que tiene una identidad propia, la cual debe preservar enormemente. Hay una idiosincrasia real con todas sus bondades y desventajas. Así mismo, el colombiano es un individuo, primero que todo, muy imaginativo, trabajador, capaz, que cuando se propone algo lo saca adelante. Esas son características del colombiano que hay que impulsar y orientarlas desde el punto de vista del desarrollo científico y tecnológico para que todos tengamos un buen futuro”.

También, dentro de las cualidades descritas, explicó cómo sirven de base para la creación de un país más próspero: “Estas características -del colombiano- son fundamentales. Primero hay que tener sueños, vale la pena que Colombia tenga un sueño de país. Todos tenemos que anhelar una Colombia prospera, desarrollada, equitativa, justa, para de esta manera podamos ir todos adelante”.

La pérdida del gusto por lo nacional, el doctor lo ve más como una consecuencia de un mundo globalizado: “Debe impulsarse mucho más la identidad nacional. Desafortunadamente como el mundo se está globalizando muchas veces las raíces tienden a diluirse y por la misma razón hay, sin patrioterismo que es otra cosa, que impulsar nuestra identidad propia”.

Así mismo, aseveró que dentro de la ciencia este fenómeno se da por el poco tiempo que Latinoamérica tiene en la historia de la ciencia: “Lo que pasa es que Colombia, al igual que Latinoamérica, se insertó tarde en el desarrollo científico. Nosotros nos adentramos en esta materia hace máximo 50 o 70 años, mientras que los países desarrollados llevan casi 450 años de puro trabajo y desarrollo en las áreas de la ciencia. De manera que la diferencia es de cuatro siglos, por eso el desarrollo científico llegó relativamente tarde a nuestro país”.

La inspiración para seguir trabajando en el desarrollo de vacunas sintéticas se lo atribuye a la posibilidad de tener, en algún momento, una Colombia desarrollada: “Colombia tiene muchas cualidades. Aquí la gente es muy imaginativa, trabajadora, ambiciosa; que si utilizan esas características tienen muchas posibilidades. Pero fundamentalmente la inspiración surge de un sueño de país, es decir, que todos anhelemos tener una nación desarrollada, justa por encima de todo; equitativa, en donde se le dé a cada quien lo que le corresponde de acuerdo a sus capacidades y producción”.

Pero la verdadera fuente de inspiración se la da a tres símbolos claros del país: “Colombia tiene muchas posibilidades de inspiración. En mi concepto se cuenta con tres: el realismo mágico de Gabriel García Márquez, la voluptuosidad de la pintura y escultura de Fernando Botero y las vacunas sintéticas. Con estas tres características, se debe apuntar hacia esa dirección para  que se conviertan en símbolos del país”.

El doctor Patarroyo sabe que en ningún otro lugar del mundo habría podido alcanzar los descubrimientos que ha logrado: “Si no hubiera sido en Colombia yo no habría podido desarrollar las vacunas sintéticas. Esto era casi imposible trabajarlo en otros países. Aquí hemos sido muy imaginativos y audaces en el alcance de las mismas, además hay un grupo que tiene una mística que no se encuentra en ninguna otra parte del mundo”.

Aunque Manuel Elkin Patarroyo ha estado envuelto en supuesto tráfico de animales en el Amazonas – denuncias que están siendo evaluadas por la justicia colombiana-, sus grandes investigaciones en el área de la ciencia siguen visibilizando a Colombia en un rubro que tiene poco presupuesto público y en el que la empresa privada solo se fija para un bien privado.

NOTA: Las trabas y persecución al trabajo de Patarroyo y su grupo tienen una explicación muy simple: no es conveniente para la industria farmacéutica una persona que en lugar de ponerle precios exorbitantes a su trabajo, lo dona para favorecer a los grupos de población más vulnerables, los mismos a los que esta industria aspira a vender medicamentos para curar -lo cual ya no es tan cierto- la malaria, en lugar de prevenirla, que es mas eficiente y más barato y por la tanto poco o nada lucrativa para quienes han hecho de la enfermedad su negocio.  

 Esa es la razón por la que aparecen con inusitada frecuencia y con argumentos simplistas y mal fundamentados algunas personas interesadas -y financiadas, claro- en sacarlo del camino, tarea que les está resulta mucho mas dura que encontrar la vacuna porque si de algo puede jactarse Patarroyo es de su tenacidad y de su convicción, que a la postre y pese a tanto mercenario suelto, terminará saliéndose con la suya: producir vacunas de muy bajo costo para todos los que las necesitan    

Fernando Márquez