martes, 7 de agosto de 2012

Mineros y ecologistas: ¿nuevos 'amiguis'?

Por: ANDRéS HURTADO GARCíA | 6:27 p.m. | 06 de Agosto del 2012
Andrés Hurtado García

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Que ellos, que lo saben todo, establezcan criterios para adelantar minería amable con el medio ambiente y que el Presidente cumpla.

Atando cabos recientes, no pude evitar un ataque de risa dolorosa. El Presidente dijo hace poco en Inírida que no permitirá "la minería criminal". A renglón seguido, la prensa publicó el mapa de las regiones de la Amazonia y la Orinoquia en las cuales se ubican la casi totalidad de los 17 millones de hectáreas que el Gobierno entregará a la locomotora de la minería. "Loco" motora, porque mal encaminadas las cosas serán una locura criminal. El otro cabo se encierra en el acertado título que Javier Silva Herrera escribió en su página de EL TIEMPO: 'Queremos una nueva cultura de la biodiversidad', donde explica la nueva política del Gobierno para aprovechar al máximo nuestra cacareada y riquísima diversidad. Atando estos cabos, me reafirmo en la aseveración que hice hace 15 días: "Señor Presidente, deje de dar contentillo a todo el mundo, que esa es la peor forma de gobernar".

Repito y me reafirmo: sería una locura no explotar el oro, el platino, el coltán y todo lo que el subsuelo nos ofrece. Pero mayor locura sería hacer minería irresponsable con el medio ambiente. En esta locomotora están montados las grandes empresas y los mineros artesanales, que también ellos hacen muchísimo daño a los ríos. Sabios tiene el país, algunos fueron o son funcionarios del Gobierno y los oímos pontificar a menudo sobre medio ambiente. Que ellos, que lo saben todo, establezcan criterios para adelantar minería amable con el medio ambiente y que el señor Presidente, que proclama que "no permitirá la minería criminal", cumpla con su palabra.

La minería grande y pequeña siempre hará daño al medio ambiente, pero deben sopesarse los daños y los beneficios. Lo que no se debe permitir es que esta locomotora arrase con la selva amazónica, la Orinoquia, los páramos, los parques nacionales, los bosques de cordillera y los ríos. Esta comisión de sabios decidirá si en determinado caso se puede adelantar minería en un bosque pequeño y potreros aledaños donde no haya perjuicio para las fuentes hídricas (como llaman los sabios al agua), con tal de que, por ejemplo, se exija a la empresa que se encargue de la protección a rajatabla de un gran espacio natural, como puede ser un páramo. Lo veo factible y Colombia saldría ganando por doble partida: los abundantes dineros que las empresas mineras deben aportar al país y la salvación de un espacio vital para nacimientos de agua. Así se podrían conjugar en parte y aceptablemente los inconjugables intereses de ambos sectores: mineros y medio ambiente.

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Nada que ver con lo anterior. 1. Qué problema tan complicado subir cada año unos pesitos al salario de los obreros. Y aterra la facilidad con que algunos se aumentan astronómicamente sus salarios, sin consultar a nadie y en cuestión de segundos. Por eso, cuando yo sea grande me gustaría ser gerente del Acueducto de Bogotá, que, según dijo EL TIEMPO, encaramó olímpicamente su sueldo a 25 millones de pesos mensuales.

2. Con la reticencia de los parlamentarios a imponer penas severísimas a los conductores ebrios, uno se pregunta si no será que ellos quieren curarse en salud porque conducen sus flamantes carros oficiales sin entregar las llaves.

3. Por lo demás, invito a los lectores a la XV Semana de la Montaña y de la Antártida, los días 21, 22, 23 y 24 de agosto en el Colegio Champagnat. Habrá conferencias audiovisuales sobre el descongelamiento de los glaciares, los cocodrilos del Llano, Islandia, país maravilloso, y el invitado especial es el español Jerónimo López, autoridad mundial en la Antártida. Habrá, además, el prestigioso Festival Banff de cine de naturaleza. Entrada gratuita.

Comentario al margen: En los momentos y escenarios en que realmente se necesitan los ecologistas, algunos desaparecen, miran para otro lado, no oyen, no ven, no escuchan, no les interesa. Que sus voces se escuchen alto y fuerte en defensa de la Amazonia, del agua, de la vida, si es que hay coherencia en sus actos. Fernando Márquez.

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