lunes, 5 de mayo de 2014

¿Y LA JUSTICIA COLOMBIANA QUE?


Entropika es una ONG cuyas fuentes de financiación, según su propia página web, provienen en su totalidad de organizaciones extranjeras entre las que mencionan:

  • Funding institutions: The Whitley Fund for Nature, The Rufford Small Grants, Rainforest Concern, WWF - EFN, The International Primate Protection League (IPPL – US), The British Union for the Abolition of Vivisection (BUAV - UK), The Kilverstone Charitable Trust, and The American Society of Primatologists.

Resulta extraño que una entidad de tales características se arrogue -¿o se lo concedió alguien?- el derecho a imponer condiciones y a vigilar las actividades de organizaciones científicas nacionales, establecidas en el país desde siempre, que por ley deben seguir los lineamientos y rendir cuentas a las autoridades colombianas en primer lugar.   

"If the FIDIC want to continue research using owl monkeys they must establish a captive breeding colony following the protocols provided by Entropika. In addition, the ruling ordered the establishment of a verification committee, to include members of Entropika in order to guarantee compliance of the judgement."  

¿Es posible que la justicia colombiana se haya declarado incapaz de manejar sus propios asuntos y tengan que entregarlos a Entropika? ¿No existen en Colombia científicos capaces de formular protocolos que atiendan a las necesidades vitales de los colombianos? ¿No saben mas de ciencia e investigación los expertos de la Universidad Nacional de Colombia que los abogados duchos en literales e incisos? ¿Por qué Entropika y no la Academia Nacional de Medicina, por ejemplo?

Pese a las demandas y cuestionamientos contra Patarroyo, la FIDIC y las autoridades colombianas competentes, como el Ministerio de Ambiente y Corpoamazonia, son estas las que deben ejercer las labores de vigilancia a que haya lugar, no terceras personas abiertamente opuestas a la investigación de Patarroyo, con el interés y los recursos necesarios para entablar demandas judiciales de manera sistemática y permanente. 

Con razón la comunidad científica colombiana se pronunció de manera tan enérgica al respecto, si de lo que se trata es, nada menos, que de someter la actividad investigativa del país al criterio de otra gente.  

Si a esto deben plegarse Patarroyo y su grupo, lo mejor será que se vayan a otro lugar donde haya personas con la sensibilidad suficiente para darle a la vida de los seres humanos por lo menos el mismo valor que los otros le dan a la de los micos, ratones, cerdos y demás animales que se utilizan para efectuar pruebas biomédicas en todo el mundo, de los contrario estará condenado a arrojar 35 años de trabajo desinteresado, arduo y honesto a la basura, para desgracia de quienes necesitan vacunas y medicamentos pero no tiene con que pagarlos.

Fernando Márquez












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