domingo, 13 de abril de 2014

Investigadores se rebelan por clasificación de Colciencias

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Mejorar la calidad de las publicaciones científicas colombianas era un deber que Colciencias estaba en mora de cumplir. Los grupos de investigación que normalmente publican sus artículos en revistas internacionales indexadas de alto impacto no tienen nada que temer, ese debe ser el rasero con el que nos medimos si es que queremos evitar que con la producción científica nos ocurra lo mismo que con las pruebas PISA. 

Los grupos e investigadores que no cumplen actualmente con los estándares de medición requeridos deben iniciar desde ya la tarea de ponerse a tono con las nuevas exigencias, que redundarán en mayor cantidad y calidad de las publicaciones nacionales.  Es necesario ponernos a tono con los sistemas de medición internaciones para ser competitivos. Algo va, con todo respeto, de un artículo publicado en Nature o el International Journal of Medicine a otro publicado en la Revista Colombiana de Ciencias Ocultas.  

Algo va de las más de 300 y pico de publicaciones en revistas indexadas de Patarroyo, que representan algo así como el 40% de la producción científica nacional, al cúmulo de publicaciones sobre investigaciones en las que se invierten cuantiosos recursos sin que estas sean realmente un aporte significativo para el país.  


La Doctora Delgado es una científica colombiana, conocedora a profundidad de temas bien complejos, decidida a hacer lo necesario para que la investigación hecha en Colombia sea de excelencia, como debe ser. Le van a llover rayos y centellas por parte de quienes no cumplen con las nuevas exigencias. A ellos solo les queda elevar su calidad o desaparecer. Felicitaciones a Colciencias por el paso dado, que es de la mayor importancia. Más vale tarde que nunca.

Fernando Márquez 

Por:  |

8:39 p.m. | 12 de Abril del 2014
Investigadores se rebelan por clasificación de Colciencias
Decenas de grupos reconocidos podrían perder su categoría.

Cambios en criterios de calidad podrían afectar la investigación en universidades regionales.

