domingo, 28 de agosto de 2011

La malaria, un proyecto de vida

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Domingo 28 de Agosto de 2011 - 12:01 AM

Aspectos de la conferencia del profesor Manuel Elkin Patarroyo, en la auditorio de Canapro en Moniquirá, donde compartió con estudiantes de la Provincia de Vélez y Ricaurte, su vida, luchas, sueños y triunfos. (Foto: Nancy Acuña R. /VANGUARDIA LIBERAL)

Con una conferencia sobre la Malaria, el científico colombiano compartió con estudiantes de bachillerato de las provincias de Vélez y Ricaurte.

Invitado por la Asociación La Cumbre, el científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo estuvo de visita en la ciudad de Moniquirá para ofrecer una conferencia a estudiantes de las provincias de Vélez y Ricaurte.

A su llegada, la Banda Sinfónica Juvenil le brindó un concierto en el Parque Simón Bolívar donde se agolpó la comunidad para saludar al invitado de honor. Allí autoridades civiles, eclesiásticas y militares le dieron un cálido recibimiento.
En Canapro, lugar de conferencia, asistieron 190 estudiantes, debidamente registrados, interesados en la ciencia e investigación, de los colegios de Vélez, Güepsa, Barbosa, San José de Pare, Togui, Chitaraque, Arcabuco y Moniquirá, al igual que docentes.

‘La Malaria un proyecto de vida’, fue el tema sobre el cual el conferencista se refirió, haciendo alusión a su vida en su ciudad natal Ataco, Tolima; de su familia, sus estudios en el colegio, sus inicios en la ciencia, del trabajo que viene desarrollando en la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia, del cual es el fundador y director, y su objetivo claro de ser reconocido como ‘benefactor de la humanidad’.

Algunas publicaciones
Con la sencillez que lo caracteriza Manuel Elkin Patarroyo atendió a Vanguardia Liberal y se refirió al trabajo que viene realizando desde hace varios años en el desarrollo de vacunas contra 517 enfermedades.

“En esencia lo que hemos venido trabajando desde hace mucho tiempo, es un método lógico racional para desarrollar cualquier vacuna o la vasta mayoría de ellas, pero trabajando con un modelo prototipo que es la de la malaria. En marzo 25 la principal revista de química del mundo Chemical Reviews publicó los hallazgos que soportan y le dan suficiente base a eso. Esta semana que viene vamos a publicar otro artículo”.
Respecto a la segunda generación de vacunas sintéticas contra la malaria, Colfavac, informó que los estudios clínicos, estudios en humanos, comenzarán el año entrante por esta época.

“Como nosotros hicimos y definimos las reglas de juego porque fuimos los primeros en desarrollar vacuna contra la malaria ya sabemos por donde tomar atajos de manera que eso será relativamente rápido”, dijo.

Sobre el apoyo del Gobierno Nacional a la investigación, el científico expresa que aún no entiende qué es lo que ha movido al gobierno anterior de Álvaro Uribe y el gobierno actual a no apoyar su investigación cuando es reconocida en todo el mundo. No obstante la situación no le preocupa por cuanto se tiene una alianza con la Universidad del Rosario y España a través de la agencia de cooperación internacional y a través de la Caja de Ahorros de Navarra financian su labor.

Investigaciones por uso de primates

Sobre las investigaciones que se adelantan en su contra por el uso de primates en sus experimentos, dijo que “trabajando con malaria a nosotros se nos llega a morir entre el 2 y el 5% de los miquitos no más, el resto se liberan en muy buenas condiciones tal como lo documenta Corpoamazonia. De tal manera que eso es absurdo. No entiendo esa situación versus 3 millones de muertos de malaria por año y un total de 17 millones de muertos por año por las enfermedades para las cuales estamos desarrollando vacuna. De manera que no logro entender. Me atengo a lo que es la ley y no pongo a hacer contradicciones mediáticas porque no lleva a nada”.

Publicada por NANCY ACUÑA RODRÍGUEZ

sábado, 27 de agosto de 2011

Premio Nobel Steitz: las farmacéuticas no quieren que la gente se cure


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Prefieren centrar el negocio en medicamentos que sea necesario tomar durante "toda la vida", dijo Steitz, quien opina que "muchas de las grandes farmacéuticas han cerrado sus investigaciones sobre antibióticos porque estos curan a la gente.

Investigador del Instituto Médico Howard Hughes de la Universidad estadounidense de Yale, Steitz asiste en Madrid al Congreso Internacional de Cristalografía (estudio de la estructura ordenada de los átomos en los cristales de la naturaleza). En el caso de la tuberculosis, Steitz ha averiguado el funcionamiento que debería seguir un nuevo antibiótico para combatir cepas resistentes a la enfermedad que surgen sobre todo en el sur de África.

