martes, 26 de mayo de 2015

LOS ENEMIGOS AGAZAPADOS DE MANUEL ELKIN PATARROYO



Colombia debe ser uno de los pocos países del mundo, sino el único, en el que existen organismos oficiales encargados de hacer respetar la ley pero que son los primeros en violarla con total impunidad o, si llegan a ser sancionados, es mediante un proceso que puede tomar años.    
  
El Consejo de Estado, que había fallado en contra del científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo condenándolo a suspender su trabajo de investigación, enmendó su propio error y produjo el 12 de diciembre de 2014 un fallo mediante el cual tuteló los derechos del investigador y con él los de toda la comunidad científica colombiana, amenazada por las sistemáticas demandas de una entidad animalista que se opone al empleo de animales, monos Aotus en este caso, para la realización de pruebas biomédicas. 

 

Foto: Archivo/VANGUARDIA LIBERAL

El fallo del Consejo de Estado le ordena a la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonia, Corpoamazonia, entidad oficial, que “en el término de treinta (30) días proceda a establecer si la (Fundación Instituto de Inmunología de Colombia), FIDIC, ha cumplido con las exigencias y condiciones impuestas para el otorgamiento de los permisos concedidos para desarrollar el proyecto Captura y estudio de investigación científica en diversidad biológica de primates en la cuenca del Río Amazonas en el Trapecio Amazónico Colombiano.” (sic). Hoy, casi seis meses después, Corpoamazonía sigue sin cumplir lo ordenado por el Consejo de Estado, con lo cual mantiene en estado de parálisis el trabajo de Patarroyo y la FIDIC, que ya cumple cuatro años en esa situación.  

Semejante estado de cosas los obligó a interponer ante el mismo Consejo de Estado un incidente de desacato contra Corpoamazonia, es decir, le tocó a los  ciudadanos iniciar acciones legales para obligar a la autoridad a actuar en derecho y no al contrario, como debería ser. El mundo al revés.  

Sería extremadamente grave para el país y para la ciencia hecha en Colombia que los  “enemigos agazapados”  que denuncia Patarroyo estén dentro de estas instituciones. “Lo que veo es que ahí, dentro del Ministerio (de Ambiente) definitivamente hay gente que está obstaculizando nuestro trabajo, dijo el científico;  creo que es más dentro del Ministerio que dentro de Corpoamazonia. Por eso creo que vale la pena que salgan todos esos enemigos agazapados de la vacuna contra la malaria”.  Grave acusación que es necesario aclarar con prontitud y transparencia para tranquilidad de todos, empezando por los altos funcionarios señalados.

Colombia es un país donde hacer ciencia de punta es muy difícil por razones económicas, pero mucho más por la incompetencia de quienes deben decidir sobre estos asuntos, que conciernen no solo a los colombianos sino a la humanidad entera, necesitada de soluciones efectivas, oportunas y baratas.

Nuestro más grave problema es la corrupción, que se deriva de la negligencia, los compadrazgos, las coimas y mermeladas, tan conocidas y aceptadas que lo extraordinario es que las leyes se cumplan, por eso vemos, ya sin asombro, apenas con impotencia y desgana, situaciones como las que hoy avergüenzan a la Corte Constitucional y al país entero, o como la del científico, acosado por quienes tienen intereses en la producción de vacunas  y también por quienes deberían apoyarlo. Mientras tanto millones de seres humanos, niños especialmente, mueren por falta de vacunas y medicinas.  

Son las autoridades las que deben velar por el cumplimiento de la ley, no los ciudadanos los que deben obligarlas a cumplirlas.     

Fernando Márquez