domingo, 12 de agosto de 2012

LEY DE PROTECCION ANIMAL, TRABA PARA LA CIENCIA Y LA DOCENCIA

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Ley de protección animal, traba para la ciencia y la docencia - Aug. 11 de 2012

Por:Jesús Alfredo Cortés-Vecino Director del Bioterio, Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia - Universidad Nacional de Colombia

La captura y estudio de animales, con los respectivos protocolos científicos y éticos, es vital para conocer la biodiversidad del país. - Foto: archivo particular


Mono del género Aotus, susceptible de forma natural a la malaria. - Foto: cortesía Manuel Elkin Patarroyo/FIDIC

El proyecto de ley que dicta normas para la protección de los animales provoca gran preocupación en la comunidad académica y científica, dadas las limitaciones que impone al uso de seres vivos en docencia e investigación. Es necesario comenzar una discusión que busque el bienestar de la fauna sin afectar el progreso científico nacional.

El proyecto de Ley 165 de 2011 presenta contradicciones por la falta de claridad en los conceptos sobre los que se fundamenta. Por ejemplo, la noción de animal, que abarca a múltiples especies (corales, gusanos, insectos, vertebrados, etc.), solo parece referirse a vertebrados (especialmente a mamíferos). Esta falta de claridad comprometería la investigación zoológica en general.

La iniciativa no diferencia entre investigación y experimentación, lo que implica que cualquier docente o investigador que aborde temas que incluyan animales para desarrollar habilidades o producir conocimiento incurriría en un comportamiento considerado ética y legalmente inapropiado. Así, se frenarían estas actividades en disciplinas que utilicen o estudien a los animales, incluidas áreas no exclusivamente experimentalistas, como sistemática, ecología y biodiversidad.

La norma también ordena el reemplazo de animales. La preocupación es válida, tanto desde el punto de vista ético como económico. En muchos casos, el uso de simuladores para procesos simples es posible y deseable. Sin embargo, la vida es un fenómeno complejo: en ella el conjunto es más que la suma de sus partes. Hasta ahora ningún esfuerzo ha recreado de manera artificial ni siquiera el más mínimo proceso viviente.

Prohibición irresponsable

Dado lo anterior, no se puede pretender que, con el conocimiento actual, se puedan sustituir los animales en la mayoría de casos. Por tanto, el plazo de un año que da el proyecto de ley para implementar modelos alternativos resulta irreal e imposible de alcanzar.

De hecho, puede considerarse como irresponsable la prohibición de experimentar con ellos, dado el costo que esto implica para la salud de las generaciones futuras. La investigación mediante la utilización racional de seres vivos da la oportunidad de aliviar las problemáticas en salud humana y animal.

La experimentación es costosa en términos económicos y sociales, y existe la preocupación a nivel científico y ético por que esta se desarrolle con plena justificación y calidad. El uso de animales no solo es reglamentado a través de las normas y leyes vigentes, la comunidad científica se autorregula por medio de los procesos de evaluación de proyectos, actividades, productos y publicaciones. De esta manera, relaciona la validez académica y científica con su buen y justificado empleo.

Experimentación con monos

Recientemente, en el centro de la polémica está la investigación sobre la vacuna contra la malaria (causada por Plasmodium falciparum). Esta es liderada por el profesor de la Universidad Nacional de Colombia Manuel Elkin Patarroyo, en la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (FIDIC). Allí, se emplean como modelo a monos del género Aotus, susceptibles de forma natural a la infección.

Esta condición, junto con la similitud genética del sistema inmune que comparten con los humanos, lo hacen un patrón fundamental en el estudio de la enfermedad, dado que en el caso de P. falciparum es imposible reproducir la respuesta inmune en cultivos celulares, modelos computacionales u otros animales.

En la pesquisa del profesor Patarroyo se dan varios elementos que permiten entender cómo la implementación de esta ley frenaría el progreso científico en general. En este caso en particular, afectaría el desarrollo de una vacuna contra una enfermedad que afecta a 200 millones de personas, de las cuales mueren un millón cada año.