El científico comentó en una rueda de prensa que el desarrollo de este medicamento precisa una gran inversión económica y la colaboración de una farmacéutica para avanzar en la investigación. "Nos resulta muy difícil encontrar una farmacéutica que quiera trabajar con nosotros, porque para estas empresas vender antibióticos en países como Sudáfrica no genera apenas dinero y prefieren invertir en medicamentos para toda la vida".

Por el momento, según Steitz, estos nuevos antibióticos son "sólo un sueño, una esperanza, hasta que alguien esté dispuesto a financiar el trabajo". Steitz y los españoles Enrique Gutiérrez-Puebla y Martín M. Ripoll, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), hicieron hoy un llamamiento a los países para que inviertan más en ciencia. Los científicos creen que la resistencia de las bacterias a los antibióticos hará necesario continuar investigando "indefinidamente"

COMENTARIO: Una demostración más -entre miles- de que para muchas de estas empresas lo importante es el lucro a cualquier costo y que la salud y la vida de las personas son simplemente objeto de comercio. Son empresas que no vacilan en emplear el juego sucio para lograr sus fines, es decir, enriquecerse. Si no invierten en antibióticos, ¿lo harán en vacunas?

domingo, 21 de agosto de 2011

En Colombia hay 240 mil casos de malaria al año y se mueren un promedio de 3 mil personas: Manuel Elkin Patarroyo

Domingo, 21 de Agosto de 2011 09:31

>> Leer artículo en EL DIARIO DEL NORTE



Durante la rueda de prensa que el científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo concedió a los medios de comunicación en su visita a La Guajira, se trataron varias temáticas acerca del hallazgo que revolucionó la ciencia en nuestro país y el mundo: la vacuna contra la malaria, enfermedad causada por un parásito que cada año cobra miles de vidas y que en nuestro Departamento causa fuertes estragos.

Esto se convirtió en un punto de interés, teniendo en cuenta que en Riohacha y sus corregimientos el brote de esta enfermedad aumentó considerablemente. “Las políticas sistemáticas no pueden bajar la guardia, las instituciones deben hacer seguimiento por medio de ‘la gotica gruesa’, para monitorear qué está sucediendo con la malaria. Los brotes nunca son espontáneos, entonces, hay que hacer seguimiento de los casos para evitar que el mosquito vector siga propagando la enfermedad. Con esto hay que ser agresivos”, afirmó Patarroyo.

En cuanto a las versiones por parte de algunos dirigentes acerca del impacto que la malaria tiene en nuestro Departamento debido a las condiciones geográficas y ambientales en las que nos encontramos, Manuel Elkin afirmó que si bien esos factores influyen, el no atacar de forma agresiva y evitar esta enfermedad es solo una excusa que muchas veces es producto del poco conocimiento acerca de las enfermedades tropicales por parte de los dirigentes.

Patarroyo reveló unas cifras preocupantes. “La gente no sabe que de malaria se mueren 3 millones de personas al año; en Colombia hay 240 mil casos de malaria al año y se mueren un promedio de 3 mil, mucho más de los que mata la guerrilla”, todo esto debido al poco respaldo que la ciencia recibe de los gobiernos y a la falta de unas políticas que contribuyan al desarrollo científico y tecnológico del país.

Actualmente Colombia no cuenta con suficientes institutos de ciencias, y en el caso del Instituto de Inmunología de Colombia, del cual Patarroyo es fundador y director, recibe el 75% de su financiación de España y el 25% restante de la Universidad de Rosario, con la que mantiene convenio.

“Estamos en un déficit enorme para poder desarrollarnos de una manera apropiada. Eso tiene una razón muy grande y es que se necesita siempre el desarrollo de una masa crítica y un número determinado de personas para poder realmente llegar a desarrollar las cosas. Afortunadamente, nuestra fundación no depende de Colombia, de lo contrario estaríamos como un cadáver y nada se hubiera podido dar.

Pero no solo se trata de nosotros hay otros grupos que les fue peor, como el grupo de las corporaciones biológicas de Antioquia y los otros grupos de las distintas universidades, porque no tienen acceso a lo que nosotros tenemos”, dijo Manuel Elkin Patarroyo.

Colombia debería invertir más en la ciencia: Patarroyo


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Patarroyo fue condecorado con el Bastón de Oro, máxima distinción que otorga la Universidad de La Guajira como homenaje por los aportes que ha realizado a la ciencia.

