miércoles, 4 de febrero de 2015

Editorial: Patarroyo vuelve a la carga

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El Consejo de Estado le devolvió al científico la posibilidad de seguir trabajando con primates.

Por:  EDITORIAL | 
7:35 p.m. | 3 de febrero de 2015 

 La vacuna sintética contra la malaria, que ha exigido tres décadas de dedicación absoluta del científico Manuel Elkin Patarroyo y su equipo de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (Fidic), superó un obstáculo que pudo haber paralizado su desarrollo.

El Consejo de Estado anuló un fallo emitido por la sección tercera de ese mismo tribunal que canceló los permisos que tenía la Fidic para investigar con primates, amparando el derecho de los animales silvestres, particularmente de la especie Aotus vociferans. El fallo, además, ordenó investigaciones disciplinarias contra los funcionarios que habían emitido las autorizaciones de captura y experimentación. Igualmente, la sentencia puso en tela de juicio la procedencia de los simios: se dijo que esta especie no era nativa de Colombia.

Poco después, sin embargo, el mismo Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi) y el Instituto de Genética de la Universidad Nacional demostraron que los monos usados por Patarroyo también eran endémicos de la Amazonia colombiana; asimismo, quedó claro que ni la caza ni los estudios habían generado reducción en la población de micos, y que los investigadores los devolvían a la selva, sanos, al culminar los ensayos.

Estos argumentos fueron luego puestos en consideración por el mismo Consejo de Estado, que adicionalmente concluyó que la sección tercera, subsección C, había incurrido en la violación de los derechos al debido proceso y a la investigación científica de la Fidic.

En ese orden de ideas, les devolvió a Patarroyo y su equipo la posibilidad de seguir trabajando con primates, sobre la premisa de que la investigación y experimentación en animales son inevitables y redundan en la seguridad y en la salud de los seres humanos. El fallo advierte, eso sí, que los científicos deben velar por el bienestar de los monos, y que cualquier violación de normas internacionales en este sentido puede ser sancionada.

Patarroyo es un científico controversial, pero uno de los más prolíficos y respetados en su campo en el mundo. El Consejo de Estado le devuelve la oportunidad de seguir adelante con una vacuna que, en animales, ya es efectiva en un 86 por ciento.
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