viernes, 5 de febrero de 2016

Patarroyo advierte de que la humanidad carece de armas contra el zika y otros virus


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Virus como el zika o el chikunguña llegaron “para quedarse” y vendrán otros más por la falta de vacunas para prevenirlos, ha señalado en una entrevista con Efe el inmunólogo colombiano Manuel Elkin Patarroyo, quien alerta de que la humanidad carece de armas para enfrentarlos


Patarroyo da la voz de alarma: “Se nos vienen muchas más (…) Apenas estamos comenzando a recibir patologías, enfermedades que están muy localizadas en otras partes del mundo y que debido a la posibilidad que tienen de diseminarse rápidamente y también a la ausencia de mecanismos y métodos de control, pueden llegar a causar epidemias”.


BOGOTA/EFE/JAIME ORTEGA Jueves 04.02.2016
 El científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo/EFE/Leonardo Muñoz
  El científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo/EFE/Leonardo Muñoz

Este científico, que en 1987 descubrió la primera vacuna contra la malaria y es un referente mundial en investigación de virus, ha manifestado que por suerte los que han salido de África, como el ébola, zika o chikunguña “no han sido del todo letales”, pero el día de mañana “puede llegar una de esas (enfermedades) en la cual sí estemos totalmente en riesgo toda la especie humana”.

“Eso se lo puedo decir con la certeza de quien lleva toda la vida dedicado a estudiar estos microbios y sus posibilidades de contagio”, advierte.

Estos virus tropicales fueron descubiertos hace décadas pero en los últimos años llegaron a otros continentes, como América o Europa, por el aumento de la temperatura del planeta debido al cambio climático o por las facilidades de movilización modernas que hacen que “los mosquitos que antes volaban, ahora viajen en jet”.

“El cambio en la temperatura hace que las larvas de los mosquitos que transmiten estas enfermedades puedan crecer ya a la temperatura apropiada. Si antes no podían desarrollarse esas larvas a 2.200 metros, porque usualmente la temperatura apropiada estaba en 1.600 metros, ahora ya pueden crecer”, afirmó.

La ciencia sin herramientas
Según el inmunólogo, de 69 años y cuyo trabajo ha recibido numerosos reconocimientos internacionales, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1994, la ciencia se está quedando “sin herramientas” para combatir estas enfermedades porque aparte de que no hay vacunas, los virus y bacterias cada vez son más resistentes a los fármacos.

“Vengo insistiendo desde hace más de 30 años en que tenemos que desarrollar metodologías para obtener vacunas, que es el método más efectivo para controlarlas. Cuando usted usa un tratamiento o un fármaco ya es para curar la enfermedad que se ha desarrollado pero si usted obtiene una vacuna es para impedir que esa enfermedad se desarrolle”, ha expresado a Efe.

Por esa razón insistió en que los esfuerzos deben centrarse en el desarrollo de vacunas, pero lamentó que a pesar de que ya se conoce el genoma de muchos virus, falta apoyo de los gobiernos, de los que dijo que prefieren “estar apagando incendios, controlando las epidemias, en lugar de impedir que ellas lleguen a aparecer”.

Las dificultades de las vacunas
“Vacunas contra el ébola, el chikunguña, contra el dengue y el zika serían relativamente sencillas pero son demoradas debido a que hay que cumplir con ciertos protocolos de seguridad”, agrega.

Patarroyo manifesta que “la investigación está quedándose congelada y atrás” y aunque asegura que no quiere ser “alarmista” ni “terrorista”, la situación en el campo de las enfermedades virales es “grave” porque además de su expansión geográfica se hacen resistentes.

Cita como ejemplo la malaria, cuyo parásito “ya se volvió resistente hasta al último antimalárico, que fue desarrollado hace escasamente 20 años y por el cual recibió el Premio Nobel (de medicina) la doctora Tu Youyou el año pasado”.

Según el científico, el problema de estos virus no está solo en si son mortales o no, sino en las secuelas que dejan, como los problemas en las articulaciones por el chikunguña, o el síndrome de Guillén Barré por el zika, que en los casos de embarazadas puede hacer que los bebés nazcan con microcefalia.

“Hablemos de que no son virus mortales pero sí tienen consecuencias secundarias a largo plazo que son bastante terribles”, apunta Patarroyo, quien considera “inocente” la recomendación de varios gobiernos latinoamericanos a las mujeres para que eviten embarazos durante la fase de expansión del zika.