“Admiro muchas cosas de Uribe, pero su gobierno fue nefasto para la ciencia”. Así lo expresó el inmunólogo y científico Manuel Elkin Patarroyo en el homenaje que le realizó la Universidad de La Guajira en el marco de la III Jornada de Biología la semana pasada, debido a la mínima inversión que el expresidente hizo para ayudar a mejorar el desarrollo de la ciencia.

Patarroyo compartió temas como el nivel de investigación en Colombia, el apoyo de otros países y algunas pautas para cubrir el tema de la malaria en La Guajira, departamento que tiene una de los mayores índices de la enfermedad , pese a ser área de bosques secos tropicales.

El científico reveló que un día llegó a España y le expresó a la Reina que le estaba yendo “como a perro en misa”, por lo que ésta no dudo en brindarle colaboración hoy en día con cerca del 75 por ciento de financiación exclusivamente para la ciencia, quedando Patarroyo asombrado de ver como otros países, en vez de este, se interesan en contribuir a mejorar la calidad en investigaciones. “El 25 por ciento restante lo proporciona la Universidad del Rosario. Si siguiéramos dependiendo solamente de Colombia seríamos cadáver en cuestiones científicas y nada se podría dar”, aseguró.

Con un tono de inconformismo, Patarroyo comentó que en el período del presidente Gaviria propuso y trató de establecer unas políticas para el desarrollo científico, tecnológico y económico del país, que fueron bien recibidas pero no ejecutadas. “Pasaron casi 17 años y Colombia debería tener cerca de 20 mil doctores y estamos en 3.600. Para este momento deberían haberse creado 40 institutos de investigación nuevos, pero me he dado cuenta que eso depende de las políticas de Estado, no de Gobierno”, manifestó Patarroyo.

Por otro lado, el científico se refirió al tema de la malaria, debido a los casos que se presentaron en el último mes en algunas rancherías indígenas. Indicó que los organismos de control en el departamento no deben bajar la guardia y recomendó realizar constantes seguimientos y monitoreo a los casos de pacientes con síntomas de simple gripe.

“Hay que estar pendiente de lo que está sucediendo, los síntomas de malaria nunca jamás son espontáneos, vienen de algún otro sitio y fácilmente se puede trasmitir el virus. Si aparecen primeros casos deben ser atendidos prioritariamente”, explicó el científico.

Finalmente en la sala de lectura del alma máter, posterior a las conferencias, la vicerrectora académica, Claribel Ochoa Romero, le entregó al doctor Manuel Elkin Patarroyo, el warrarat (Bastón) de oro, máxima distinción de la Universidad de La Guajira como homenaje por sus aportes a la ciencia.

Por Isabel Barceló Baca

jueves, 18 de agosto de 2011

HOMENAJE A PATARROYO

Leer Nota en EL INFORMADOR

Uniguajira realiza homenaje al científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo
Jueves 18 de Agosto de 2011 04:46

La Universidad de La Guajira, por intermedio de la Facultad de Ciencias Básicas, desarrolla hasta 21 de agosto la III jornada de Biología, alusiva a enfermedades tropicales, en homenaje a uno de los más grandes científicos Colombiano Manuel Elkin Patarroyo.

Dentro de la programación oficial de este importante evento, se tiene previsto una rueda de prensa, en donde el científico Patarroyo, compartirá con los diferentes medios de comunicación, sus experiencias, trayectoria e investigaciones.

El encuentro con los medios de comunicación asentado en Riohacha, será hoy a las 3:00 de la tarde en la sala de juntas Uniguajira.

sábado, 13 de agosto de 2011

SE NECESITAN MAESTROS Y ECOLOGISTAS INTELIGENTES

El lapidario informe sobre los pobres resultados de Colombia en las pruebas PISA, Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, es la enésima comprobación de los errores cometidos por quienes definen las políticas educativas del país, incluida la formación y la remuneración de los docentes. Ningún sistema educativo puede ser mejor que la calidad de los maestros que forma.


Las pruebas, que se aplicaron a 470 mil estudiantes de 65 países, 8 mil de ellos colombianos, dejó en claro que el 40 por ciento de los estudiantes de Bogotá, Medellín y Manizales no logran niveles aceptables de desempeño, pese a que sus resultados son superiores a los del resto del país. Colombia obtuvo un promedio de 413 puntos, lejos de los 494 del promedio internacional.

