sábado, 2 de abril de 2011

Editorial: Vacunas a la colombiana

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Por: REDACCIÓN ELTIEMPO.COM | 8:51 p.m. | 01 de Abril del 2011



Lo novedoso de la investigación de Patarroyo y su equipo es la vía que proponen para crear vacunas.

Con expectativa y una prudente cautela: así recibió el mundo el más reciente anuncio del científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo y su equipo de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (Fidic).

No es para menos, si se tiene en cuenta el tamaño de la propuesta de los investigadores criollos, construida paso a paso a lo largo de 33 años y soportada en por lo menos 300 artículos científicos publicados durante ese tiempo, en revistas tan reconocidas como Nature, The Lancet y Journal of Infectious Diseases.

Chemical Reviews, la publicación científica de química de mayor impacto en el mundo científico, divulgó dicha investigación, que postula las bases que permitirían a laboratorios del mundo crear vacunas sintéticas. En otras palabras, da la 'receta' para fabricarlas contra muchas infecciones, en un mundo en el que la resistencia de las bacterias crece y en donde rara vez se investiga para hallar un antibiótico. Eso, per se, es importante. Dos de ellas, producidas a partir de estos principios, ya han sido dadas a conocer en los últimos tres meses por la Fidic: una sintética contra la malaria, que alcanzó, de acuerdo con los investigadores, una efectividad del 90 por ciento en monos Aotus y que será ensayada en humanos. La otra es contra el estreptococo, la bacteria causante de la fiebre reumática, que desarrolló en colaboración con científicos del Brasil.

Lo novedoso del asunto, y por lo cual Patarroyo y su equipo son reconocidos, es la vía que proponen para producir vacunas. Los biológicos con los que hoy se cuenta se elaboran utilizando al microbio causante de la infección (entero, mutado, muerto o fragmentos de él). Cuando estas sustancias se introducen en el cuerpo, estimulan el sistema inmunológico para que produzca defensas contra él. La idea es que cuando la persona vuelva a entrar en contacto con el germen, su organismo pueda defenderse.

El problema es que esta vía de elaboración de vacunas, la biológica, es limitada. Como la gran mayoría de estos microorganismos logran hacerse invisibles para el sistema inmune, este no puede generar defensas contra ellos. Uno de esos patógenos esquivos es el Plasmodium falciparum, causante de la malaria.

Para Patarroyo y su grupo, este parásito es un viejo conocido. En el laboratorio han luchado por décadas, a brazo partido, por descifrarlo, con miras a generar una vacuna para contenerlo.

El trabajo divulgado en Chemical Reviews recoge los resultados de todas esas batallas. Muestra que los investigadores de la Fidic no solo descubrieron la forma como el Plasmodium engaña al cuerpo, sino que identificaron las partículas que dañan al organismo e inventaron la forma de fabricarlas, una por una, en el laboratorio. Luego, las modificaron para que el cuerpo las identifique y reaccione, produciendo defensas suficientes y permanentes que actuarán en caso de que la infección llegue. En teoría, estos principios servirían para elaborar vacunas sintéticas contra más de 500 microorganismos responsables de graves enfermedades, como el dengue y la tuberculosis.

La cautela, hay que insistir en eso, es una norma en ciencia. Es normal que se escuchen voces que critiquen o manifiesten dudas sobre los hallazgos; eso, al igual que los fracasos, forma parte del proceso científico. Pero hasta las críticas deben ser prudentes: si bien Patarroyo ha sido blanco de descalificaciones, no se puede desconocer que, de lejos, es el científico más productivo del país. Engañar a los pares que calificaron esta investigación es más difícil que inventar vacunas. De comprobarse en la práctica este avance, Patarroyo y su equipo le habrán dado un quiebre a la ciencia.

editorial@eltiempo.com.co

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