“Eso me parece de una inocencia… De no ser trágico sería cómico”, concluye en sus declaraciones a Efe.






domingo, 31 de enero de 2016

Católicos y científicos: Manuel Elkin Patarroyo, por Alfonso V. Carrascosa, científico del MNCN-CSIC

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Posted 30 enero, 2016 by Alfonso V. Carrascosa Santiago in Firmas

Católicos y científicos: Manuel Elkin Patarroyo, por Alfonso V. Carrascosa, científico del MNCN-CSIC
 Manuel Elkin Patarroyo 
La microbiología es una disciplina científica en cuyo desarrollo han participado muchos católicos. A día de hoy la lucha contra los microbios infecciosos determina algo tan importante como la esperanza de vida: en España en torno a los 80 años, en África algo más de 40. Entre los microbiólogos actuales que profesan la fé católica está Manuel Elkin Patarroyo, descubridor de la vacuna contra la malaria.

El jesuita Athanasius Kirchner, el abad Lazzaro Spallanzzani…y Louis Pasteur, que además de descubrir los microbios, explicó su efecto en la elaboración de alimentos tan importantes para el catolicismo como el pan y el vino, y enunció la teoría microbiana de la infección y transmisión de enfermedades, que tal vez deba tenerse como la teoría científica que más vidas ha salvado en la historia de la humanidad, son algunos ejemplos de católicos que contribuyeron al desarrollo de la microbiología.
 El propio Patarroyo confiesa que su vocación científica se vió determinada por la lectura de un cómic en el que se contaba la vida de Pasteur como benefactor de la humanidad. El mayor de once hermanos, natural de Colombia y doctor en medicina y cirugía desde 1971, cuenta con la nacionalidad española, y fue elegido el 30 de octubre de 1991 académico correspondiente extranjero de la Real de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España, institución en la que ingresó el 3 de diciembre de ese año con el discurso “La vacuna de la malaria: Ciencia, Economía y Política”, en el que explicaba las investigaciones que le condujeron a sintetizar químicamente la primera vacuna contra esta enfermedad.

La malaria en 2005 contaba con 500 millones de casos detectados en el mundo, fundamentalmente niños menores de cinco años del África Subsahariana. Causa tres millones de muertes al año. En 1986 Patarroyo consiguió sintetizar su vacuna SPF66 (del inglés “Sinthetyc Plasmodium Falciparum”) contra el agente causal de la misma, el protozoo Plasmodium falciparum, y en 1993 cedió los derechos de explotación de ella a la OMS, porque quería que el beneficio de la explotación de la misma no fuese monopolizado por una empresa, y llegase al mayor número de gente posible, con la condición de que su producción y comercialización fueran hechas en Colombia. Esto le hizo perder la oportunidad de ganar mucho dinero que se habría embolsado de cer los derechos a una multinacional farmacéutica. Un año después fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, año en el que también recibió el Premio Robert-Koch. En 1990 se le concedió por la Academia Nobel de Suecia con el Premio a la Excelencia en la investigación latinoamericana. En 2001 llegó a un acuerdo para realizar parte de sus investigaciones en la Universidad Pública de Navarra. En 2008 diseñó un nuevo diagnóstico temprano de cáncer de útero con sólo una gota sangre.

Han sido varias las ocasiones en las que ha manifestado su condición de católico. A continuación se recogen dos entrevistas en las que lo hace:

-¿Cree en Dios? Sí, mucho. Soy muy creyente y bastante católico. Hay algo de lo que me enorgullezco de verdad. Todos los días, desnudo, debajo de la ducha, de rodillas, le ruego a Dios que me muestre el camino para ser su instrumento. Y no le pido más. Estando en un nivel tan profundo de conocimiento, como por ejemplo, cuando analizamos el núcleo de los átomos, y sabiendo o no el grado tan grande de incertidumbre que hay ahí, todo tan ordenadito, vuelve uno al primer principio filosófico de la teología, que es el orden universal: al gran Creador.

-¿Es creyente? Soy creyente, practicante, pero no fanático.
Es evidente que fé y razón, o catolicismo y ciencia, son compatibles hoy en día

Alfonso V. Carrascosa es Doctor en Ciencias Biológicas y científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dedicado a la investigación en Microbiología de los alimentos. Coordina el Grupo de “Historia de la Microbiología Española” de la Sociedad Española de Microbiología (SEM), y realiza difusión de la cultura científica.

miércoles, 20 de enero de 2016

¿ANIMAFILIA O HUMANOFOBIA?

