miércoles, 4 de febrero de 2015

A un paso de lograr la vacuna contra la malaria

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Patarroyo afirma que le falta poco para completar la fórmula definitiva, que se aplicará a humanos.


        12:09 a.m. | 4 de febrero de 2015
 
       Foto: ARCHIVO EL TIEMPO


Consejo de Estado permitirá a Patarroyo ensayos en primates.

Hace cuatro años, cuando un fallo del Tribunal Administrativo de Cundinamarca les quitó a Manuel Elkin Patarroyo y a su equipo los permisos para investigar en animales, la vacuna contra la malaria mostraba una protección contra el parásito que la causa del 81,6 por ciento en primates.

A eso se había llegado después de 31 años de trabajo continuo, durante el que se identificaron y completaron 88 proteínas importantes del parásito, que están involucradas en la infección de las células humanas. Después de identificarlas averiguaron cómo estaban hechas, y aplicando un método inventado por Patarroyo y su equipo de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (Fidic), las fabricaron en el laboratorio, enteras y en pedazos.

“Con cada una de ellas, y con cada pedazo, probamos cuáles eran las más importantes en la infección”, explica Patarroyo.

Este trabajo, que fue publicado en distintas ediciones de Chemical Reviews (la publicación de química más importante del mundo), permitió la preparación de vacunas que empezaron a ensayarse en monos.

En ese proceso se hizo un hallazgo trascendental: muchos de estos pedazos de proteína no eran identificados por el sistema inmunológico de los monos, razón por la cual podían infectar su organismo; eso explica por qué tampoco el cuerpo humano logra defenderse del parásito.

De acuerdo con Patarroyo, eso los llevó a buscar, de manera frenética y minuciosa, una forma de que el cuerpo identificara estos pedazos dañinos.

“Durante años –señala– fabricamos cerca de 40.000 pedazos de proteínas, que fuimos modificando hasta lograr que las defensas del primate los reconociera. Eso requirió 4.000 estudios en monos. Los avances fueron divulgados en más de 50 artículos de las principales revistas de química, malaria e inmunología del mundo”.

Según Patarroyo, lograron que las defensas de los monos reconocieran sesenta pedazos de proteínas, que podrían funcionar como vacunas; la mezcla de veinticuatro de ellas permitió elaborar una vacuna que obtuvo una respuesta protectora del 81,6 por ciento. “Es el máximo nivel obtenido en animales, en toda la historia de esta investigación; otros estudios alcanzaron solo el 12 por ciento”, dice.

¿Qué viene?

Cuando el laboratorio se cerró hace cuatro años, Patarroyo y su equipo estaban en la búsqueda de otros pedazos de proteínas que permitieran elevar el nivel de inmunidad.

“El objetivo era llegar al 100 por ciento o acercarse a él. Si hubiéramos seguido al ritmo que llevábamos, lo habríamos alcanzado en dos años más, y después de eso hubiéramos empezado los ensayos en humanos, en África. Eso hubiera requerido un par de años más”, cuenta el inmunólogo.

Durante este tiempo, el equipo de investigadores ha logrado algunos avances en el laboratorio, que ahora podría probar en primates, luego de que el Consejo de Estado le devolvió la posibilidad de ensayar en aquellos.

“Hay que recuperar el tiempo perdido; vamos por el camino correcto y esperamos, en un par de años, tener la fórmula definitiva de la vacuna contra la malaria, lista para aplicarse en humanos. Todo este trabajo está soportado en bases avaladas por la comunidad científica”, dice.

Al año se registran entre 300 y 500 millones de casos de malaria en el mundo y 700.000 muertes por su causa, la mayoría en niños menores de 5 años.

CIENCIA

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