martes, 29 de abril de 2014

Científicos piden al Consejo de Estado revisar fallo sobre Patarroyo


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Tardó demasiado la comunidad científica en pronunciarse. Talvez cayeron en cuenta de que la embestida contra Patarroyo y la FIDIC es solo la primera de muchas por venir. En este país, tan dado a los extremos, no sería nada raro que un día de estos prohibieran utilizar ratones, conejos o cerdos para las pruebas y, si nadie dice nada, comer carne de vaca o matar pulgas y moscas, que también son criaturas de Dios o forman parte de ecosistemas complejos cuyo desequilibrio puede provocar la desaparición de alguna clase de pájaros en algún lugar del mundo. Vaya uno a saber!

"Uno de los requisitos para que un medicamento sea probado en humanos es que ya haya pasado la etapa de evaluación en animales en laboratorio. Es decir, que si esto no se puede permitir más se impide la realización de innovaciones científicas. Por lo tanto, no se puede crear más medicamentos ni vacunas", insisten los investigadores, quienes alertan sobre una posible "paralización" de la 'locomotora de la innovación'.

El problema, como pueden ver, no es solamente de los investigadores y científicos, sino de todos los colombianos, de todo el mundo. ¿Como es posible que los abogados tomen decisiones médicas o científicas sin asesorarse adecuadamente? ¿desde cuando la versión de una sola de las partes basta para fallar, literalmente?

Lo grave no es que los jueces sean ignorantes e incompetentes en la materia, se prepararon para otra cosa, sino que hagan caso omiso de las advertencias de los que sí saben, que ignoren documentos de importancia crítica para abordar el problema, como el informe del Instituto de Genética de la Universidad Nacional que demuestra la existencia de Aotus Nancymaae nativo en Colombia, o que no se les ocurra pensar que su tesis va en contravía del derecho fundamental de la humanidad, el derecho a la vida, que por principio deben defender.


Ojalá, para bien de todos los colombianos, estos señores tengan la suficiente inteligencia, la grandeza necesaria para enmendar su error, cometido de buena fe, seguramente, pero no por eso menos lesivo y peligroso para el país. La antítesis del derecho, de la humanidad y de la sociedad de la información que nos tocó vivir, para felicidad de quienes con argumentos barnizados de verde trafican con la vida y la salud de todos.

Fernando Márquez 



Por:  |

11:28 p.m. | 28 de Abril del 2014
Manuel E. Patarroyo
Al inmunólogo Manuel E. Patarroyo le prohibieron recolectar monos 'Aotus' para sus investigaciones.
Foto: Archivo EL TIEMPO

Advierten que decisión en contra del inmunólogo impide la creación de medicamentos y vacunas.