Experimentar en humanos es una práctica reprobable que la humanidad superó hace muchos años y que no por estar redactada en inglés o en cualquier otro idioma es mejor o aceptable. Ridiculous. 

 

Cuidar y proteger los animales, domésticos o silvestres, es una obligación que tenemos todos los seres humanos. Algo no está funcionando bien en la sociedad cuando es necesario discutir largamente para emitir una ley que sancione a quienes no lo hacen. Hay situaciones en las que el maltrato es una exhibición legalizada –arte para algunos- del dolor infligido a un animal por diversión, como sucede en las corridas de toros. Algo parecido podría decirse de las riñas de gallos, -otra manifestación cultural- o las peleas de perros. 

La explotación comercial de los animales extraídos de su hábitat para que sirvan como mascotas o los domesticados que se emplean en labores agrícolas o de carga más allá de su resistencia física, muchas veces sin agua y alimento suficientes, son también conductas que debe sancionarse con todo el rigor posible. Cada colegio debería instituir una cátedra que sensibilice y enseñe a los estudiantes la fauna y flora del país, su importancia ecológica y los peligros a que se ve expuesta por el uso indebido. La educación y la pedagogía deben jugar un papel importante en este aspecto.

La otra cara de la moneda es el amor exagerado que algunas personas manifiestan por los animales, su endiosamiento, que ha dado lugar a una nueva escala de valores según la cual los seres humanos –excepto ellos, claro está- somos malos, destructivos e impuros, menos sensibles que los animales, por eso debe castigarse toda actividad que, a su juicio, los afecte, moleste o incomode de cualquier manera. Olvidan estas personas que los animales constituyen desde siempre una importante fuente de alimentos para la especie humana y que gracias a ellos disponen de las vacunas y medicamentos sin los cuales su propia vida estaría en riesgo. 

Los animales, todos sin excepción, deben protegerse y necesitan todo nuestro respeto y cuidados, que quede claro, pero sin caer en el extremo de darle más importancia al probable estrés o incomodidad temporal de unos micos que a la muerte real y comprobable de centenares de miles de seres humanos; esa actitud es de una incoherencia brutal. 

Una demostración puntual de la mala utilización del concepto se encuentra en los esfuerzos que se hacen desde diversos frentes y con similares argumentos para privar a Manuel Elkin Patarroyo y la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia, FIDIC, del derecho –y deber- a utilizar micos para realizar investigación científica en Colombia. La Asociación Primatológica Colombiana, APC, celebra en su página web que la Secretaría General del Consejo de Estado declarase “nulo” un fallo favorable al investigador, ordenando “repetir el estudio del caso”. Una persona, un niño casi siempre, muere por malaria cada minuto en el mundo por falta de vacunas y medicamentos, o mejor, por falta de dinero para pagarlos.  Sus defensores, o los de los niños que mueren a diario en la Guajira colombiana, ¿dónde están? 

"La Asociación Primatológica Colombiana (APC) felicita esta decisión, que vela por el cumplimiento de lo establecido en el fallo emitido el 12 de diciembre de 2014 por la Sección Cuarta del Consejo de Estado, en el que se ordena la suspensión temporal de los permisos otorgados a la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (FIDIC) para la investigación en malaria, y en el que se establece que, para que tenga efecto el levantamiento de la suspensión provisional de estos permisos, la FIDIC debe primero dar cumplimiento a las condiciones exigidas para su otorgamiento". 

Las condiciones a que se refiere la APC, son, probablemente, las mismas por las que el Consejo de Estado le impuso recientemente una multa de 10 salarios mínimos mensuales a Corpoamazonia. En el texto del fallo sancionatorio se lee que: “De acuerdo con lo expuesto, como es evidente que en el Concepto Técnico CT-SAA 017 CORPOAMAZONÍA excedió el alcance de la orden de tutela que se le impartió, en la medida en que agregó requisitos adicionales a los que le exigió a la FIDIC en las Resoluciones 0028 de 13 de mayo de 2010 y 00632 del 29 de junio de 2010, la Sala concluye que hay lugar a sancionarla por desacato, disposición que adoptará al decidir el presente incidente”. ¿Cómo podrían Patarroyo y la FIDIC cumplir requisitos desconocidos, impuestos después de haber ejecutado los permisos?  

