Una de las muchas muestras de apoyo que ha recibido el Profesor Patarroyo desde otros países en los que probablemente se entienda más y mejor la tragedia humanitaria que constituyen los más de un millón de muertos por malaria cada año.
Ojalá los señores miembros del Consejo de Estado encargados de hacer justicia puedan realmente hacerla, no desde la perspectiva de ciertos intereses foráneos sino desde aquella que tiene la humanidad más pobre y vulnerable del mundo. Ojalá.
Ojala se revise el fallo del jurado, porque la magnitud del trabajo del Dr. Patarroyo implica a toda la humanidad, y sin monos (su gran ventaja) al ser inmunes al parásito de la malaria, no hay investigación posible. Esta inmunidad es posible por la altura de los nidos de estos micos amazónicos, que además de la selva colombiana, también pueblan la peruana, brasileña y boliviana. Unos animales que tienen la fortuna de servir a la humanidad y ser posterioremente liberados ilesos y totalmente curados, en lugar de ser criados en jaulas y sacrificados como ocurre con las investigaciones con aotus a nivel internacional.
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