El fallo del Consejo de Estado que prohíbe al inmunólogo Manuel Elkín Patarroyo recolectar monos 'Aotus' para sus investigaciones contra la malaria, preocupa a algunos científicos del país.
ELTIEMPO.COM conoció una carta -firmada por 16 organizaciones científicas, y centros y grupos de investigación relacionados con el tema de las enfermedades tropicales-, en la que se defiende a la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (Fidic) y a Patarroyo, su representante científico.
"Los grupos científicos del país consideran de suma gravedad para el desarrollo de la investigación científica, el cierre del Centro de Primates del Dr. Manuel Elkin Patarroyo (…) Con esta decisión se impide que continúe avanzando la investigación científica orientada a la búsqueda y el desarrollo de medicamentos y vacunas para la salud humana ", se lee en la comunicación, la cual dirigen a la presidenta del Consejo de Estado, María Claudia Rojas.
El promotor de la iniciativa es Iván Darío Vélez, director del Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales (Pecet), de la Universidad de Antioquia. El médico anota que desde el pasado 23 de abril ha recolectado más de 150 rúbricas de científicos.
Detalla que cuenta con las firmas de Eduardo Posada y Ángela Restrepo, miembros de la Comisión de Sabios; Patricia del Portillo, directora ejecutiva de Corpogen; Luz Elena Castrillón, directora científica del Centro de la Ciencia y la Investigación Farmacéutica (Cecif); y Andrés Trujillo, director del Instituto Colombiano de Medicina Tropical.
A la iniciativa también se sumaron organizaciones, y centros y grupos de investigación como la Corporación para Investigaciones Biológicas (CIB), la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia (ACAC), Maloka Centro Interactivo, el Centro Internacional de Física y el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (OcyT).
La academia también se unió a la campaña. Por parte de la Universidad de Antioquia, firmaron: el Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales (Pecet), el Grupo Malaria, el Grupo Salud y Sociedad, el Programa Ofidismo, la Corporación Académica para el Estudio de Patologías Tropicales, el Grupo Biología y Control de Enfermedades Infecciosas (BCEI) y el Grupo Investigador de Problemas en Enfermedades Infecciosas (GRIPE).
Por su lado, la Universidad Nacional está representada por el Grupo Inmunotoxicología (sede de Bogotá) y el Grupo Sistemática Molecular (sede de Medellín).
En la misiva –que se presentaría ante el órgano judicial este martes- se aclara que todos los medicamentos y las vacunas que se requieren para prevenir enfermedades son probados previamente en animales de laboratorio, "bajo estándares de la ética científica y siempre con el cuidado y la supervisión de veterinarios y biólogos".
"Uno de los requisitos para que un medicamento sea probado en humanos es que ya haya pasado la etapa de evaluación en animales en laboratorio. Es decir, que si esto no se puede permitir más se impide la realización de innovaciones científicas. Por lo tanto, no se puede crear más medicamentos ni vacunas", insisten los investigadores, quienes alertan sobre una posible "paralización" de la 'locomotora de la innovación'.
"El hecho de que se haya ordenado cerrar el Centro de Primates implica la suspensión de las investigaciones del científico del país más reconocido internacionalmente. La gravedad es que cerrando este bioterio, el Consejo de Estado da vía libre para que se sigan cerrando bioterios, otros centros de experimentación de animales, lo que llevaría al freno total de la investigación de medicamentos y vacunas", opina Vélez.
La carta va más allá y pide al Consejo de Estado revisar su determinación, conocida el pasado 29 de noviembre.
Una controvertida decisión
El fallo de la subsección C de la Comisión Tercera del Consejo de Estado confirmó el emitido el 4 de julio del 2012 por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca.
Ese fallo –que respondió a una acción popular tramitada por el abogado Gabriel Vanegas y la primatóloga Ángela María Maldonado, directora de la fundación Entrópika- ordenó revocar a Patarroyo los permisos para la caza científica de 4.000 monos nocturnos.
En su sentencia, el Consejo de Estado afirmó: "Los humanos pueden servirse de los animales para su supervivencia, para su compañía, para investigación, en actividades laborales o recreativas, pero sin vulnerar los derechos que les asisten".
En criterio de los científicos, ese órgano judicial tomó una decisión "muy lamentable".
"Que un ciudadano considere que no se debe hacer experimentación con animales y poner tutelas, es algo completamente comprensible y respetable. Que el Consejo de Estado acoja dicha demanda sin allegar toda la información necesaria, ni visitar el Centro de Primates del Dr. Patarroyo, ni consultar con la comunidad científica, ignorando los estudios de genética que contradijeron dicha demanda, y sin analizar las implicaciones para el desarrollo de la ciencia que tiene esta determinación, es algo muy lamentable y preocupante".
Los científicos aseguran que el laboratorio -ubicado en Leticia, Amazonas-, "cumple con los más altos estándares internacionales de cuidado y manejo de animales de laboratorio y son atentidos por profesionales que conocen su trabajo y se preocupan por garantizar el bienestar de estos monos".
En su momento, los demandantes afirmaron que la Fidic incurrió en tráfico de especies al utilizar monos de origen peruano. Al respecto, Patarroyo ha dicho que el fallo desestimó los análisis de ADN de la Universidad Nacional que demostraron que los monos también son de origen colombiano.
Ante ese escenario, los científicos afirman que "la decisión del Consejo de Estado se basó en denuncias que se comprobaron no respondían a la verdad".
"No es cierto que el Dr. Patarroyo esté ingresando animales de contrabando, no es cierto que la especie de primates que está en Perú no se encuentre presente en Colombia, como científicamente fue demostrado por los estudios de ADN del Instituto de Genética de la Universidad Nacional de Colombia. Tampoco es cierto que los primates mueran al participar en los experimentos, al contrario, se demostró que luego de liberarlos en su hábitat, al final de los estudios, éstos se adaptan y se reproducen normalmente. Estos primates, de otra parte, no están en peligro de extinción".
El pasado 14 diciembre, en el artículo 'Vacunas que salvarían a 17 millones de personas, en vilo por fallo', Patarroyo afirmó a EL TIEMPO que la decisión atenta contra 33 años de trabajo dedicados a lograr una vacuna efectiva contra la malaria. En ese tiempo, detalló, ha trabajado con 21.148 monos.
"Siempre he sido muy respetuoso de las instituciones y las leyes, por eso pido que el Consejo de Estado también respete los resultados incontrovertibles de la ciencia", dijo. Añadió que el fallo aleja "la posibilidad de evitar la muerte de un millón de niños por malaria al año".
Ante esta sonada disputa jurídica, Ecuador sacó sus cartas de juego. El vecino país quiere vincular a Patarroyo y a su equipo, a su política de desarrollo de ciencia. "He recibido ofertas similares de otros gobiernos e incluso de empresas multinacionales, sin embargo, esta es la primera vez, en 45 años, que las considero seriamente", afirmó el científico a principios de este año.

MARÍA DEL PILAR CAMARGO CRUZ
REDACCIÓN ELTIEMPO.COM

@PilarCCruz
pilcam@eltiempo.com


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