La APC aprovecha la coyuntura para “informar” que en la actualidad existen métodos alternativos al uso de primates para la investigación en malaria. Pese a ser expertos primatólogos, según alegan, desconocen las implicaciones de utilizar animales criados en cautiverio: bajísimas tasas de reproducción, debilitamiento de su sistema inmunológico, mayor probabilidad de apareamiento entre consanguíneos, –endogamia-, lo cual ocasiona degeneración de la especie y con ello un riesgo real de extinción-  y condena a cautiverio de por vida porque estos animales no serían capaces de sobrevivir en un medio tan hostil como la selva si se liberan; o sería necesario aplicarles la eutanasia, como lo han propuesto anteriormente.

Pero van mucho más allá. La APC propone también, sin rubor alguno, como la cosa más normal del mundo, realizar las pruebas en voluntarios humanos. En su página web dicen que “En la actualidad existen métodos alternativos al uso de primates para la investigación en malaria. Entre otros, se ha demostrado que pruebas controladas de infecciónrealizadas en voluntarios humanos muestran un perfil de seguridadconsistente. Esto basado en pruebas realizadas en la Universidad de Oxford, el Centro Médico Nijmegen de la Universidad de Radboud, y el Programa de la Vacuna para la Malaria del ejército de los Estados Unidos. Adicionalmente, se ha sugerido que las pruebas realizadas en humanos pueden acelerar el desarrollo de vacunas para la malaria”. 


LA EXPERIMENTACIÓN EN HUMANOS ES UNA

 PRÁCTICA REPROBABLE


No es un asunto menor sino una postura de profundas implicaciones éticas que merece un análisis muy detallado. Para los estudios de las más de 100 vacunas contra la malaria que se han ensayado hasta el presente, cerca de cien mil seres humanos han sido usados, con consecuencias no solo negativas sino desafortunadas, en muchos casos. He aquí algunos ejemplos:

El juez Marcelo Aguinsky confirmó la sanción de 1.000.000 de pesos argentinos, unos 74 mil dólares, dispuesta por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica, ANMAT, a Glaxo y a 2 médicos acusados de falsear permisos de padres para que sus hijos participaran en las pruebas de una vacuna. Unos 14 bebés murieron después de participar de las mismas. “El laboratorio y los dos investigadores incumplieron requisitos legales básicos para llevar adelante, en 2007 y 2008, unos ensayos clínicos en niños de familias pobres, con el fin de desarrollar una vacuna para prevenir la neumonía adquirida y la otitis media aguda. En este marco, siete bebés de la provincia de Santiago del Estero, dos de San Juan y cinco de Mendoza perdieron la vida después de haber participado de los ensayos” dice la página de Internet Infobae. 

En Julio del 2008 la reconocida revista científica Plos One (Volumen 3, e2636) publicó un artículo sobre las pruebas realizadas con dos prototipos de vacuna, la Pfs25 y Pvs25, que resultaron, según el artículo, “inesperadamente reactogénicas para su posterior desarrollo. Este es el primer reporte de que la formulación está asociada a eventos sistémicos adversos, incluyendo eritema nodoso”, una lesión de los vasos sanguíneos que consiste en la presencia de nódulos inflamados y dolorosos localizados predominantemente en las extremidades inferiores, acompañados por dolores articulares, fiebre, malestar general y dolor de cabeza.

Otro estudio de los mismos autores, publicado en 2012 (Plos One Vol. 7, e46094), da cuenta de la exclusión de las pruebas de cuatro voluntarios debido a que experimentaron “severas reacciones sistémicas” como shock, mientras que los demás voluntarios desarrollaron reacciones adversas menores. Antes, otro estudio publicado en la revista Vaccine en el 2009, (Vol. 27, pág. 3090) había descrito que el uso de otra vacuna contra la malaria aplicada en niños menores de 5 años había inducido anemia.

Más aún: desde el punto de vista de la protección contra esta enfermedad, en el año 2009, El Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos informó que los resultados de las pruebas realizadas con la proteína de superficie del merozoito, MSP1, han sido “decepcionantes” así como los resultados con más de 100 candidatos a vacunas ensayadas en humanos, que han sido contundentemente negativos.

