lunes, 2 de febrero de 2015

Patarroyo podrá seguir usando micos en sus investigaciones

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Es lo menos que podía hacer la justicia colombiana: desmontar el adefesio jurídico del Consejo de Estado que condenaba a muerte a millones de seres humanos desvalidos, niños en su mayoría, con base en argumentos más que discutibles, para beneplácito de la industria farmacéutica. El trabajo del Profesor Patarroyo y la FIDIC es la única alternativa real que tienen de acceder a vacunas gratuitas, las demás, si es que algún día producen alguna que funcione, deberán pagarla en dólares o morir.
  
Tanto el Instituto de Genética de la Universidad Nacional, IGUN, como el SINCHI, Instituto de Investigaciones Amazónicas, produjeron y publicaron sendos estudios en los que se demuestra, científicamente, que los micos que se le acusaba de traficar al Profesor Patarroyo sí existen en Colombia, es decir, lo del tráfico fue producto de las tramoyas de algunos interesados, que los señores del Consejo de Estado acogieron sin mayores análisis, sin haber consultado a los que saben, a la comunidad científica, según se desprende del fallo que “deja sin efectos la sentencia proferida por el Consejo de Estado, Sección Tercera, de 26 de Noviembre de 2013 y en consecuencia la proferida en primera instancia por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca”   

La pregunta que debía responder la justicia es una sola: si después de condenado alguien, aparecen unas pruebas que demuestran su inocencia, ¿se debe mantener la condena porque ya se vencieron los plazos?  

Ojalá los acusadores de Patarroyo entiendan que este no es un triunfo de él sino de la justicia, de la humanidad entera, y lo dejen desarrollar su trabajo sin quitarle más tiempo valioso en demandas y alegatos estériles que solo benefician a unos pocos pero le cortan de raíz la esperanza de vivir a millones de seres desprotegidos. Talvez sea demasiado pedir, pero nada se pierde con intentarlo.

En todo caso, si insistenen seguir demandando, deben saber que aunque se demore, aunque se equivoque, aunque a veces se deje utilizar, la verdadera justicia siempre se impone.

Fernando Márquez

 
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El científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo fue impedido por la Subsección C de la Sección Tercera a continuar con la captura de micos del género Aotus. FOTO COLPRENSA
En una decisión sin precedentes la Sección Cuarta del Consejo de Estado dejó sin efectos el fallo de la Sección Tercera de ese mismo tribunal que impedía a la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia continuar con el desarrollo de la investigación sobre la vacuna de la malaria.
 
Desde noviembre de 2013, el científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo fue impedido por la Subsección C de la Sección Tercera a continuar con la captura de micos del género Aotus, vitales para la investigación sobre la vacuna contra la malaria.

Con este fallo de tutela, la Sección Cuarta del Consejo de Estado protege el derecho fundamental a la investigación científica y al debido proceso de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia.


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