domingo, 3 de abril de 2011

Perfil de Manuel Elkin Patarroyo, un hombre de odios y amores


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Por: CARLOS F. FERNÁNDEZ - SONIA PERILLA S. | 7:54 p.m. | 02 de Abril del 2011


Patarroyo no ha recogido su diploma de médico en la Nacional: 'Dijeron que debía sellarlo y firmarlo, y no sirvo para eso. Odio los formalismos'.

Sus detractores lo califican de charlatán y publicaciones científicas y pares validan su trabajo.

Manuel Elkin Patarroyo tenía nueve años cuando leyó por primera vez sobre las vacunas. Se trataba de un cómic que recogía la historia de Louis Pasteur, y que según el psiquiatra Ismael Roldán, su amigo desde hace 35 años, le marcó la vida. Esa fue la forma como el sargento de la Policía Manuel Patarroyo Leyva y Julia Murillo, papás de Patarroyo, lo mantenían entretenido en medio del encierro en el que vivía junto con sus cuatro hermanos, en Girardot (Cundinamarca), a donde llegaron luego de que la violencia los sacó de Ataco.

Dejó claro su deseo de hacer vacunas desde su ingreso, en 1965, a la facultad de medicina de la Universidad Nacional. Tenía 18 años y lo primero que hizo fue buscar a los profesores que investigaban, entre ellos a Emilio Yunis, el más connotado genetista de América Latina. Con él aprendió los principios de la genética y dio inicio a una carrera académica que comenzó al lado del virólogo Ronald Mackenzie, y que lo llevó a las universidades de Yale y Rockefeller (Estados Unidos), donde trabajó, entre muchos otros, con el inmunólogo Henry Kunkel y el Premio Nobel de Química Bruce Merrifield, que es uno de sus mentores.

Desde comienzos de los 80, concentró sus investigaciones sobre vacunas sintéticas en el Instituto de Inmunología de Colombia, que ha sido el escenario de la mayoría de sus logros y ratos amargos.

Estudiantes y pares lo califican como un trabajador incansable, creativo y riguroso; de eso dan fe los 325 'papers' publicados por él en revistas de alto impacto en ciencia, como Nature, The Lancet, Journal of Infectious Diseases y Chemical Reviews.

Pese a eso, Patarroyo es blanco de polémica y descalificaciones.

El disparador fue, curiosamente, el hallazgo que lo hizo famoso: la creación de la primera vacuna sintética contra la malaria, en 1986. Eso lo convirtió en una especie de estrella de la ciencia, sobre la que todo el mundo puso la lupa.

Sin embargo, la baja efectividad que la vacuna obtuvo en diferentes ensayos llevaron a sus críticos a tildar el trabajo de fracaso. Ahí empezaron los problemas, sobre todo en Colombia, donde muchos han justificado que el Estado le niegue recursos a su trabajo.

Patarroyo -que asegura que tras el interés de desprestigiarlo hay multinacionales que se afectan con sus estudios- dice que si no fuera por los recursos que le entregan el gobierno español y la Universidad del Rosario, no hubiera podido seguir adelante.

La reciente publicación en Chemical Reviews, la revista de química más importante del mundo, de una investigación a través de la cual presenta las bases para elaborar vacunas sintéticas contra la mayoría de las enfermedades infecciosas, es la forma en que responde por su trabajo.

"En ciencia se habla con 'papers', así como los magistrados lo hacen con sentencias", dice Yunis, que se refiere a Patarroyo como un científico brillante y persistente, "uno que sabe para dónde va".

El genetista Elkin Lucena afirma que muchos de quienes critican tanto a Patarroyo le tienen envidia: "Es un hombre especial, viene de abajo, es dueño de una terquedad terrible y no se le ha arrodillado a nadie", dice.

La doctora Ángela Restrepo, la mujer más destacada en ciencia en Colombia, dice que Patarroyo es un "científico cabal, que persigue sus metas sin desfallecer. Es persistente, aguantador y visionario".

Quienes antes lo criticaban a viva voz, han preferido guardar silencio en esta oportunidad, a la espera de que lo propuesto en la teoría se lleve a la práctica.

En lo personal se dice de él que es "farandulero" y hasta "pantallero". Patarroyo es consciente de que no le gusta a todo el mundo: "No voy con los formalismos y eso choca, pero eso nada tiene que ver con la ciencia; puede que digan que la primera vacuna no funcionó, o que soy un pantallero, pero científica, ética y moralmente, nadie me ha cuestionado", dice.

Un trabajo reconocido

Estos son tres de sus logros mundiales

1. El 26 de enero de 1986 Patarroyo anuncia la primera vacuna de la historia, químicamente producida, contra la malaria.

2. Fue galardonado, el 31 de octubre de 1994, con el Premio Robert Koch, por su trabajo pionero en el desarrollo de la vacuna sintética contra la malaria.

3.Chemical Reviews, la revista de química más importante del mundo, publica, el 28 de marzo, el método para el desarrollo de vacunas sintéticas.

CARLOS F. FERNÁNDEZ - SONIA PERILLA S.
REDACCIÓN SALUD

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