El caso más reciente conocido es el de RTS,S, una vacuna contra la malaria desarrollada por la multinacional farmacéutica Glaxo Smith Kline (The Lancet  2015, vol. 386 pág. 31-46.), en la cual se invirtieron más de 2.500 millones de dólares y se ensayó directamente en más de 25.000 seres  humanos; esta vacuna ha sido acusada en medios científicos de producir serios eventos adversos como meningitis y convulsiones en algunos de los vacunados, conservando bajos niveles de eficacia pocos meses después de aplicada. Se acusa a los autores de omitir la publicación de los datos completos de sus experimentos.

Ninguna de las vacunas ensayadas se ha aproximado siquiera a los estudios de Patarroyo realizados en 1987 que, en Aotus primero y en humanos después, produjeron alrededor del  40% de protección a los vacunados en diferentes partes del mundo sin que se hubiera reportado ningún efecto adverso a la fecha. La lógica empleada por Patarroyo es apabullante: primero se realizan los ensayos en monos, siguiendo protocolos estrictos, para luego adelantar las vacunaciones en humanos, con garantía de total seguridad para ellos. No puede exponerse ningún ser humano a sufrir mayores daños que los que se pretende evitar.

Resulta muy fácil exigir la experimentación -que reconocen necesaria- en cuerpo ajeno. ¿Cuántos directivos de la APC se comprometerían públicamente a servir de conejillos de indias, aun sabiendo que “las pruebas controladas de infección realizadas en voluntarios humanos muestran un perfil de seguridad consistente”? ¿Involucrarían a sus familias en los ensayos? Proponer la experimentación en el cuerpo de otros es sencillo, lo difícil y coherente sería hacerlo también en el propio.

Experimentar en humanos es una práctica reprobable que la humanidad superó hace muchos años y que no por estar redactada en inglés o en cualquier otro idioma es mejor o aceptable. Ridiculous.

Para estas pruebas se exige al sujeto de experimentación la firma de un consentimiento informado en el que se le explican los riesgos que debe asumir, a cambio de dinero o de la posibilidad, si todo sale bien, de mejorar su salud. Pero en África, escenario de las pruebas, existen índices de analfabetismo lo bastante altos como para suponer que no todos son conscientes de lo que firman ni de sus consecuencias. Cuando alguno de ellos se enferme o muera como consecuencia de los experimentos, ¿A quién felicitará la APC?



Las imágenes son tomadas de las siguientes fuentes:











Los lectores interesados pueden verificar los datos presentados en el artículo consultando las siguientes:


REFERENCIAS

News in Focus. Vaccine gets cautious boost. Callaway Ewen, Maxmen Amy. [Documento en línea], [fecha de consulta: 6/12/2015], http://re.indiaenvironmentportal.org.in/files/file/vaccine%20against%20malaria.pdf

Asociación Primatológica Colombiana. Nulidad de incidente de desacato protege a los monos nocturnos en la amazonia colombiana.
[Documento en línea], [fecha de consulta: 6/12/2015]

Infobae. Multa a Glaxo por ensayos clínicos irregulares en Argentina [Documento en línea], [fecha de consulta: 6/12/2015]. http://www.infobae.com/2012/01/02/624938-multan-al-laboratorio-glaxo-ensayos-clinicos-irregulares-la-argentina

Wu Y, Ellis RD, Shaffer D, Fontes E, Malkin EM, Mahanty S, et al. (2008) Phase 1 Trial of Malaria Transmission Blocking Vaccine Candidates Pfs25 and Pvs25 Formulated with Montanide ISA 51. PLoS ONE 3(7): e2636. doi:10.1371/journal.pone.0002636
Holder AA. The carboxy-terminus of merozoite surface protein 1: structure, specific antibodies and immunity to malaria. Parasitology. 2009, Oct;136(12):1445-56. doi: 10.1017/S0031182009990515. Epub 2009 Jul 23. Review. PubMed PMID: 19627632.

