sábado, 23 de julio de 2011

La pena de los Jaí, reflexión sobre el desplazamiento

Sábado, 23 de Julio de 2011 00:00

>> Leer artículo en EL NUEVO SIGLO


La muestra es parte del lanzamiento de la Corporación Candelero, entidad sin ánimo de lucro que trabaja con niños a través del arte.

15 PERSONAJES de la vida nacional se cubrieron el rostro en señal de pena y para generar reflexión sobre la grave situación que están viviendo más de 1.500 miembros de la comunidad indígena embera katío desplazados en Bogotá. Por esta razón el fotógrafo Manuel Olarte creó una particular exposición titulada La Pena de los Jaí.

La muestra es parte del lanzamiento de la Corporación Candelero, entidad sin ánimo de lucro que trabaja con niños a través del arte y que organiza el único Festival de Teatro Infantil del país. La exposición estará en el Centro Cultural del Gimnasio Moderno en Bogotá.

“La idea surge de crear una obra que, cuando la gente la vea, reflexione sobre su posición ante el problema del desplazamiento que vive el país. Es preguntarnos qué hacemos desde nuestras diferentes profesiones o posiciones sociales o económicas ante esta situación”, afirma Olarte. Los Jaí son los espíritus que rigen a los Embera, de ahí la reflexión desde el mismo nombre de la obra.

Así, personajes reconocidos de la industria, el periodismo, el deporte, la música, las artes plásticas, el teatro y la ciencia posaron ante la lente del artista bogotano que, junto a otros 15 indígenas que también se cubrieron el rostro, conforman esta exposición.

Por medio de la Corporación Candelero fue como Olarte conoció la situación del desplazamiento. Esta entidad, que comenzó a trabajar desde el 2004 con niños desplazados y huérfanos, a partir del año pasado decidió involucrar comunidades indígenas. Comenzó con los wayúu de la Guajira, a quienes rindió homenaje a través de la exposición ‘Saín Yosú’ (Corazón de Iguaraya).

“No soluciona, pero sí sensibiliza”

La obra sobre la Guajira fue una exaltación a las pocas culturas que aún se conservan intactas en Colombia; sin embargo, el trabajo Embera katío es otra cosa. “El desplazamiento es duro para cualquiera, pero creo que lo es más para los indígenas, porque ellos viven en otra era, en otros contextos diferentes a los que vivimos en las ciudades”, afirma el artista.

Olarte explica que quiso hacer esta reflexión porque el desplazamiento es el origen de todos los problemas de los Embera: “De ahí nace su pobreza, su hambre, su falta de techo, su falta de educación, la prostitución de sus mujeres, la mendicidad de sus niños. Es una situación muy triste a la que muy pocos en el país le están poniendo atención”.

Manuel Olarte está convencido de que el cubrirse el rostro sensibiliza, mas no soluciona, y es ahora cuando cada uno como colombiano debe aportar a un verdadero cambio en esta situación.

Los personajes

El artista retrató a 15 personajes de la vida nacional, pero en una pose curiosa: hizo que se cubrieran la cara con las manos, en señal de vergüenza por las condiciones en que se encuentra esta comunidad.
Olarte cuenta que no fue difícil convencerlos, pero que al conocer el contenido de la obra, simplemente se taparon la cara y se dejaron retratar.

Dentro de los personajes se encuentran artistas plásticos, periodistas, empresarios, músicos, actores, actrices y deportistas. Ellos son Manuel Elkin Patarroyo, Darío Arizmendi, Gabriel Meluk, Jorge Alfredo Vargas, Vicky Dávila, Carlos Vives, Jean Claude Bessudo, Claudia Helena Vásquez, Cecilia ‘Chechi’ Baena, Nelson Cardona (escalador, quien subió el Everest con su prótesis en la pierna), el actor Carlos Muñoz y Sandra Hinestroza (alta ejecutiva de HP, chocoana y trabajadora por las comunidades afro).

domingo, 17 de julio de 2011

La rebelión de los mediocres .

>> Leer artículo en EL FARO, España

Domingo, 17 de Julio de 2011 09:44 , José Eloy del Río Bueno

En varias ocasiones he escrito sobre determinadas personas que por uno u otro motivo son dignas de elogio y admiración: Manuel Elkín Patarroyo, Leopoldo Abadía, Valentín Fuster… Sin ir mas lejos, la semana pasada escribí sobre Vicente del Bosque, el seleccionador nacional de fútbol que, sin ser un científico o eminente pensador ha conseguido con la selección española de fútbol los éxitos que nunca antes nadie había conseguido y, además, nos hizo olvidar por unos días los múltiples problemas que nos amargan la vida.