Avances importantes muestra Bogotá, que se ubica por encima del promedio nacional, mientras Manizales y Medellín estuvieron apenas cerca de la media. También está por encima de los puntajes de seis países latinoamericanos en lectura y ciencias naturales y en matemáticas supera a Brasil y Argentina. Algo se está haciendo bien allí, ojalá el próximo alcalde refuerce en lugar de desmantelar un equipo digno de observar e imitar en beneficio de los estudiantes y del país, no de cuotas políticas y burocráticas negociadas con anterioridad.

De acuerdo con los resultados de PISA, el 47 por ciento de los estudiantes colombianos de 15 años no logra el nivel mínimo adecuado de lectura para desempeñarse en la sociedad y apenas el 17 por ciento de estos resultados están asociados con las condiciones socioeconómicas de los jóvenes. La brecha entre colegios oficiales y privados es muy grande. En Medellín y Bogotá, los colegios privados aventajan a los públicos en cerca de 50 puntos, lo que equivale a más de un año de escolaridad, oscuro escenario que explica muy bien lo que eufemísticamente se denomina “en vías de desarrollo” pero que no es más, con poquísimas excepciones, que la incapacidad para pensar, por interés, ignorancia o negligencia, en el futuro del país y de sus gentes.


En ciencias, el 39 por ciento de los jóvenes evaluados de Bogotá, el 52 por ciento de Medellín y el 51 por ciento de Manizales no alcanzaron los desempeños mínimos aceptables, es decir, tienen limitaciones para usar el conocimiento científico para beneficiarse de oportunidades de aprendizaje futuras. Y en cuanto a su habilidad para encontrar y comprender textos publicados en Internet, la lectura electrónica, la cuestión es peor, lo cual resulta imperdonable si se considera el positivo impacto ecológico que supone reducir la fabricación y el consumo de papel. Se requieren ecologistas y conservacionistas inteligentes y maestros que entiendan que lo importante no es tener muchos computadores sino saberlos utilizar.

La solución no está únicamente en aumentar el porcentaje del PIB que se invierte en educación. Colombia en particular tiene que invertir más en ciencia, tecnología e innovación, algo absolutamente necesario en un país donde se gasta más en la guerra que en la formación de recurso humano competente, ni en aumentar el número de horas de clase semanales, sino en optimizar tiempo y recursos para lograr que los jóvenes estudiantes alcancen aprendizajes realmente significativos, es decir, no simplemente consignados en el PEI para llenar requisitos sino activa y sistemáticamente aplicados en el aula y en la vida. Un colegio rico dispondrá de más y mejores recursos que uno pobre, pero no necesariamente hará buen uso de ellos ni formará estudiantes más hábiles o personas mejores, como lo demuestra la existencia de los llamados delincuentes de cuello blanco.

Si bien los colegios son empresas, lo son de un tipo especial, son fábricas de personas; de poco o nada sirven instalaciones lujosas, abundancia de equipos, recursos y marketing cuando se dejan de lado valores esenciales e insustituibles que van más mucho allá de exhibir un “muy superior” en las pruebas de estado o un aviso enorme a la entrada. Es aquí donde juega un papel fundamental la visión de directivos y docentes, terreno en el que por fortuna existen instituciones capaces de romper el molde y producir buenos resultados, concretos y medibles, en los que la calidad humana, la imaginación y los sueños grandes ocupan un lugar semejante al del flujo de caja, donde ser un buen ser humano no es menos importante que ser un buen ingeniero.

El Colegio Campestre Oakland, para mencionar un ejemplo destacable y bien significativo de lo que es darle al estudiante las mejores herramientas para su vida, logró establecer una alianza con la Agencia Espacial Estadounidense, NASA, que le permite llevar grupos de estudiantes destacados a los Estados Unidos para que conozcan y aprendan sobre el terreno, en sus propias instalaciones y bajo la guía de expertos, como se diseñan y construyen los ingenios mecánicos y electrónicos con los que se realiza la exploración espacial, lo que se espera de ella, lo que implica para la humanidad y la calidad y cantidad de conocimiento que demanda.

Por supuesto implica un gran esfuerzo para el colegio, los padres de familia y la misma NASA, pero a nadie escapa la diferencia que hay entre los PEI que nos hablan de maravillas irrealizables y utópicas y el diseño, armado y puesta en funcionamiento de un robot, hecho por los estudiantes con sus manos y su conocimiento. Este es un buen ejemplo de un sueño perseguido y alcanzado a base de tesón y esfuerzo conjunto y, sobre todo, con un conocimiento exacto del potencial de los estudiantes y de las necesidades del país.