Ellis RD, Wu Y, Martin LB, Shaffer D, Miura K, Aebig J, et al. (2012) Phase 1 Study in Malaria Naïve Adults of BSAM2/Alhydrogel®+CPG 7909, a Blood Stage Vaccine against P. falciparum Malaria. PLoS ONE 7(10): e46094.
doi:10.1371/journal.pone.0046094

The RTS,S Clinical Trials Partnership
N Engl J Med 2012; 367:2284-2295December 13, 2012DOI: 10.1056/NEJMoa1208394


Fernando Márquez

viernes, 15 de enero de 2016

Luz verde contra la leishmaniasis: Lucy Gabriela Delgado En entrevista con La W Radio, la bacterióloga y líder del Grupo de Investigación en Inmunotoxicología de la Universidad Nacional. Escuche aquí:

miércoles, 13 de enero de 2016

>> Leer en ELESPECTADOR.COM


Este es el resultado de la capacidad de trabajo, de la tenacidad y de la inteligencia de la Dra. Lucy Gabriela Delgado.  Es una esperanza para quienes contraen leishmaniasis, una enfermedad parasitaria transmitida por un insecto, el pito, que ocasiona llagas en la piel, que empiezan en las zonas de picadura, se extienden a las mucosas y posteriormente a otras zonas del cuerpo. Es una enfermedad altamente deformante e incapacitante.


 Fotografías tomadas de Anais Brasileiros de Dermatologia

Entre 2 y ocho meses después de la infección inicial,  se produce la leishmaniasis visceral, que afecta el cuerpo entero. Esta forma de la enfermedad suele ocasionar complicaciones mortales. Adicionalmente, los parásitos dañan al sistema inmunitario disminuyendo el número de células que combaten la enfermedad. El tratamiento se realiza generalmente con Antimoniato de meglumina y Estibogluconato de sodio, medicamentos que aceleran el proceso de sanación de las llagas pero son altamente hepatotóxicos.
  


Sirve también para mostrar una de las facetas menos conocidas de Patarroyo y la FIDIC: la formación de científicos e investigadores de primer nivel, capaces de competir en igualdad de condiciones con investigadores de otros países pese a la falta de apoyo y, en el caso de Patarroyo, a la persecución implacable que quienes han hecho de obstaculizarlo una profesión.  

"¿Qué significó para su carrera trabajar durante 15 años con el doctor Manuel Elkin Patarroyo?
Llegué a trabajar con el doctor Patarroyo al hospital San Juan de Dios el 20 de enero de 1992 y de allí casi no salgo. Él fue una escuela para muchos científicos colombianos. Gracias a él Colombia tuvo reconocimiento en la ciencia a nivel mundial. El generó escuelas de maestría, de doctorado, de pensamiento crítico cuando en el país no había escuelas serias de este grado.

Una anécdota.
Recuerdo que mientras en Harvard los artículos científicos se conseguían con facilidad en la biblioteca, a nosotros nos tocaba acceder a ellos vía fax, eso gracias a los contactos que el doctor Patarroyo tenía en la Rockefeller University."

Fernando Márquez



Lucy Delgado, líder del Grupo de Investigación en Inmunotoxicología

Luz verde contra la leishmaniasis

Recientemente la Superindustria concedió una patente para un tratamiento que promete combatir esta enfermedad.
Luz verde contra la leishmaniasis La bacterióloga Lucy Delgado trabajó durante quince años con el doctor Manuel Elkin Patarroyo. / Cristian Garavito - El Espectador
 
Hace unos días la Superintendencia de Industria y Comercio le concedió a la Universidad Nacional la patente del compuesto que trata la leishmaniasis. ¿De qué manera este compuesto mejora el tratamiento que se viene aplicando?
El tratamiento que actualmente se utiliza está basado en la administración de sales antimoniales pentavalentes, un medicamento que se administra de manera intramuscular y por el cual la gente tiene que acudir todos los días al puesto de salud para que la inyecten. Se ha visto que hay una altísima toxicidad. Nuestros investigadores han reportado casos que relacionan el nivel tóxico de este medicamento con fallas hepáticas que comprometen la vida del paciente.

¿El nuevo compuesto evita enfermedades hepáticas y permite que el tratamiento no requiera desplazamientos diarios para su aplicación?
Sí. Hay personas que tienen que desplazarse de tres a cinco horas todos los días durante 20 días al puesto de salud a que le pongan la inyección, y devolverse a su casa. Eso representa costos de transporte y días sin laborar para llevar la comida a su casa, y normalmente quienes están enfermos son cabezas de familia. La idea es que la formulación tópica, en la cual estamos trabajando, pueda llevarse en un spray. Que, por ejemplo, pueda servirles a los soldados que en este momento trabajan en el desminado y están en riesgo de adquirir el parásito.