Sin embargo, hoy quiero escribir sobre el polo opuesto de esas personas: los mediocres. Esos seres grises que no tienen ninguna virtud que les adorne y que, siendo conscientes de ello, utilizan toda clase de armas deleznables para conseguir lo que nunca podrían obtener por su escasez de cualidades.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua da dos acepciones para la palabra mediocre: 1.- De calidad media. 2.- De poco mérito, tirando a malo.
Pero no me quiero referir aquí a esas personas mediocres y anodinas que pasan por la vida sin dejar huella, sin ninguna idea original o brillante, pero sin hacer tampoco daño a nadie. No. Me refiero a esos otros mediocres que no se conforman con su oscura condición y que por medios nada elogiables se proponen llegar a ocupar puestos de responsabilidad, a disfrutar de una posición distinguida, de dinero, de poder… Aunque una vez en esos puestos, su mediocridad, su ineptitud les impide desarrollar una buena labor porque no saben, no pueden, no tienen cualidades para ello ni tampoco les interesa. A partir de ese momento todo su esfuerzo se encamina a permanecer en esa posición, a perpetuarse, aunque ello suponga el perjuicio de mucha gente. A esos mediocres me refiero, a esos seres insulsos y vacíos que se han sublevado y ya no se conforman con llevar una existencia gris y anodina.

Hoy día esos mediocres son legión, han florecido por todas partes. Hay una auténtica rebelión de mediocres que han conseguido llegar a puestos de relevancia. Los encontramos tanto en la empresa pública como en la privada, en el mundo de los negocios, en los medios de comunicación, en el arte y, sobre todo, en la política.

La política se ha convertido en el gran paraíso de los mediocres, su destino dorado. Para entrar en política no se necesita acreditar preparación previa, titulación, poseer determinados conocimientos ni superar prueba alguna de acceso. Sólo hay que tener una buena dosis de dureza facial, afiliarse a un partido, aprenderse unos cuantos lugares comunes y frases hechas para soltarlas en cualquier situación y, a partir de ahí, empezar a utilizar las armas correspondientes para ocupar uno de los primeros puestos en las listas que su partido ha de confeccionar para las elecciones. O hacer suficientemente bien la pelota para que lo coloquen en puestos de confianza. En ese mundo, como en el país de los ciegos, el tuerto es el rey y ahí es donde los mediocres se encuentran como pez en el agua.

El pueblo llano, que no tiene un pelo de tonto, se ha dado cuenta de que clase política actual está invadida por esa legión de mediocres e ineptos avariciosos que han encontrado allí el terreno adecuado para desarrollar su mediocridad y conseguir lo que nunca habrían podido conseguir en otra actividad. No en vano, en las últimas encuestas del CIS, ya se sitúa a los políticos como el segundo problema que más preocupa a los españoles, por detrás del paro. El pueblo es muy sabio.

Los mediocres grises y anodinos son incapaces de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el que luchar. Por tanto, son sumisos a la rutina, a los prejuicios, a las domesticidades y se convierte en parte de un rebaño o colectividad cuyas acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente. Este tipo de mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo carente de personalidad, contrario a la perfección, a la solidaridad y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social. Vive según las conveniencias y no logra aprender a amar. En su vida acomodaticia se vuelve vil y escéptico, cobarde. Estos mediocres no pueden ser ni genios, ni héroes ni santos.
Pero los mediocres a los que yo me refiero son bastante más peligrosos. ¿Qué características tienen estos mediocres?. ¿Cómo podemos distinguirlos?. Es bastante fácil hacer un perfil psicológico de estos personajes. Su retrato robot sería el siguiente.

Son desconfiados, recelosos y suspicaces. Tienen miedo de que alguien les pueda poner trabas que les impidan conseguir sus objetivos. Como ellos están acostumbrados a poner zancadillas y dar puñaladas por la espalda a diestro y siniestro, creen que los demás son iguales que ellos y pueden hacerle lo mismo.

Jamás elogian a nadie ni en privado ni menos en público. Tampoco soportan que otros hagan estos tipos de elogios. Temen que surjan comparaciones que los dejen en mal lugar antes personas de mayor valía.

Se alegran de mal ajeno y no soportan los éxitos de los demás. En definitiva, son envidiosos.

