sábado, 18 de diciembre de 2010

CANIBALISMO MORAL


De cuando en vez, aparecen personajes como Angela Maldonado, una administradora de su empresa, una ONG que se nutre de la figuración y reconocimiento que pueda conseguir, apelando al sensacionalismo y a la sensiblería. Nada de lo que dice puede ser sustentado de forma objetiva, y hace parte de un esfuerzo de usar la relevancia de Patarroyo como apalancamiento para encumbrar sus pobres meritos como investigadora.

Las autoridades ambientales de la zona han comprobado, hasta la saciedad, que las conductas de Patarroyo son las adecuadas, los monos son devueltos a su habitat, en buenas condiciones, certificadas por veterinarios externos al grupo de Patarroyo.

Solo queda entonces el chisme, la difamación, el canibalismo moral de personajes que como parásitos quieren nutrirse de la relevancia que ha alcanzado Patarroyo sin tener más meritos que su oportunismo para fijarse en un objetivo que por su altruismo, se abstiene de responderles con la misma moneda.

La doctora Maldonado, tan guerrera, no denuncia la deforestación del narcotrafico en el amazonas, el tráfico de madera, el tráfico de peces ornamentales y otros asuntos más relevantes, con nombres y apellidos, por la sencilla razón de que su guerrerismo no le alcanza para tanto. La discusión sobre si existe o no la especie X o Y es una discusión académica, que se arregla con estudios serios en la zona.

No existen "cientos" de artículos, es más, los pocos estudios que existen no son concluyentes. Así que, todo se reduce a un grupo de gente, ecólogos de escritorio, administradores de su ego, que se han dedicado a atribular a uno de los pocos colombianos que sí saca la cara. No con bulla, no con premiecitos de pacotilla, sino con trabajo y hechos. Gente envidiosa, que como Goebels, difaman y difaman, para que algo quede. Y quedo... Tiquetes para pasear a cuanto congresito, los vítores de una exministra con una gestión irrelevante, una académica que poco de bueno, y mucho de mediocre tiene, y un Whitley. Felicitaciones.

Por biretia en EL ESPECTADOR

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