Gabriela Delgado, directora de fomento a la investigación de Colciencias, ha invertido buena parte de su trabajo de las últimas semanas en leer y responder pacientemente miles de cartas y correos de reclamo que literalmente han llovido en su despacho.
La mayoría de ellos están firmados por reconocidos docentes e investigadores de distintas universidades, que están inconformes con el nuevo instrumento de medición de grupos de investigación propuesto por esta entidad, que es la cabeza del sistema de ciencia, tecnología e innovación del país.
¿Pero qué tiene este proceso que ha levantado, como pocos, ampolla en la comunidad académica y científica? Vale decir, para empezar, que las universidades, como productoras de conocimiento, fundan buena parte de su proyección y prestigio académico en la cantidad y calidad de los grupos que conforman para investigar e innovar.
Con el tiempo, y con el propósito de homologarlos con estándares internacionales, Colciencias ha venido haciendo ajustes a los criterios con los que se valora la producción científica de estos grupos, que suele ser usada como un indicador clave, por entidades nacionales e internacionales, para clasificar a las universidades por su calidad y generación de conocimiento (ver aquí convocatoria).
Pero uno de los cambios anunciados impactará de tal modo estos parámetros, "que es posible que decenas de grupos reconocidos pierdan formalmente su categoría, y los menos fuertes incluso se queden sin el reconocimiento de Colciencias. En ese orden de ideas, el prestigio de las universidades de las que hacen parte los grupos, también se afectará", explica René Guevara, profesor del Departamento de Posgrados de la Universidad Pedagógica.
De acuerdo con Delgado, con el ánimo de lograr que la investigación colombiana pueda ser comparable en términos de visibilidad e impacto con la de otros países, Colciencias decidió usar, por primera vez, dos índices bibliográficos: Scopus e ISI, referentes mundiales de medición de la calidad de los artículos científicos.
En otras palabras, sus revistas, que estaban registradas en el listado nacional de Publíndex -que según Delgado verifica contenidos de estas publicaciones, pero no su calidad- ahora deberán entrar a Scopus e ISI, que exigen el cumplimiento de requisitos estrictos, que hoy no todas llenan. Uno es que los artículos que aparezcan en ellas hayan sido evaluados en forma anónima y por varios pares académicos alejados del grupo autor de la investigación.
En estos momentos, Colombia tiene apenas 52 revistas (que reúnen a 8.000 investigadores) entre las 20.000 de Scopus y 19 en ISI. "Estos índices –dice Delgado- le permiten saber a un investigador si alguien lo lee y lo cita, lo cual es un medidor del impacto de su trabajo. Con Publindex (que tiene 544 revistas listadas), la base de datos a través de la cual Colciencias venía reconociendo y clasificando estas publicaciones nacionales, solo se colecta información y no necesariamente se mira la calidad".
Otros expertos coinciden en que este esfuerzo de la entidad, por el contrario, va a jalonar la calidad de la investigación que se hace en el país.
El efecto de una mala nota
Felipe García Vallejo, exdirector de Colciencias, es un duro crítico del nuevo modelo de medición y asegura que "estos índices que se impusieron son consorcios comerciales, que mercantilizan la investigación; son contratados por instituciones públicas y privadas de todo el mundo, a costos elevados, a cambio de poder acceder a las publicaciones que aparecen allí. Además, los investigadores deben pagar por publicar en revistas que están en estos índices".
"El efecto más perverso de esta medición es que, si bien favorece a los grupos de mayor producción, se va a invisibilizar la investigación de las universidades regionales y de aquellos grupos incipientes", afirma el ex director de Colciencias Felipe García Vallejo.
En ese sentido, explica, las más beneficiadas son las que tienen más grupos de investigación reconocidos por Colciencias como la Universidad Nacional (que, por ejemplo, tiene 96 en la categoría más alta), la de Antioquia, los Andes, la del Valle, la UIS y la Javeriana.
El académico asegura que también se lesionaría a las editoriales universitarias pues "quién va a querer publicar una revista que no aparece en esos dos índices, pues no se va a visibilizar".
Según García, de más de 50 editoriales universitarias existentes, Colciencias solo reconoció a 28 en el 2012 por un periodo de tres años, que vence en el 2015.
Sergio Roncallo, filósofo y profesor universitario, dice que el nuevo criterio creará más de un problema para cientos de grupos de investigación. "Uno de los efectos –dice este maestro, que además es editor de una revista- es que las revistas de universidades regionales que no están indexadas en ninguno de los dos índices van a quedar invisibles y, por lo tanto, también el trabajo de los investigadores que publican en ellas. Éste entrará entonces en la categoría de 'difusión social de conocimiento', que es inferior".
Roncallo afirma que los profesores universitarios que no publiquen en estas revistas indexadas, "no podrían dar el paso de profesor asistente a asociado, pues las privadas otorgan más puntos para ascensos, si logran publicar en ellas". (Véase recuadro 'Investigadores también serán categorizados')
Para el doctor e investigador José Luis Villaveces, asesor de investigaciones de la Universidad de los Andes -quien destaca que las revistas que figuran en estos índices cumplen con criterios definidos por las comunidades científicas del mundo y que lo que se publica en ellas es resultado de una investigación seria- "una consecuencia inmediata para los grupos que salgan mal calificados, es que sus proyectos podrían ser excluidos de la financiación de Colciencias; de hecho, las buenas calificaciones podrían acabar siendo un requisito exigido por el Ministerio de Educación, para aprobarles a las universidades programas de maestría y doctorado".
Luis Fernando Marín, profesor de la facultad de comunicación del Externado de Colombia, afirma que los grupos de investigación más afectados con este cambio, serán los de ciencias sociales.
Según Marín, índices como Scopus e ISI privilegian las ciencias básicas, y un ensayo en el campo de las sociales no cumpliría con los criterios exigidos por ellos. "Así las cosas, el ensayo de Kant sobre la respuesta a la pregunta ¿Qué es la ilustración? o el Manifiesto del Partido Comunista, de Karl Marx, que han marcado la pauta en distintos campos del saber, no hubieran clasificado en las revistas de estos índices bibliográficos, a partir de los criterios de Colciencias".
Pese a las críticas, que considera injustas, Delgado defiende un proceso que, aclara, ha tomado más de dos años y durante el cual "sí se consultó y convocó a la comunidad científica", dice.
No obstante admite que, pese a los constantes llamados, de los 219.482 colombianos que registraron en las bases de Colciencias su hoja de vida como investigadores, "apenas 1.092 opinaron o participaron en la construcción de este modelo. La gente solo participa cuando el resultado no le es favorable, pero no cuando se está construyendo", afirma.
Delgado dice que aunque el proceso seguirá adelante, ya se han hecho modificaciones, a partir de las observaciones de la comunidad científica y pidió tener en cuenta que hay muchos otros productos, derivados de actividades de investigación de los grupos, que serán considerados en este modelo de medición (son en total 37). "No sólo se tendrán en cuenta las publicaciones".
Tiene claro, sin embargo, que la polémica continuará. "Colciencias no tiene credibilidad dentro de sus investigadores y académicos, y eso es fatal; si nos reconocieran, procesos como éste serían distintos. La reacción es normal. En Colombia decíamos que éramos unos 'duros' publicando en revistas que nadie lee".
Investigadores también serán clasificados
En este proceso, Colciencias buscó también actualizar y depurar la información sobre grupos, verificar el cumplimiento de requisitos para ser definidos como tal, clasificarlos e identificar a los investigadores del país, así como categorizarlos como Senior, Asociado y Junior con base en sus hojas de vida. Para ello, abrió una convocatoria en octubre del año pasado, que se cerró a mediados de enero de este año.
Toda esta información, donde se incluía la producción de grupos e investigadores, debía registrarse en la plataforma ScienTi.
En cuanto a los investigadores, la idea es que aquellos de mayor trayectoria sean ubicados en la categoría senior; sin embargo, algunos muy bien calificados y acreditados en el país aparecen como junior, lo cual ha causado molestia en algunos de ellos.
Al respecto, la directora Gabriela Delgado, tras admitir que esta nueva plataforma informática no es óptima, dice que “podemos tener el caso de investigadores consagrados que en los últimos 10 años, que es la ventana de información que tenemos en cuenta, no registren artículos ni direcciones de tesis aunque estén activos académicamente y esto afecta su categoría; o que algunos no hayan registrado de forma completa ni actualizado debidamente sus datos, lo que ocurrió en más del 50 por ciento de los casos. Vale decir que esta base de datos son estadísticas, cifras”,dice.
La funcionaria afirmó, además, que un pequeño porcentaje se encontraron, incluso, investigadores y artículos fantasma “lo cual es muy preocupante”.
Las editoriales también fueron evaluadas
Antes de esta convocatoria sobre medición de grupos, Colciencias realizó un proceso de reconocimiento de editoriales. La entidad buscaba verificar que los libros declarados y sus respectivos autores realmente existieran. Si se reconoce la editorial se reconoce el libro que con ella se publica como producto de investigación.
“Encontramos información falsa en casos específicos como revistas y libros fantasma; también que algunos ponen como resultados de investigación libros de caricaturas y poemas. Tuvimos que verificar uno a uno cada libro. Algunas editoriales cumplieron todos los requisitos y otras no", concluye.
ANDREA LINARES GÓMEZ
Redacción Vida de Hoy







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