lunes, 9 de mayo de 2011

Nueva esperanza contra la malaria


Una mujer atiende a una enferma de Malaria en Agartala (India). :: PARTHAJIT DATTA / AFP

10.05.11 - 00:12 -
J. L. ÁLVAREZ | MADRID.

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El proyecto será financiado por un grupo de multimillonarios, tras el fracaso de las negociaciones con la industria farmacéutica

Patarroyo anuncia una vacuna mejorada que comenzará a probar en humanos el próximo año

«Es un descubrimiento que sienta muy mal a los laboratorios, como un puntapié en la cara»

Manuel Elkin Patarroyo ha vuelto a poner un nuevo cerco a la malaria o paludismo, la enfermedad producida por parásitos que cada año suma 210 millones de casos y cuya incidencia de muertes es de más de dos millones de personas, de las que el 90% viven en África. El inmunólogo colombiano, tras pelear con la industria farmacéutica por abaratar costes y el precio final para que la nueva vacuna pueda suministrarse a los más necesitados, anunció ayer que ha encontrado a 25 mecenas multimillonarios dispuestos a crear un consorcio para producirla.

La nueva vacuna contra la malaria, llamada 'colombian falciparum vaccine' (colfavac), ha alcanzado una eficacia del 90% en monos aotus y podría ser probada en humanos a partir de junio de 2012. La importancia de su éxito en primates radica en que los parásitos que la originan, del género 'plasmodium', afectaban a los gorilas antes de ser trasmitidos a los seres humanos.

Durante la conferencia 'Nuevas vacunas para las viejas infecciones' pronunciada en Molina de Segura (Murcia), Manuel Elkin Patarroyo explicó que su primera vacuna contra la malaria, la 'Spf66', que descubrió en 1986, solo tenía un grado de inmunización para el hombre de entre el 30 y el 40%, por lo que la considera «incompleta». Con el avance de la ciencia y al descifrarse el genoma de los parásitos que se transmiten al torrente sanguíneo, realizado por el profesor Mauricio Calvo, la vacuna fue perfeccionada.

Según dijo el experto colombiano, la dosis fue mejorándose al descifrar la estructura química del parásito hasta llegar a determinar cómo eran afectados los glóbulos rojos de los infectados. De esta manera, se modificaron aminoácidos y se prepararon las nuevas dosis para luchar contra la invasión.

Patarroyo quiere conseguir que aumente la posibilidad de inmunizar a millones de personas ante una de las enfermedades más mortíferas que se conocen, cuyos primeros síntomas son fiebre, escalofríos, sudoración y dolor de cabeza, que se repetirán de manera cíclica al cabo de los días.

El agravamiento de los afectados llega con la aparición de náuseas, vómitos, tos, heces con sangre, defectos de coagulación sanguínea, insuficiencia renal y hepática y trastornos del sistema nervioso. Los enfermos caen en coma y mueren. Muchos de los afectados no desarrollan los síntomas mientras que otros son resistentes a cualquier tratamiento.

Polémica con las patentes

En un principio, la nueva vacuna de la malaria ha sido financiada por el Gobierno de Colombia. Según Manuel Elkin Patarroyo, ahora parece que se han interesado en el proyecto de su desarrollo la Agencia Española de Cooperación Internacional, la Fundación para la Investigación Solidaria de Navarra y la Universidad de Rosario (Colombia). Sin embargo, el experto no dudó en criticar la política de patentes, exclusivas y vinculaciones de algunas instituciones que impiden a otros científicos trabajar con él.

También arremetió contra la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la que dijo que fue «patética» durante su actuación ante la gripe A, lo que demostró la existencia de «una serie de intereses creados a su alrededor». Por ello, y pese a que cedió la patente de su primera vacuna contra la malaria a la OMS, ahora no tiene previsto hacer lo mismo con la nueva. «Es un descubrimiento que sienta muy mal a la industria farmacéutica, como un puntapié en la cara, porque tienen un mercado más grande que el de las petroleras».

Según recordó, una multinacional farmacéutica le llegó a ofrecer la vacuna a un precio de 75 dólares la dosis. El había calculado que debería rondar los 10 céntimos de euro. Por este motivo, Patarroyo rechazó la oferta de la empresa, dado que de otra manera la vacuna nunca llegaría a los más necesitados, «que es para lo que he estado trabajando durante los últimos 33 años». «No somos instituciones de beneficencia y tenemos que responder ante nuestros accionistas», afirma que le espetó un de los máximos responsables de uno de los laboratorios.

Anunció, además, que tras lograr la fabricación de vacunas sintéticas, el Gobierno cubano le ha propuesto el desarrollo de dosis para combatir el dengue, mientras que en Brasil le han encargado encontrar la solución para luchar contra la amigdalitis, de la que ya tiene la fórmula.

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