martes, 24 de diciembre de 2013

La UQ es grande en investigación científica

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Manuel Elkin Patarroyo estuvo como conferencista invitado en la universidad del Quindío con motivo de los 20 años del centro de investigaciones biomédicas de esta institución que además lleva su nombre.

¿De qué trató la conferencia que dictó en la universidad del Quindío?
Debo decir que hace aproximadamente 12 años no visitaba a Armenia y que el motivo de estar aquí son los 20 años que está cumpliendo el centro de investigaciones biomédicas Manuel Elkin Patarroyo de la universidad del Quindío, lo que es un honor para mí que lleve mi nombre. En la conferencia hablé sobre el desarrollo de las vacunas, ya que en este tiempo se han presentado unos avances espectaculares, por ejemplo, en África estamos adelantando los nuevos estudios y ensayos de vacunación en seres humanos y lo que hice fue compartir los resultados de algunas investigaciones y de alguna manera la metodología lógica para llegar a realizar cualquier tipo de vacuna.

¿Cómo califica el trabajo que se hace en el centro de investigaciones biomédicas de la universidad del Quindío?
Es un trabajo muy bien estructurado desde la rectoría de la universidad y sus decanaturas tanto de ciencias como de medicina para que se desarrolle una labor investigativa básica muy buena, sobre todo en lo que se refiere a toxoplasmosis —enfermedad infecciosa transmitida por el protozoo toxoplasma gondii, cuyo hospedador principal es el gato y otras especies de felinos, por lo que se debe evitar el contacto con sus heces, pero además consumir alimentos o agua contaminada y carne mal cocida—, patología en la que han obtenido unos resultados sobresalientes en cuanto al reconocimiento de los mecanismos de invasión de este parásito en las distintas células y ya tienen un candidato de vacuna y esa es la razón por la que están trabajando de manera activa en ese contexto con el doctor Manuel Alfonso Patarroyo, mi hijo. También tienen otros productos de origen natural, no solo para la infección del virus del dengue, sino también para otras enfermedades y sé que desde tiempo atrás han trabajado arduamente en la tipificación y caracterización de las distintas cepas del toxoplasma gondii que ha tenido unos patrones de virulencia distintos en el Quindío con respecto a los del resto del mundo, lo que permite establecer mejores maneras de tratamiento y también han diseñado una serie de catálogos para el reconocimiento e identificación de este parásito.
De esta manera, no solo tiene un avance en el campo científico, sino en el educativo, pues se ha logrado establecer un grupo de gente muy capacitada.

¿Cuál es uno de los problemas que se evidencia en el campo de la ciencia en Colombia?
No hay continuidad en las políticas de ciencia en el país, aspiramos que la doctora Paula Arias la nueva directora del departamento administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación, Colciencias, permanezca bastante tiempo en este cargo para tratar de mejorar esta situación, pero estoy casi seguro que al terminar el gobierno del presidente Juan Manuel Santos —en siete meses e independiente de que sea reelegido— es seguro que se va a reemplazar a esta persona y ya serían cuatro o cinco directores de esta importante entidad en tan solo cuatro años.

Pese a las dificultades que se presentan en el país, ¿cómo está el nivel investigativo de los jóvenes colombianos?
Los jóvenes en Colombia sí están investigando y una de las cosas que me es grata es poder decir que hace 40 años, cuando nosotros comenzamos a hacer investigación científica, hacer ciencia era un ave rara. Hoy en día en Colombia realmente hay una conciencia de investigar más no en los directivos, definitivamente los dirigentes no han tomado conciencia de la importancia de hacer ciencia, los muchachos saben y quieren trabajar en este campo, porque saben que ese es el camino del desarrollo de los pueblos, pero los mandatarios no la tienen y no hay un apoyo ni un esfuerzo por parte de estos a los científicos y el problema está ahí, si no hay unas políticas estructuradas, los universitarios o graduados van a tener muchas dificultades en los trabajos investigativos que decidan realizar, porque es como construir una catedral, tarda mucho tiempo e inclusive es una labor de generaciones que necesita mucho el apoyo de los dirigentes políticos para lograr un mejor desarrollo científico y tecnológico de Colombia.

¿Qué ha pasado con el permiso para recolectar primates con fines científicos de la Fundación Instituto de Inmunología, Fidic?
Lo único que espero es que se acabe la locura de algunos ecologistas que convencieron a dos personas del Consejo de Estado de la subsección C, para que cerraran nuestras estaciones de micos en el Amazonas, basados en una información falsa en la que se nos acusa de tráfico de fauna silvestre desde el otro lado de la frontera. Afirman que nosotros trabajábamos con monos que traíamos del otro lado del río Amazonas o sea del Perú pero resulta que los datos a nivel de DNA aportados por la universidad Nacional de Colombia demuestran que los monos se encuentran en la misma proporción en Perú y en Colombia y por la mentira de que teníamos micos peruanos para las investigaciones estamos al borde del cierre de la Fundación Instituto de Inmunología, Fidic.

¿Cuál fue el primer proyecto investigativo en el que trabajó?
Yo era un niño cuando eso, a los 19 años comencé a hacer investigación científica en virus que causan una enfermedad parecida al ébola que se denominan fiebre hemorrágica boliviana y uno de esta misma fiebre pero colombiana que se llama machupo, y nunca he cambiado de línea siempre he estado enfocado en la búsqueda de vacunas. Pero en sí, fue a los 9 años que inspirado por un cuento cómic que me regalaron mis padres sobre la vida de Luis Pasteur que yo decidí que quería ser científico y principalmente trabajar para hacer vacunas.

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