Otra de estas instituciones diferentes e importantes es la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia, FIDIC, que dirige el profesor Manuel Elkin Patarroyo, centro de investigación de excelencia, cuya labor no se limita a la investigación para desarrollo de vacunas, sino que incluye la formación de investigadores de primer nivel en uno de los países con menor cantidad de Doctores y graduados con Maestrías en Latinoamérica.

Actualmente en Colombia hay cerca de 4000 doctores, cifra que está bastante lejos de los 40000 propuestos en 1994 por el Informe de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, conocida como la Misión de Sabios, de la que formaron parte, entre otros, Ángela Restrepo, Gabriel García Márquez, Rodolfo Llinás y el mismo Manuel Elkin Patarroyo.


El Oakland, sin muchos computadores, propaganda ni maravillas de papel pero con gente llena de mística y con objetivos claros y realizables y la FIDIC, haciendo ciencia de punta, formando investigadores jóvenes y pensando en el bienestar de la humanidad, son instituciones que nos permiten pensar que en un futuro no muy lejano los magros resultados de las pruebas PISA sean cosa del pasado y la ciencia que salva vidas, hecha en Colombia por colombianos capaces, una realidad.


Presenciar el encuentro de las personas que forman estas dos instituciones resultó ser un verdadero regalo para el intelecto y el espíritu. Sin duda hay en ellos una luz de esperanza para Colombia. Que no se apague.

lunes, 8 de agosto de 2011

A la Ley 100 hay que darle un revolcón: José Felix Patiño

¿Los experimentos en animales como los ratones o los monos son necesarios? Lo pregunto porque el doctor Manuel Elkin Patarroyo, quien tuvo algún problema por el uso de cierta clase de micos del Amazonas.


"El problema es muy serio porque, evidentemente, los animales son necesarios para la experimentación científica. Pero si usted lo toma desde el punto de vista puramente ético, no es admisible que uno trabaja con animales, sobre todo cuando éstos se sacrifican. Sin embargo, hay ciertos experimentos como los del doctor Manuel Elkin, que forzosamente tienen que utilizar ese tipo de monos porque tienen un sistema inmunitario muy similar al del hombre, por eso su éxito es indudable. Yo estoy seguro de que va a sacar su vacuna adelante porque con los micos ya tiene resultados estupendos, de modo que es de esperar que en los humanos surta el mismo efecto. Se va a ganar el Premio Nobel."


José Félix Patiño, eminente médico del país, con una vasta cultura, ha hecho más de 6.800 cirugías y ha formado generaciones de galenos.

Por: Margarita Vidal Domingo, Agosto 7, 2011

>> Leer artículo en EL PAIS.COM

José Félix Patiño es un humanista integral. No sólo es el médico más eminente de Colombia, sino que es dueño de una inmensa y variada cultura que abarca no únicamente partes importante de las ciencias médicas, sino la música (su gran pasión es la ópera y su ‘diva’ preferida la incomparable María Callas, sobre cuya vida, arte y milagros escribió un bellísimo libro), la literatura y el arte .

Colecciona libros antiguos (Plinio el Viejo, Cayo Plinio Segundo, Fray Bartolomé de Las Casas, Francisco de Paula Santander). Hijo de médico, su padre fue el doctor Luis Patiño Camargo, profesor por antonomasia y gran investigador, que descubrió la enfermedad de Carrión, la fiebre de Tobia, e identificó el tifo exantemático en nuestro país.

José Félix nació en San Cristóbal, Venezuela, por accidente, pero se declara absolutamente boyacense porque lo trajeron muy tierno y todos sus ancestros son de Iza.

Bachiller del Gimnasio Moderno, cuenta que, ya en 1944, sus compañeros de colegio , sabían que él sería médico. Adora su profesión con alma vida y sombrero y le ha dedicado cada minuto de su vida, larga ya, de 84 años muy bien llevados. Estudió medicina en la Nacional y en Yale, en donde se graduó con honores y donde permaneció once años investigando y enseñando. Hoy, ya no realiza sus asombrosas cirugías, sino que le dedica cuerpo y alma a la Facultad de Medicina de la Universidad de Los Andes y a su clínica, la Fundación Santa Fe, de la que es co- Fundador.

Fue rector de la Universidad Nacional y Ministro de Salud de Guillermo León Valencia. Presidente de la Academia Nacional de Medicina, ha liderado actividades médicas en toda América Latina y ejerció como Presidente de la Sociedad Internacional de Cirugía. Es miembro honorario del American College of Surgeons, de la American Surgical Association y de numerosas sociedades y academias del mundo.