¿Qué poblaciones recorrieron para analizar las muestras de sangre?
Fuimos a Santander de Quilichao (Cauca), Uribe (Meta) y algunos municipios de Cundinamarca, como Tocaima y Anolaima. A pesar de que nos les llevábamos una solución, muchas personas se acercaban y nos decían que estaban dispuestas a que les tomaran las muestras de sangre, pero que no querían continuar con sus brazos con llagas de úlceras cutáneas, que esperaban que encontrásemos la solución para simplificar su angustia.

¿El tratamiento se ha aplicado en personas infectadas con el parásito?
No. Esa será la segunda etapa: realizar una fase clínica en humanos, y para eso tendremos que buscar apoyo del Gobierno y la Organización Mundial de la Salud, porque esto no es solamente para Colombia. Es posible que a la Organización Panamericana de la Salud le pueda interesar esta investigación.

¿Hubo etapas en las que tuvieron que empezar desde cero?
En muchas ocasiones se aplicaba el método de experimentación y no daba un resultado que nos permitiera avanzar en el proyecto, y eso era de todos los días. Tamizamos alrededor de 300 moléculas y de esas ninguna nos daba. Tener que publicar una tesis en donde decíamos que ninguna nos dio era un fracaso que teníamos que matizar, porque, a pesar de los resultados negativos, lo cual es absolutamente normal, estábamos generando nuevos conocimientos, nuevas hipótesis.

¿Qué entidades financiaron esta investigación?
Tuvimos financiación de Colciencias, de alrededor de $300 millones. La Universidad Nacional implementó desde el año 2012 unas estrategias de financiación de proyectos a grupos de investigación que tuvieran resultados previos, y eso nos apalancó mucho para lo que pudimos desarrollar. Este proyecto de investigación nos permitió formar a cuatro estudiantes de maestría, un estudiante de doctorado, tres o cuatro publicaciones en revistas científicas indexadas y una patente. Eso ocurre con financiación decidida, con políticas de Estado, porque la investigación es capital de riesgo.

¿Qué significó para su carrera trabajar durante 15 años con el doctor Manuel Elkin Patarroyo?
Llegué a trabajar con el doctor Patarroyo al hospital San Juan de Dios el 20 de enero de 1992 y de allí casi no salgo. Él fue una escuela para muchos científicos colombianos. Gracias a él Colombia tuvo reconocimiento en la ciencia a nivel mundial. El generó escuelas de maestría, de doctorado, de pensamiento crítico cuando en el país no había escuelas serias de este grado.

Una anécdota.
Recuerdo que mientras en Harvard los artículos científicos se conseguían con facilidad en la biblioteca, a nosotros nos tocaba acceder a ellos vía fax, eso gracias a los contactos que el doctor Patarroyo tenía en la Rockefeller University.

Los académicos critican la primera versión del documento Conpes. ¿Cómo explica la inconformidad de los científicos frente a las nuevas políticas de ciencia e innovación que el Gobierno quiere implementar?
Estamos a punto de aprobar un Conpes vacío. Colombia tiene expertos y resulta que se están pagando consultorías costosas a investigadores de Alemania y Australia, mientras a nuestros científicos no se les ha preguntado cómo pueden aportar para cambiar la realidad del país. Ese documento sólo es para cumplir un requisito con los de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo y así poder ingresar a ella. El Gobierno no puede hablar de implementar el 1% del PIB para calmar las aguas de un presupuesto que le recortó a Colciencias.

¿Cuál sería el ejemplo de los errores que tiene este documento?
En el Conpes dice que van a crear cinco nuevas instituciones de investigación, y hasta donde recuerdo había 71 instituciones que le rogaban a la directora de Colciencias para que invirtieran dinero en ellas y pudieran tener cómo vivir y pagar la nómina.

Eso en cuanto al Gobierno. Pero ¿qué está haciendo la comunidad científica para hacer entender la importancia de la ciencia en Colombia?
Los científicos estamos en mora de generar estrategias de sensibilización para que la gente entienda cuál es la importancia de la ciencia. Con un grupo de académicos y profesores de distintas universidades estamos empeñados en ir al Congreso. Creemos que la única estrategia, aunque suene desfasado, es darle a Colciencias el estatus de ministerio para que la ciencia tenga la importancia que se merece. Afortunadamente la Comisión Sexta de representantes ha escuchado parte de eso y ya pasó en primer debate esa solicitud para que haya inversión decidida en ciencia, para que haya políticas de Estado.