jueves, 16 de junio de 2011

Patarroyo y el desempleo

Edición impresa >> Leer artículo en ELDIA.ES


ES RECONFORTANTE que, en un periodo tan definido por el reinado absoluto del mercantilismo puro aplicado a cualquier actividad, y en el que "tanto tienes tanto vales", surjan personas que entreguen, aunque sea parcialmente, sus consecuciones a los congéneres, marginando esa obsesión exclusiva por ganar más y más dinero a toda costa.

Manuel Elkin Patarroyo, en principio un modesto inmunólogo colombiano, tuvo la suerte -seguro que muy buscada- de convertirse en el máximo responsable del desarrollo de una vacuna sintética descubierta por él mismo contra la malaria. Y más allá de propiciar la rentabilidad inmediata en el diseño capitalista para exprimir hasta las últimas gotas de su éxito, fue capaz, basándose en un reconocido mundialmente sentido de la responsabilidad social y solidaridad, de buscar fórmulas inteligentes para la mayor difusión en los países pobres.

En un acto de generosidad poco usual en tiempos modernos, rechazó ofertas de empresas farmacéuticas para vender la patente, en concreto por 74 millones de dólares, y donó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el descubrimiento. Más allá del hallazgo destapado, el camino elegido para ponerlo en manos de la Humanidad ha propiciado un acercamiento a la solución de muchas lacras. Como consecuencia de su altruismo consiguió, apoyado en el prestigio internacional adquirido, ir canalizando otras distintas iniciativas de lucha contra enfermedades como la tuberculosis o la lepra.

Sencillo, asequible y amigo de Canarias, ha estado recientemente en Tenerife. Muchos dicen que será el próximo Premio Nobel, pero estoy seguro de que no le corre prisa alguna. A él lo que le interesa es avanzar y avanzar. La fundación que dirige, superada la fase de pruebas en monos con un 90% de éxito, desarrolla actualmente en seres humanos la aplicación de sustancias basadas en principios químicos que pueden sintetizar las claves para elaborar medicamentos aplicables a todas las enfermedades infecciosas conocidas hoy en día. De las quinientas diecisiete existentes en el mundo, solo quince tienen vacuna moderna, y si lo consigue puede erradicar todas de cuajo.

Con palabras sencillas explica el fundamento de los medicamentos que prevendrán estas enfermedades infecciosas que matan a muchos millones de personas cada año: "Darle la vuelta a los deditos de las manitas del microbio para hacerlos visibles, en alusión a las únicas partes que se pegan a las células, porque el resto del parásito no contagia y, por tanto, no sirve para la elaboración de la vacuna, al no garantizar la prevención de la enfermedad al cien por cien. Así, la molécula (copiada químicamente y después modificada) se vuelve altamente productora de anticuerpos, de defensas, y puede ser utilizada como vacuna".

Viene a ser un método para fichar al bicho por las huellas dactilares y a partir de ahí clonarlo para que en pequeñas dosis sirva de inoculación preventiva.

¡Bien! En el tratamiento del desempleo tendríamos que hacer lo mismo. El egoísmo del rendimiento inmediato, siendo lícito, no lo debe ser todo. Ante el gravísimo problema que asola a esta sociedad urge articular una cadena amplia de decisiones individuales que, emulando a Patarroyo y con origen en políticos, gestores, empresarios, sindicatos?, activen fórmulas para proporcionar actividad con mecanismos de economía colectiva, no pública, eficiente.

Si los requisitos para obtener financiación o los intereses por el dinero van a subir según el BCE; si las materias primas y los servicios imprescindibles siguen sin encontrar techo en sus subidas; si no se va a ejecutar obra pública, y si las administraciones van a recortar hasta no pagar, va a ser casi imposible que suba la demanda y sí muy probable que suba la presión fiscal.

En este panorama desolador no va a quedar otro remedio que rezar para que empiecen a surgir iniciativas. Para que empiecen a aparecer los Patarroyos del empleo y de la economía. Los agentes sociales están jugando al politiqueo y los políticos al escaqueo en un momento en que debería constarles como muy peligroso, porque hiere profundamente a un porcentaje alto de familias, sucediendo en un mundo en el que parece que a EEUU y a Europa no les queda más remedio que huir hacia adelante. En el que, por ejemplo, el destacado analista Bill Gross -cofundador y gestor del fondo de inversión Pacific Investment Management (PIMCO)- dice que las finanzas de EEUU están peor que las de Grecia con una deuda real acercándose a los cien billones de dólares.

¿Y saben lo malo? ¡Que es verdad!


infburg@yahoo.es

No hay comentarios.:

Publicar un comentario