Autor de varios libros científicos y centenares de artículos, acaba de publicar un libro que propende por el regreso de la ciencia médica y de los médicos, a eso que distinguía antes a los galenos en todas partes: el Humanismo. La comunicación entrañable entre el enfermo y su médico. Porque los de antes curaban el dolor del cuerpo, pero también tenían tiempo para ser sensibles y comprensivos ante las complejidades del alma de su pacientes.

¿Por qué dejó la U. Nacional donde estudiaba Medicina, para irse a Yale?
Cursaba cuarto año cuando el 9 de abril y la universidad se cerró. Mi papá, que era médico, me indicó que debía transferirme a Yale. Uno de los textos que más me había impactado era Fisiología del Sistema Nervioso, de John Fulton, que era Jefe del Departamento de Fisiología de Yale, aunque su campo era la Neurofisiología. Él fue discípulo de Harvey Cushing, creador de la Neurología, y había hecho su College en Yale, su carrera de Medicina en Harvard, el posgrado en Hopkins y había regresado a Yale como profesor.

Era famosa su extraordinaria biblioteca.
Sí, era un gran bibliófilo y tenía la biblioteca histórica privada más grande de los Estados Unidos. Un hombre de un talento fuera de serie, un humanista. Cuando llegué a Yale me ocurrió algo muy curioso: yo llevaba el libro de Fulton y cuando me registré, la secretaria administrativa me dijo: “miremos a quién le asignaron como tutor”. ¿Y quién cree usted qué era? ¡Oh, sorpresa!, nada menos que el mismísimo John Fulton. Risa.

Qué suerte, ¿y cómo era ese genio de la Medicina?
Era un hombre canoso, que siempre estaba fumando una gran pipa. Un personaje extraordinario, de aspecto bonachón, pero quien en realidad era furioso y muy exigente con los estudiantes. Me dio la bienvenida y me dijo: “Este escritorio y todos los libros de la oficina son parte de la colección de Cushing. Puede usarlo todo, pero con mucho cuidado. También puede venir de noche, si quiere. Cuando se lleve un libro, llene el tarjetero para que si alguien viene a buscarlo, sepa quién lo tiene.

¿Qué hizo usted en ese momento increíble que le deparó el azar?
No alcancé casi a llegar al dormitorio, instalarme y regresar corriendo para sentarme en la silla de Harvey Cushing y examinar minuciosamente su colección. Cuando él murió, las tres universidades donde había estudiado, Harvard, Yale y Hopkins, habían estado pendientes de su extraordinaria biblioteca. Se la dejó a Yale, que construyó la hoy famosa Cushing History Library.

Entiendo que su tesis de grado en Yale fue laureada con el Premio Borden, ¿cómo se tituló?
The Transplantation of Embryonic Endocrine Tissues.

¿Los trasplantes no son como milagrosos?
Risa. Usted me hace recordar un coctel en la Nasa, cuando después de una demostración muy impresionante dije: “Eso de mandar a un hombre a la luna y volverlo a traer a la tierra es la hazaña más maravillosa que ha realizado el hombre”, y uno de los ingenieros me contestó: “no, la hazaña más maravillosa es la que hacen ustedes cuando le sacan el corazón a una persona, lo cambian por el de un cadáver y esa persona regresa a la vida”.

¿Cómo describiría un momento así?
Recuerdo que en esa ocasión pensaba que ese científico tenía razón. Usted no se imagina lo que es ver un tórax abierto, del que se saca el corazón, y comprobar que esa persona sigue viva gracias a que tiene funcionando un corazón extra-corpóreo. Enseguida se trae el corazón para injertar, se le hacen las suturas, se le da un golpecito y el corazón ‘nuevo’ empieza a funcionar. Es asombroso.

Lo hace parecer fácil. ¿Cuándo se hizo en Colombia el primer transplante de corazón?
Lo hizo el doctor Fernando Guzmán en la Fundación Santa Fe de Bogotá, en abril de 1990, cuando yo era jefe del Departamento de Cirugía. En esa época creamos el Servicio de Transplantes, uno de los más activos hoy en Colombia, sobre todo en transplantes de hígado; lo lidera el doctor Alonso Vera. Lo que él ha hecho en ese tipo de transplantes es sencillamente maravilloso.

Hago un paréntesis porque creo recordar alguna conexión suya con Georges Clemenceau, el famoso político francés. ¿O lo soñé?
Tiene buena memoria. La historia de la medicina tiene capítulos sorprendentes. Georges Clemenceau a quien usted reconoce como político y periodista, pero de quien seguramente no sabe que también fue médico, fue muy amigo del doctor Nicolás Osorio Ricaurte, abuelo de mi esposa Blanca Osorio, co-fundador de la Academia de Medicina de Colombia. Aquí tenemos un libro que contiene la tesis de Clemenceau, dedicada a Nicolás Osorio, y la tesis de Osorio, dedicada a Clemenceau.