Son maestros en el arte de la intriga, del chismorreo, de la calumnia y del peloteo. Hay que reconocer que en ese campo están muy por encima del resto y no tienen rival.

Dado su absoluto dominio en el campo anterior, cuando a través de sus artimañas consiguen un cargo, se aferran a él con uñas y dientes y están dispuestos a hacer cualquier cosa por mantenerlo.

Podría exponer algunas otras “cualidades” que adornan su personalidad, pero creo que ya es suficiente. Muchos de ustedes conocerán a algunos de estos personajes y seguro que saben identificarlos al instante.
Como ven, estos mediocres reúnen un auténtico ramillete de “virtudes” que saben camuflar y aderezar convenientemente por medio del difícil arte de la adulación y el peloteo.

En fin, tengan cuidado con los mediocres, pues aunque en su origen son más o menos inofensivos, el afán por perpetuarse en puestos de cierta relevancia los puede llegar a hacer peligrosos. Abundan cada día más, están por todas partes. Pero no los envidien, no se contagien de ellos porque en el fondo son conscientes de su mediocridad y eso los hace realmente infelices y desgraciados.

Para finalizar, quisiera concluir con tres frases sobre la mediocridad:

“Los espíritus mediocres suelen condenar todo aquello que está fuera de su alcance”. François de la Rochefoucauld. (1613-1680). Escritor francés.

“Sólo una persona mediocres está siempre en su mejor momento”. William Somerset Maugham. (1874-1965). Escritor inglés.

“Una de las mayores pruebas de mediocridad es no acertar a reconocer la superioridad de los otros”. Jean Baptiste Say. (1767-1832). Economista francés.

Micos a la Fiscalía

Jorge Pabón L | 16 de julio de 2011 jorgepabonl@yahoo.com

>> Leer artículo el LA OPINIÓN, Cúcuta

Es de preocupación que por culpa de unos micos un investigador médico, de los pocos que existen en el país, deba acudir ante las autoridades que lo han citado para responder por el delito de tráfico de especies y daño a la naturaleza.

Así es el asunto y el implicado es el científico Manuel Elkin Patarroyo, una de las pocas personas en este país dedicado con empeño a la investigación y publicación de sus trabajos en revista de reconocido nivel mundial y con suficiente seriedad en el campo de la medicina. Este investigador lleva muchos años trabajando en el proyecto de lograr una vacuna efectiva contra el Paludismo, una enfermedad tropical que afecta a los colombianos y los habitantes de muchos países, entre ellos los más pobres de África.

Por muchos tropiezos ha tenido que pasar y las dificultades no han sido pocas, pero ahora está a punto de culminar sus trabajos, los cuales un futuro podrían tener aplicaciones en otras patologías infecciosas, como la tuberculosis, otra muy enfermedad vinculada en su prevalencia con la pobreza y el subdesarrollo de los pueblos.

El proceso de investigación es largo y requiere de múltiples ensayos que deben cumplir con el rigor científico establecido. En la fase previa a la experimentación en humanos se hacen la pruebas en animales de especies adecuadas para cada experimento, en el caso del Paludismo que investiga Patarroyo se encontró apropiado hacerlo en micos de la especie Aotus, llamados monos nocturnos los cuales debe capturar en el medio donde habitan, la región andina, para ser llevados al laboratorio y experimentar en ellos la vacuna que, según lo informa el mismo Patarroyo comenzará a ser probada en los humanos el venidero 2012, luego de haberse comprobado que su eficacia alcanza el 90% en los micos.

El lio en que anda metido Patarroyo y por el cual debe responder ante la Fiscalía, en el curso de una investigación producto de una acción popular interpuesta por alguien en abril de este año, mediante la cual se le acusa de no cumplir con el régimen de obligaciones y prohibiciones del Código de Recursos Naturales. El asunto también tiene que ver con que la especie de monos de la noche utilizados por Patarroyo está en la lista de las corren riesgo de extinción, por tanto se encuentran en protección especial.

Esperemos que las explicaciones ante la Fiscalía del científico sean tan convincentes como las que ha tenido que dar en muchos foros y conferencias para demostrar que su largo trabajo en el laboratorio está por dar resultados, razones que han sido suficientes para otorgarle muchos reconocimientos. Algún camino expedito deberá encontrase tanto para Patarroyo como para los micos y así culminar con éxito las investigaciones sin poner en riesgo la supervivencia de este tipo específico de primates.