En primer lugar, se experimenta con primates, que despiertan una gran empatía dada su cercanía con los humanos. Se usan principalmente en el estudio de enfermedades autoinmunes

(p. ej., esclerosis múltiple), neurodegenerativas (p. ej., alzhéimer), infecciosas (p. ej., sida, malaria, TB, etc.) y otras (p. ej., cáncer, hipertensión, etc.). Igualmente, se utilizan en investigación básica y aplicada (inmunología, células madre, trasplantes, terapia génica, envejecimiento, neurociencias, etc.), en pruebas de seguridad y eficacia de fármacos y en el monitoreo de patógenos emergentes.

Según la Organización Mundial de la Salud, la mayoría de enfermedades epidémicas o pandémicas requieren el uso de primates no humanos para el desarrollo, producción y pruebas de medicamentos y vacunas para su control. Existe consenso en la comunidad científica sobre que no hay métodos alternativos para reemplazarlos, ni se proyecta que existan en un futuro cercano. El proyecto de ley sometería, entonces, a los investigadores que trabajan con primates a un escrutinio ético y legal adicional que no está claramente definido.

En segundo lugar, en la FIDIC se experimenta con animales silvestres. En el proyecto de ley se hace hincapié en que solo se deben usar animales criados en bioterios. En principio, las investigaciones con modelos animales requieren homogeneidad. Pero, cuando se necesita heterogeneidad, la pérdida de diversidad por la crianza en bioterios no permite alcanzar los objetivos. Otros estudios, como el monitoreo epidemiológico, requieren la captura y la experimentación con animales silvestres, lo que esta propuesta legislativa imposibilitaría.

Urge una gran discusión


En tercer lugar, está el destino de los animales. En la mayoría de países donde se experimenta con primates, no existen poblaciones silvestres de estos. Por esa razón, es necesario importarlos y criarlos en cautiverio. Luego de la investigación se les practica la eutanasia o deben pasar toda su vida natural en cautiverio.

El laboratorio de la FIDIC en Leticia (Amazonas) se ocupa de que los monos, después del periodo de experimentación (menor a seis meses), sean sometidos a una cuarentena cuyo propósito es garantizar que no son un riesgo para la salud de otros animales ni de poblaciones humanas. Y luego de ser rehabilitados para garantizar su aptitud son liberados en excelentes condiciones en las zonas de captura. Este tercer enfoque es posible en Colombia. La rigidez del proyecto, causada por emular la normatividad internacional, no permitiría desarrollos propios, según las condiciones del país, e impediría la liberación de animales rehabilitados.

Es necesario abrir una discusión que informe y eduque a la sociedad y que busque el bienestar animal sin afectar la docencia y la investigación. Ante un tema que despierta tantas opiniones y tan radicales posiciones, tanto la academia como los investigadores deben asumir un enfoque reflexivo y firme orientado a preservar la capacidad de hacer ciencia de alta calidad. Desafortunadamente, el proyecto de ley no permite este propósito.


Edición:
UN Periodico Impreso No. 158

Comentario: Resulta esperanzador que la Academia se pronuncie al respecto, aunque algo tardíamente; estos planteamientos debieron ser tenidos en cuenta por quienes analizaron los alegatos y dictaron el fallo que bloqueó la investigación de Patarroyo y la FIDIC, lo que, en la práctica, es un certificado de defunción para esta institución y una condena a muerte para quienes no tienen como pagar las vacunas producidas por la industria farmacéutica.

La comunidad científica y la academia en pleno deben, tienen, que pronunciarse sobre este asunto. De otra parte, los jueces y magistrados, doctos en el conocimiento de la ley pero muy probablemente poco o nada en cuestiones científicas, deberían convocar un equipo de académicos y científicos que les proporcionen el conocimiento y el enfoque necesarios para que las graves decisiones que deben tomar consulten antes que nada mas el interés de la humanidad que tan urgentemente necesita estos desarrollos.

No deben bastar las buenas intenciones para tirar al cesto de la basura décadas de investigación y la esperanza de millones de personas pertenecientes a los grupos mas vulnerables de la población mundial. Allá ellos. Fernando Márquez

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