domingo, 9 de octubre de 2011

El Nobel de Medicina que murió esperando ser premiado


Lesley Steinman, Claudia Steinman, Adam Steinman y Alexis Steinman, la familia de doctor canadiense Ralph Steinman.
Foto: EFE

Por: REDACCIÓN SALUD | 1:39 a.m. | 09 de Octubre del 2011

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El premio llevaba décadas 'cerca' de Ralph Steinman, por sus aportes a la inmunología moderna.
El último episodio en la lucha contra el cáncer de páncreas que libró el profesor canadiense Ralph Steinman desde el 2007, fue su hospitalización, a finales de septiembre pasado.

Cuatro décadas atrás, Steinman había hecho un hallazgo de tales dimensiones en el laboratorio de fisiología celular e inmunología de la Universidad de Rockefeller (Nueva York), que superadas las dudas iniciales, tanto él como sus colegas confiaban en que un día le significaría el Premio Nobel de Medicina.

Manuel Elkin Patarroyo, inmunólogo colombiano, también compartía esa creencia, entre otras razones porque tuvo la posibilidad de trabajar con Steinman y dos de sus colaboradores, los doctores Gilla Kaplan y David Weinstein, en 1984.

El equipo estudió durante un mes, entre Agua de Dios (Cundinamarca) y Bogotá, "el papel de la respuesta inmune celular y de las células dendríticas en pacientes con lepra lepromatosa", explica el inmunólogo.

Ese año los resultados de dicho trabajo, del que Patarroyo, Steinman y su equipo son coautores, fueron publicados en una de las revistas de mayor impacto en ciencia en el mundo: el 'Journal of Experimental Medicine'.

Patarroyo cuenta que en 1973, mientras Steinman estudiaba las células que destruyen y digieren a los microorganismos (los macrófagos), descubrió un tipo particular de células con muchas ramificaciones, que por esa razón denominó dendríticas, "con el correr del tiempo, él demostró su papel crítico en la regulación de la respuesta inmune; actuaban, nada más ni nada menos, que como directoras de orquesta de las defensas del cuerpo", explica Patarroyo.

Con el correr de los años su hallazgo tuvo enormes repercusiones en el desarrollo de vacunas, "con grandes posibilidades terapéuticas para un sinnúmero de enfermedades catastróficas, como el cáncer", afirma el inmunólogo colombiano.

'Tengo que aguantar'

Alexa Steinman, hija del profesor de 68 años de edad, conocía a la perfección los alcances de los aportes hechos por su padre, así que esa última semana de septiembre, ella y la familia le infundían ánimos con la perspectiva de la siempre esperada proclamación de los ganadores del Nobel de Medicina.

"Le decíamos: 'Papá, sabemos que las cosas no van bien, pero van a anunciar el Nobel el próximo lunes (3 de octubre)'. Y él respondía: 'Sé que tengo que aguantar. No te dan el Nobel si has muerto. Tengo que aguantar'". El 30 de septiembre el profesor Steinman perdió, finalmente, la batalla sin haberse enterado de que el Instituto Karolinska, de Estocolmo, lo había galardonado, junto al estadounidense Bruce A. Beutler y el francés Jules A. Hoffmann, con el Premio Nobel de Medicina y Fisiología 2011.

Se trata de un caso atípico en la historia de los galardones, toda vez que sus estatutos prohíben expresamente otorgar premios póstumos, salvo que el fallecimiento ocurra en el periodo transcurrido entre la concesión y la entrega del Nobel.

Y aunque ese no fue el caso de Steinman, la Fundación Nobel decidió mantener el premio, tras destacar que en el otorgamiento se obró "de buena fe", ignorando que el científico había fallecido.

Su familia y sus colegas se duelen de que hubiera muerto sin haberlo recibido, "sabíamos que era candidato desde hacía mucho tiempo, incluso se había convertido en un chiste viejo para nosotros. Él sólo habría querido el reconocimiento -recuerda Sarah Schlesinger, directora clínica de la Universidad de Rockefeller-, pues para él todo giraba en torno a su trabajo".

REDACCIÓN SALUD
CON INFORMACIÓN DE REUTER

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