Me dicen que usted conoció también a Christian Barnard, quien conmocionó al mundo con el primer transplante de corazón, en Ciudad del Cabo, en 1967.
Sí y tengo la revista South African Medical Journal donde se publicó esta hazaña y está firmada por todos los que participaron en ella. Barnard después se volvió una especie de super star, se dedicó a salir con mujeres muy lindas, dejó a su mujer y se casó un par de veces más. Padeció de una artritis tremenda y murió en Chipre en 2001.

¿Dentro de sus muchos aportes a la medicina, ha hecho inventos?
Cuando estaba en Yale, donde permanecí once años, diseñé una operación que se llama ‘shunt anastomosis cardiovascular’, entre la vena cava superior y la vértebra pulmonar derecha.

¿Los primeros tropiezos que se tuvieron en los transplantes se debieron a rechazo inmunológico?
Sí, ese ha sido siempre el problema.

¿Cómo se maneja el rechazo inmunológico?
Hoy día hay agentes que modulan y, en algunos casos, suprimen el rechazo inmunológico. El paciente tiene que tomarlos de por vida. Eso tiene sus problemas porque, al hacer una inmuno supresión, la persona queda expuesta a infecciones pero, cada vez son mejores los agentes que se utilizan y hoy día podemos decir que eso se ha convertido en rutina.

¿Y cómo está el tema de los donantes?
En los países europeos la gente tiene mucha conciencia y autoriza la donación de sus órganos en caso de muerte. Aquí no tenemos tantas posibilidades, pero eso está mejorando. Sin embargo, resulta paradójico -y triste a la vez- que como en Colombia se muere mucha gente joven por la violencia, los órganos son muy adecuados porque generalmente son sanos y normales.

¿Dónde se hizo el primer transplante de riñón en Colombia?
En Medellín. En el Hospital San Vicente de Paúl se formó un equipo muy brillante de cirujanos que desarrolló todas las técnicas. Empezaron con trasplantes de riñón y rápidamente siguieron con los otros órganos, con la convicción de que en Colombia se podían hacer bien.

¿Cuál fue el aporte a la medicina -muy importante- en el año 1968, del doctor Stanley J. Dudrick, amigo suyo y tres veces candidato a Premio Nobel?
El doctor Dudrick era residente en el servicio del doctor Johnatan Rhoads, pionero de la nutrición intravenosa. Tenía gran disciplina y autoridad. Sus residentes le insistían en que había demasiados pacientes que se morían indefectiblemente porque no había manera de alimentarlos. Sostenían que si se encontrara un método para hacerlo, se podría salvar muchas vidas.
Primero en perros y luego en cadáveres, lograron diseñar una técnica para llegar a la vena cava superior, o a la vena subclavia, y administrar por allí una solución alimenticia muy concentrada, que no se puede suministrar por la vena periférica porque ésta se irrita, finalmente se tapa y duele una barbaridad. Pero cuando se pone en el tronco arterial braquiocefálico, o en la Vena Cava Superior, el volumen de sangre es tan grande que se disuelve y el paciente no siente nada.

¿Cuál es la ventaja de ésa, la denominada “nutrición parenteral”?
Para ponerle sólo un ejemplo, hay un caso relativamente reciente de fístulas en la piel, que se llaman entero-cutáneas, con una mortalidad por encima del 50%. Llegó la nutrición parenteral y hoy tenemos una mortalidad de menos del 2%. Aquí en nuestro servicio se han especializado en ello los doctores Arturo Vergara y Manuel Cadena. De esta manera se han salvado muchísima personas, alimentadas por la vena a través de la cual se suministra proteína, glucosa, vitaminas y demás. Funciona para todas las edades.

¿Recuerda cuántas operaciones hizo a lo largo de toda su carrera?
Cuando uno está en la docencia les enseña a operar a los residentes. Esas operaciones no las contabilizo como mías, aunque fueron centenares. De las propias, creo recordar que la última era la número 6.800. Probablemente las otras las duplicarán. Yo ya no opero, me he dedicado enteramente a la docencia.

¿Los experimentos en animales como los ratones o los monos son necesarios? Lo pregunto porque el doctor Manuel Elkin Patarroyo, quien tuvo algún problema por el uso de cierta clase de micos del Amazonas.

El problema es muy serio porque, evidentemente, los animales son necesarios para la experimentación científica. Pero si usted lo toma desde el punto de vista puramente ético, no es admisible que uno trabaja con animales, sobre todo cuando éstos se sacrifican. Sin embargo, hay ciertos experimentos como los del doctor Manuel Elkin, que forzosamente tienen que utilizar ese tipo de monos porque tienen un sistema inmunitario muy similar al del hombre, por eso su éxito es indudable. Yo estoy seguro de que va a sacar su vacuna adelante porque con los micos ya tiene resultados estupendos, de modo que es de esperar que en los humanos surta el mismo efecto. Se va a ganar el Premio Nobel.

Volviendo atrás, me parece, aunque suene un poco cruel, que se justifica tal vez perder unas vidas animales para salvar vidas humanas, ¿o no?
Hay una novela titulada Cromosoma, que es fantástica, escrita por un médico, Robin Cook y consiste en que, en una isla cercana a la costa de África hay una colonia de monos a los cuales les inoculan genes humanos, y los llaman transgénicos. Si alguien tiene una cirrosis a los 40 años, que lo matará a menos que se le haga un transplante, va a la isla, le ponen al mono sus genes y en el momento que se pueda hacer el transplante, regresa a la isla, le ponen el hígado del mono y no hay rechazo. Así se suceden los casos, hasta que, de repente, el anestesiólogo ve que el mono lo observa con una mirada humana y comprende que no pueden seguir haciendo esos experimentos. La novela termina en que los médicos miran la isla a la distancia; ven que en ella hay fuego y humo y comprenden que los monos aprendieron a hacer fuego.

¿Con todos los adelantos en medicina, cree usted que llegará un momento en que se producirán órganos en laboratorio?
Ya se están produciendo. Se han construido, por ejemplo, orejas. Cuando una persona las pierde o nace sin ellas, es difícil hacerlas o reconstruirlas. Lo que se hace hoy es, a grandes rasgos, cultivar las células madre que van a construir la piel y ponerlas encima del molde de polímero que las va absorbiendo. Ya estamos ad portas de lograr órganos como hígado y corazón.

¿Dónde se están haciendo esas investigaciones?
Todas las universidades grandes de Estados Unidos están trabajando en eso. Hoy día hay varios órganos artificiales; por ejemplo, para una falla cardíaca se utiliza una especie de bomba que se conecta y activa el corazón. También hay máquinas que dispensan insulina para controlar el nivel de azúcar en los diabéticos. No diría que éstas han sido muy exitosas, pero se irán perfeccionando paulatinamente. Lo que sí ha sido muy exitoso, sobretodo en MIT, el centro de ingeniería más famoso del mundo, son los brazos y piernas artificiales. Son sumamente costosos porque tienen transmisión neural. Los nervios pueden transmitir la orden al brazo artificial para que se mueva. Parece una cosa de ciencia ficción: Ingeniería de Órganos.

¿No ve usted peligros de exceso en todas estas investigaciones y adelantos científicos?
Dentro de las actividades humanas, indiscutiblemente la medicina es la más fascinante porque da la visión de todo el funcionamiento del ser humano. Pero en medio de todo este avance tecnológico, se tiende a perder la humanidad de esa ciencia. Aquí estamos empujando fuertemente un movimiento grande para regresar al humanismo en la medicina, y no seguir tratando simplemente al “Señor Tal”, sino a ese ser humano que confía en nosotros. Acabo de publicar un libro que se llama ‘Humanismo y Medicina’, un aporte a la intención de regresar a la medicina con bases humanísticas porque, al fin y al cabo, ésta es la profesión que tiene más que ver con la humanidad del hombre.

Pero el mundo sigue creciendo y ya son hordas de pacientes las que invaden los consultorios médicos y hospitales.
En Colombia hay un sistema de salud que los médicos venimos denunciando desde que yo era Presidente de la Academia Nacional de Medicina, entre 1998 y 2002. Publicamos dos libros demostrando cuáles eran los defectos de la Ley 100. ¿Qué pasa? Cuando la salud, que debe ser un servicio social, se convierte en un negocio, y cuando no se ve como un derecho humano, sino como una mercancía, se produce un efecto devastador sobre la ética médica. Los médicos piensan: “si están haciendo negocio conmigo, yo también haré negocio”. Durante los ocho años de gobierno de Uribe no se pudo hacer nada, porque él mismo fue el ponente de la Ley 100, y cada vez que íbamos a hablarle se mostraba convencido de que era una maravilla. A esa ley hay que darle un revolcón, porque no puede ser posible que a personas enfermas se les nieguen recursos, mientras algunos dirigentes de la salud construyen hoteles y campos de golf.